La Excepción

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-Cariño, ¿estás bien?- la dulce voz de mi madre me despertaba, miré a mi alrededor confundida.

-Mierda... Sigo en la graduación- murmuro decepcionada y a la vez molesta, al ver a mi padre asentir, me levanto lentamente.

-Cielo, te has desmayado, pero no te preocupes, todo está bien- mi padre movió las manos y Nina me tomó en los suyos y guió hacia la salida. -Debes tomar aire.

Mierda, mierda, mierda, era la única palabra que se me venía a la mente. No fui al hospital, ni tampoco me perdí mucho de la graduación, de hecho sólo estuve inconsciente por unos 6 minutos. Nina me había puesto al tanto de las expresiones que me había perdido por caer al suelo, y mi momento de fama. Era una de mis amigas más cercanas, no tenía una mejor amiga desde la revelación de mi madre, sentía que sería injusto hacerle creer a alguien que podría serlo, siendo que le mentiría siempre.

De vuelta a la realidad, que me estaba volviendo loca, esperé ansiosa pasara algo inesperado que cancelara la fiesta, así podría dar una vaga explicación sobre el por qué no quería dar a conocer mi decisión.

Desgraciadamente eso no ocurrió. Todo salió según el plan. Me tomé la última fotografía escolar y subí al auto de mis padres, nos encaminamos a una parcela cerca de la cuidad, perteneciente a mis abuelos paternos y me hablaron claramente en el despacho, para así, luego, celebrar mi decisión.

-Hija ¿ya sabes que vas a escoger?- se acerca mi padre al escritorio donde tenía los papeles de una inscripción.

-Mmmmmmm....... ¿Es una pregunta con una respuesta directa o una retórica?- dije para ganar tiempo.

-No comiences, seré más directo, ¿qué escogerás?

Guardé silencio.

-Eso es lo que pensé, no tienes ni la menor idea, cariño, esto es normal- mi madre sonaba más apenada que comprensiva.

-Bueno, las dos cosas son iguales, además tengo 18, no pueden obligarme a elegir.

-De poder podemos, recuerda que ya sabes muchas cosas- la voz de mi abuelo paterno se escuchó a mis espaldas.

-¿Abuelo?- me volteé sin pensarlo- ¿Esta de acuerdo con ellos? Creí que no sabia nada.

-Efectivamente, esa era la idea, pero ya sabes como es todo, los secretos no duran para siempre.

Miré a mi madre desconcertada, luego a mi padre y este asintió. El abuelo había estado en el gobierno, luego involucró a mi padre con la compañía privada en la que se encontraba para mantener su secreto oculto.

-Les he hablado de tu decisión, y todos hemos concordado en que tomes una decisión de la cual no te arrepientas. Lo que quiere decir que podrás probar ambas- el abuelo me sonreía de tal forma, que solo logré abrir mi boca en señal de sorpresa.

-No lo entiendo, ¿eso es posible?- pregunté confundida.

-Claro, solo porque yo soy parte del gobierno hace muchos años y han estudiado tu situación.

-¿Esta de broma? ¿Qué planea exactamente?- quería saber que pasaría ahora.

-Muy simple mi ángel, este año irás al gobierno a entrenarte. Si no te gusta probaras en la compañía de tu padre. Pero no hay más opción. Es una o la otra ¿si entiendes?- el abuelo señaló en tono serio la ultima parte.

No podía creer que tuviera la posibilidad de probar estas dos opciones y elegir luego. Estaba muy feliz, y por un momento agradecí haber venido a la parcela de mis abuelos. Tener esta fiesta, que esperaba por una Kelly alegre.

Mientras bailaba una pieza con mi padre, luego con mi abuelo, después con mis primos, pensaba en lo que me esperaba en las agencias del gobierno. Estaba inmersa en ese futuro dolor de cabeza cuando mi madre se acerca.

-¿Estás lista?

-¿Para qué?

-El lunes comienzas, es el primer día.

Sus palabras explotaron en mi cerebro, en tan solo 3 días sería una persona diferente, adiós a la Kelly "normal" que tanto amaba. Por una vez en mucho tiempo estaba dispuesta a pegarme un tiro en la cabeza.

Misión PosibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora