La Verdad

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Me era imposible no recordar cada segundo de mi "cita" con Iker. Desde el momento en que el trineo partió, hasta el minuto en el que me dejó en casa.

Habíamos comido algo rápido en una pequeña cabaña cerca de la pérgola después del paseo y con esa actividad tan sencilla sentía que lo había conocido aún más.

Como hijo único entendía perfectamente como era la aprensión por parte de los padres. Me contó como le había costado convencer a su madre de dejarlo estudiar en el extranjero, y que cuando lo hizo lo habían mandado al internado más hermético de toda Europa, mismo lugar en donde había conocido a Ivanne, la chica de la fiesta.

Al parecer se habían hecho muy buenos amigos, tanto que al graduarse decidieron mudarse juntos a un apartamento cerca del centro. Esta información no le agradó para nada a Nate, quien apenas oyó aquellas palabras comenzó a rabiar y a proferir un millón de palabras que hubiera preferido no oír. Jake, en cambio, solo se dedicó a calmar a nuestro entrenador.

Aquella información era el balde de agua fría que tanto temía. Sin embargo, me gustaba oír sus historias. Me recordaban lo mucho que el gobierno subestimaba a las personas. Me inspiraba confianza. Quería hablarle más de mí, pero me era imposible. Zabka tenía una vida escrita, un objetivo claro y fijo. Para eso estaba hablando con el muchacho. Por trabajo. Para salvar la vida de Jake, la de Nate y, si lo conseguía, la mía. Por esta razón me obligaba a no dejar que él preguntara cosas de mi vida que me comprometieran más de lo que debía. O, que en su defecto, me perjudicaran más adelante.

- ¿Tienes idea de lo que haremos? -dijo Jake, quien estaba sentado en el escritorio que se encontraba en mi habitación. Estaba prendiendo el computador.

- No. Pero sé que no va contra las reglas -aseguré cerrando la puerta tras de mí. Íbamos a hacer algo fuera de lo común e inimaginable, algo que tenía muy nervioso a Jake, y me provocaba una inmensa curiosidad.

- ¡¿Por qué cierras la puerta, entonces?! -me acusó ingresando una contraseña en la laptop.

- Y ¿Por qué debería tenerla abierta? -cuestioné acercándome más a él para ver mejor lo que la pantalla proyectaba- ¿Cuando te volviste tan paranoico? -me burlé captando su atención mientras revolvía su cabello.

- ¿Estas de broma? -me miró incrédulo- ¿Yo? ¿Paranoico? Solo debe ser un chiste, uno no muy divertido -argumentó- Tú sabes que Juliette solo quiere perjudicarnos. Si descubre lo que vamos a hacer tratará por todos los medios de usarlo en nuestra contra y...

- ¡Solo llámala! -grité eufórica y con una sonrisa de emoción que solo lo ponía más nervioso. El plan era hablar con Macarena y Noemí vía Skype.

Estaba todo acordado. Nos habíamos mandado emails con Noemí en clave e investigado si aquello era correcto y seguro. Salvo por el argumento de Jake, todo apuntaba a qué el plan resultaría.

Mi real objetivo era descubrir el secreto de Noemí, Jake no había querido hablar de aquello, por lo que más me interesaba descubrir la verdad. El único impedimento de hacerlo era mi compañero. Necesitaba sacar a Noemí verdad por mentira. Desgraciadamente Jake me conocía demasiado y alertaría a la chica antes de dejarme siquiera intentar.

- Está llamando -me informó con cierta emoción infantil que solo provocaba deseos de besarlo.

- No me digas -respondí sarcasticamente sentándome en su regazo. Podía ver por la pantalla como un teléfono daba la señal de "llamando".

- Ten -Jake me tendió un audífono, lo habíamos decidido así, sería más seguro. Nate tampoco debía enterarse de que hablábamos con la competencia.

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