Primer día

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-¿Por qué tengo que vendarme la vista?- pregunté a mi madre molesta. No es que me interesara ver donde estaba el edificio secreto del gobierno, pero odiaba que me tratan como si fuese así.

-Fue parte del trato- se limitó a contestar.

El abuelo había logrado que mi decisión estuviera basada en hechos, lo que quería decir que tenía 1 año para ver si el gobierno me gustaba y 1 año para ver si la compañía de mi padre era mejor. En resumen hoy lunes estaban comenzando mis años de tortura.

Lo primero que mi madre ordenó fue que entrara al auto negro que usaba para su trabajo, luego me vendó y comenzó a conducir. Era muy buena despistando, como a los 5 minutos de viaje no tenía ni la menor idea de donde me encontraba. Así que decidí romper el silencio.

-¿Será así todos los días?- me volvería loca al tener que coger el auto con mi madre los 364 días que me restaban.

-Eso dependerá de lo que hoy ocurra.

-¿Qué ocurrirá?

-Eso lo tendrás que averiguar tú- sentí como se formaba una pequeña sonrisa en su rostro, había respondido en tono tan burlón, que me daban ganas salir del auto aunque estuviera en marcha.

Al llegar mi madre pidió que me quitara la venda, casi 30 minutos de viaje y ella aun me preguntaba si sabía donde estábamos.

El edificio no era tan grande, como de unos 13 pisos, color café y ocupaba alrededor de una cuadra entera. Ahora entiendo por qué nadie lo veía, estaba tan en el corazón de la cuidad que era tan obvio que llegaba a ser imposible.

-No me digas que este es el edificio- la miré con una sonrisa tonta.

-Claro que no, estás loca si crees que tendríamos una base "secreta" a la vista de todo el mundo- respondió mientras estacionaba el auto cerca del edificio- está en el subterráneo.

-¿Estas jugando?- la miré escéptica.

-Como unos -30 pisos y contando- se bajó y la seguí, luego apuntando al edificio café dijo -eso, mi niña, es el APEN.

-¿APEN? ¿Es una sigla o algo?.

-¿Quieres dejar de hacer preguntas y solo dejarte llevar?

Negué con la cabeza, pero era obvio que no le importaba, ya que continuamos nuestro camino hacia el edificio y luego subimos al ascensor. Rápidamente marcó unos pisos en secuencia casi planeada y aparecieron otros números. Presionó el -14 y comenzamos a descender. Tenía miedo de hacer una pregunta y que dejara que otras dos aparecieran en su lugar. Pero mi madre no es malvada, o al menos eso tenía entendido, puesto que trabajaba para el gobierno.

- El -14 es donde está mi oficina.

Solo asentí, no preguntaría nada, a menos que de verdad quisiera matar a alguien por una respuesta.

-Creo que lo entendiste, no has preguntado nada.

Estaba que explotaba, tenía curiosidad, quería preguntar, una palabra suya y estaría dispuesta a matar a alguien que aclarara mis dudas.

-Llegamos- dijo mientras salía del ascensor conmigo detrás.

Me sentía como un pez fuera del agua. Todos vestían de negro, estilo muy formal y se veían demasiado ocupados, tanto que llegaba a cansar el hecho de solo mirarlos.

A diferencia de estas personas yo vestía unos jeans oscuros y una chaqueta informal de cuerina roja que quedaba hermosa con mi polera blanca.

-¡Hillary!- oí la voz de mi abuelo gritar el nombre de mi madre mientras se acercaba a nosotras.

-¡Bob!

Quedé impactada al ver que mi madre olvidaba las formalidades.

-¡Kelly! Ya has llegado, bienvenida- dijo el abuelo mientras me abrazaba.

-Abue...- tapó mi boca con tanta rapidez que me congelé.

-Kelly, no termines ese sustantivo común, usa el propio.

-¿Qué?

-Aquí todos somos iguales, nadie conoce a nadie y los apodos que podrías llegar a tener se asignaran una vez te los ganes.

-¿Entonces me está pidiendo que lo llame Bob?

-No, te estoy ordenando lo hagas, y que me trates de tú.

Estaba en shock, toda la vida había tratado a mi abuelo y abuela con el respeto que ellos mismos me habían exigido, y ahora él me pedía que olvidara todas esas peleas con mis padres cuando tenía 5 años, para que me expresara hacia ellos como se lo merecían, por el hecho de ser todos iguales, de estar en este subterráneo.

-Me será imposible llamarlo, digo llamarte Bob.

Mi madre solo miraba, después de esta conversación suponía que no la podría llamar mamá.

-Hillary, ¿Tú estás de acuerdo?- pregunté a mi madre, me era sencillo tratarla de igual a igual, siempre que me enfadaba con ella lo hacía.

-Creo que debes seguir las reglas establecidas aquí, y si Bob lo dice es porque es muy importante.

Era lo más extraño, ver a tu abuelo en todo su esplendor, siempre pensé que era un hombre de 70 años que no hacía más que jugar golf. Después de la revelación de hace 3 días atrás, lo vi como un ex súper hombre que ahora jugaba golf y creo estar muy segura que ni siquiera juega golf, al parecer es muy importante aquí, porque la mayoría voltea a verlo, y muchos claman por su atención, que obviamente yo tengo.

-Kelly, sígueme, te haré un pequeño tour- dijo mi abuelo, mientras señalaba con la mirada un pasillo bastante largo - Hillary, si nos permites, espero tengas un buen día- miró a mi madre y guiñó un ojo, luego me guío por el pasillo.

-Pórtate bien Kelly, hazle caso a Bob- escuché a mi madre decir mientras nos alejábamos y le daba la espalda. Este sería un día bastante largo.

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