Desayuno a la Cama

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No sabía cuánto tiempo había pasado desde que caí inconsciente en el piso de Katia, pero sí sabía que comenzaba a despertar en otro lugar. Mi estomago estaba retorciéndose por comida, mi cuerpo se sentía cansado y a la vez cómodo, estaba recostada en un colchón, podía sentirlo.
Empecé a abrir los ojos lentamente y rápidamente una figura que no logré identificar se acercó a mí.
Me encontraba en la habitación que el gobierno me asignó ya que pude reconocer la estantería que se ubicaba enfrente de mi cama.
- ¡Despertó! -exclamó una voz que reconocí como la de Jake. La figura también pertenecía a él, pero no la había logrado reconocer por la peluca rubia que llevaba.
Lentamente abrí completamente los ojos y me encontré con la mirada penetrante de mi compañero, quien comenzó a acariciar mi mejilla y a dedicarme una sonrisa.
- Katia dijo que tus ojos estaban azules, pero no dijo que eran hermosos como el océano -susurró Jake de manera coqueta.
- ¡¿De qué mierda estas hablando?! -pregunté alejando sus manos divertida, pero luego recordé que era Zabka quien estaba recostada en la cama y no Kelly. Decidida me incorporé a la habitación. Me senté con la espalda apoyada en el respaldo de la cama y quedé a la altura de Jake, quien se había sentado apenas me había visto abrir los ojos- Es verdad, tengo ojos azules -respondí con tono neutro- también cabello grisáceo -pasé los dedos por mi cabello- y tú estás rubio -me reí débilmente- ¿nuevo personaje?
- Exacto -asintió, luego se paró y acarició mi cabello- Ty prekrasno vyglyadish.
- ¿Qué? -logré preguntar antes de que Katia apareciera por la puerta con esa sonrisa tan radiante que tenía.
- Luces bien, eso significa Kelly -aclaró ella mientras se acercaba a mí- me has dado el susto más grande de mi vida. ¡No sabía que hacer contigo! -exclamó con tanta exageración que sacó una carcajada de los tres- por suerte Nate volvió por pegamento para pelucas y me ayudó a traerte aquí -dijo tocando su frente con su mano de manera diva.
- ¿En serio? -pregunté mirando a Jake de manera obvia. Nate seguramente se dirigía a coquetearle a ella con la excusa del pegamento. Jake solo negó con la cabeza tratando de reprimir una risita- ¿y dónde está ahora? -mi tono dejaba al descubierto que estaba curiosa por saber los detalles de esos mientras estaba inconsciente.
- Está con los médicos -aseguró mi compañero- te vinieron a ver Barbie, inclusive te alimentaron por suero hace ya un tiempo.
>Quince horas inconsciente, nos tenías preocupados a todos -dijo Jake mientras se volvía a sentar junto a mí.
- ¡¿Quince horas?! -exclamé perpleja, jamás me había desmayado por tanto tiempo. Estaba atónita.
- Sí, hasta ella -mi compañero señaló a Katia- alcanzó a darme unas clases de ruso, ¿no es así Kitty Cat? -preguntó en su dirección.
- Se probó incluso las pelucas nuevamente hasta elegir una para utilizar hoy en la misión -dijo Katia.
- Soy un todo un rompecorazones con el cabello rubio... -comenzó mi compañero pero lo callé.
- ¡¿Hoy?! -estaba anonadada, ¿Jake partiría hoy a la misión? Debía ser un chiste. Él intentó calmarme colocando ambas manos sobre mis hombros y diciéndome que inhalara y exhalara con su ritmo, seguí su consejo y logré calmarme un poco- ¿Qué hora es ya?
- Las cinco de la mañana -respondió Katia quien había mirado la hora en su celular para responderme.
- No -murmuré. Era imposible, mi compañero comenzaba la misión en menos de siete horas, lo que quería decir que el tiempo ya estaba corriendo y yo aun no terminaba el puto libro.
- Dijeron que se debía a la falta de alimento en su sistema y al estrés emocional -Nate entró a la habitación y me vio allí sentada como si nada, negó con la cabeza- Pequeña Durmiente no desayunaste -dijo seriamente- nunca más, ¿lo prometes? -se acercó a mí y me extendió su dedo meñique.
- ¿Por el dedo meñique? -le miré sorprendida, ¿en serio juraba con el dedo meñique? Me gané su mirada de regaño y prometí. Una sonrisa apareció en su rostro.
- Te vez hermosa -dijo mi entrenador antes de voltearse a Katia- te esmeraste -señaló con voz dulce, obviamente le estaba coqueteando. Inmediatamente le lancé una mirada a Jake y este levantó y bajó ambas cejas con agilidad.
- ¿Quieren comer algo? ¿Tomar desayuno? -preguntó mi compañero servicial, era muy bueno preparando el desayuno, y al parecer le gustaba esa parte del día, pero también sabía que quería que esos dos pasarán más tiempo juntos así que esa sería su excusa perfecta para unirlos y a la vez espiarlos.
- Lo lamento Jake, pero ahora que estoy segura de que Kelly se encuentra mejor iré a dormir un poco y seguramente Milko me está esperando con una taza de café caliente -sonrío ella mientras tomaba lo que supuse era su cartera y se despedía de todos con un movimiento de la mano.
Pude ver en los ojos de Nate cierta tristeza, una que trataba de ocultar desviando la mirada hacia la estantería. Pobre, toda su confianza se esfumaba cuando de Katia se trataba.
- ¿Que hay de ti Nate? -Jake lo sacó de sus pensamientos- ¿Quieres algo?
- No, -sacudió su cabeza como tratando de alejar algún pensamiento de su mente- debo hacer los últimos arreglos antes de tu partida -mi entrenador se dirigió a Jake y luego a mí. Trató de sonreír pero no lo consiguió, en vez de eso se encogió de hombros y se acercó a besar mi frente -te dejo, pero nos vemos mañana para embarcarnos a Rusia -dijo antes de salir de mi habitación dejándome nuevamente a solas con Jake.
- A ti no te pregunto si quieres porque te prepararé algo de todos modos -señaló adelantándose a mi queja. Tenía hambre, no lo negaba. Pero Nate había dicho que nos embarcábamos mañana, sentía que vomitaría o me desmayaría de nuevo.
- Jake yo...
- No -me regañó- debes alimentarte, además Noe trajo anoche unos cupcakes que están para morirse. Te ayudarán a recuperar azúcar, Kel -salió de la habitación sin esperar mi reacción.
Noemí había traído cupcakes. Qué emoción. Ella era mi amiga, no dudaba eso. Sin embargo cada vez que Jake hablaba de ella sentía envidia de lo que ellos compartían, esa complicidad emocional y física que sabía jamás tendríamos él y yo.

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