Sorpresas

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- ¡Llegué! -grité arrogando las llaves en un bol junto a la puerta y cerrando esta tras de mí. Me encontraba aún incrédula ante la situación que había vivido. Necesitaba un respiro y a la vez tenía el deseo de terminar todo de una sola vez.
¿Mi encuentro con Iker cambiaría el plan? Esperaba que sí, de otro modo habría sido una perdida de tiempo todo lo que ocurrió en el café.
- Kelly estamos abajo -era Nate hablando por primera vez a través del pinganillo en mi oído desde que Jake me había dicho que lo prendiera nuevamente.
- ¿Abajo de donde? -no dudé en preguntar buscando alguna escalera a mi alrededor.
- Ve a la cocina -caminé donde señaló mi entrenador- justo en la entrada hay una despensa -la abrí con bastante torpeza.
- ¿Y ahora qué? -apresuré. Quería saber por qué tanto misterio ya que en la despensa solo habían unas cuantas latas de conservas y papel higiénico.
- Ciérrala -ordenó Jake.
Por un momento había olvidado que podían ver por medio del collar.
- De acuerdo -rodé los ojos y le hice caso. Cerré la despensa con cuidado.
- Empújala -indicó mi entrenador.
Tomé ambas manillas con fuerza y comencé a empujar suavemente. Nada pasaba. Apliqué más fuerza y nada. ¿Me estaban jugando una broma?
Decidí hacer un ultimo esfuerzo y empuje con toda la fuerza que tenía en mi interior. Inmediatamente se escuchó un chasquido y la despensa comenzó a abrirse. Me alejé instintivamente.
Ante mis ojos tenía una escalera que bajaba y que dirigía a una "habitación de huéspedes".
Una vez la puerta dejó de abrirse caminé sujetándome de la baranda con mucha cautela hasta llegar al primer escalón.
Una vez estuve abajo la puerta se cerró con la misma rapidez con la que se había abierto. Recorrí la habitación con la mirada y confirmé mis sospechas. Aquel era el cuarto de mi compañero.
No fue tan difícil deducirlo gracias a los diarios que estaban apilados sobre una de las cuatro camas existentes.
Era un cuarto extraño. En las paredes habían dos camarotes y una escalera común que llevaba a las camas ubicadas arriba.
Además de eso habían unos armarios enormes que ocupaban toda la pared contraria de las camas. Nate salió de uno de ellos.
- Y así es como te has convertido en la primera persona en no tropezar con el último peldaño. ¡Felicitaciones! -exclamó Nate indicándome con el dedo índice que le siguiera.
- Gracias, me siento la persona más realizada del planeta -me burlé.
Le seguí rápidamente, la curiosidad me estaba matando. ¿Que era lo que había dentro del clóset? Bueno, un cuarto de estrategias. Por un lado había un escritorio rodeado de pantallas que revelaban las filmaciones de los acontecimientos relacionados con la misión. Por otro, lado armas de todo tipo. Era alucinante.
- Centro de control -Jake, quien estaba sentado frente a las pantallas dándome la espalda, se giró en mi dirección y extendió las manos al cielo para abarcar cada rincón.
- Eso explica bastante -murmuré quitándome el collar y apagando el micrófono.
- Muy graciosa -Jake emitió una risa falsa y se paró en dirección a las armas.
- Buena primera impresión Key -admitió mi entrenador- pero, ¿será suficiente? -agregó ocupando el asiento en el que Jake había estado.
- Ya lo discutimos Nate -retó mi compañero- Ly, ten -se dirigió a mí y abriendo un cajón sacó una bolsa de papel y me la arrojó.
- ¿Qué es? -pregunté abriéndola con desconfianza. No era que desconfiara de Jake, lo hacía del gobierno. Todos sus objetos eran una mierda.
- Teléfono celular -señaló mi compañero- contraseñas de Facebook, Twitter, Instagram, App Store y Gmail -agregó quitándole importancia a sus palabras.
- ¡¿Es en serio!! -pregunté con emoción prendiendo el celular, Nate rió.
- Hoy llegó el paquete, está todo programado para Zabka -informó mi entrenador.
Pero yo no le escuchaba. Solo me concentraba en el brillo de la pantalla y en que esa sería la primera vez que tendría un teléfono sin restricciones.
- Esto es increíble -murmuré mientras abría las aplicaciones con curiosidad. De alguna forma el gobierno había hecho un muy buen trabajo haciendo fotoshop de las fotografías que había tomado con mi antiguo teléfono. Era como si realmente Zabka Ivanović hubiese existido desde siempre.
- Soy James -informó Jake con una sonrisa.
- No te entiendo -lo miré confundida.
- Contactos -señaló acercándose y colocándose tras de mí.
Sentí cosquilleos en el estómago una vez acomodó su cabeza en mi hombro y colocó sus manos sobre las mías.
- ¿Ves? -me mostró abriendo los contactos y digitando el nombre de James. Podía sentir como una sonrisa traviesa invadía su rostro al igual que el mío.
- ¡Jake! -interrumpió Nate- ya lo hablamos, trabajo es trabajo.
- ¡Vamos! Eres un aguafiestas -bromeé con una sonrisa en los labios y, en consecuencia, Jake estalló en una carcajada que nos obligó a despegarnos.
- El "Plan" ¿recuerdan? -recordó mi entrenador apuntando hacia una pantalla que mostraba el momento en el que me despedía de Iker y este sonreía.
- A eso me refería -señaló Jake con emoción en el rostro- Fuiste tú misma y resultó.
No pude evitar besarlo frente a Nate. Sentía la necesidad de hacerle saber lo mucho que me importaba todo lo qué decía y que agradecía sus palabras. Jake solo se dejó llevar y luego colocando sus manos en mis hombros me giró para abrazarme de espaldas y besar repetidas beses mi cabeza, quedando frente a Nate como midiendo su capacidad de paciencia. Era divertido ver su cara, parecía molestia mezclada con indiferencia. Hacía que sus ojos azules se vieran más intensos.
- Al diablo, iré por un trago -anunció parándose de la silla y apagando la pantalla- Nika es viudo y sin compromisos, le hará bien conocer gente -agregó abriendo un cajón y sacando grandes cantidades de billetes como si fuera lo más normal del mundo.
- Por gente quiere decir mujeres -susurró Jake en mi oído haciéndome reír. No creía que Nate sería tan rápido para flaquear en una misión, pero lo estaba viendo- y por conocer se refiere a...
- Berry puedo escuchar todo lo que dices -miró serio nuestro entrenador mientras cerraba el cajón.
- ¿Es mentira entonces? -se burló mi compañero abrazándome con más fuerza.
- No, pero si vas a susurrar asegúrate de que solo la persona que quieres que escuche lo haga -le guiñó el ojo derecho, mi tutor, y salió de la habitación.
- ¡Adiós Nate! -grité girándonos en dirección a la puerta.
- Si no te contacta de aquí a veinticuatro horas, volveremos al "Plan B" -decía mientras se alejaba y finalmente salía del apartamento.

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