Buenos Días

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Jake había salido con Noemí. ¡Viva!
El día de había vuelto normal después del experimento, y una vez Jake me pasó lo diarios se fue a su cita. Qué emoción. Las citas de Jake incluían según Candace poca charla mucho sexo, pero quien era yo para juzgar a un mujeriego de clase C.
No sabía que hacer, estaba cansada y a la vez los diarios eran demasiado interesantes. Terminé unos cinco antes de debatirme si debía continuar, el reloj marcaba las una, una hora más no le hacía daño a nadie. Continúe leyendo.
No me di cuenta cuando mis ojos comenzaron a pesar y me quedé dormida en el sofá.

Sentí unos pasos en mi dirección, pero tan lejanos que los ignoré, una voz dulce que me gustaba, una calidez inexplicable. Luego no sentí nada y continúe mi sueño en donde lo había dejado.
A la mañana siguiente me despertó la televisión y risas provenientes de la sala de estar. Yo estaba en mi cama, eso me había desorientado bastante. Seguí el sonido hasta dar con Jake viendo televisión, pero algo llamó mi atención, el audio estaba en un idioma extraño.
- Buenos días Princesita -me saludó Jake bajándole el sonido al televisor.
- Hola -bostecé, era extraño verlo en el departamento tan animado por las mañanas. Me preguntaba si dormía- ¿Qué haces?
- Veo TV rusa. Anoche cuando llegue y noté de que habías leído casi todos los diarios que te pasé, terminé de leer los dos que me quedaban. Después de muchos vasos de café mi energía estaba impidiéndome dormir. Así que decidí ver un programa ruso -dijo mientras me hacia espacio en el sofá para que me sentara.
- ¿Por qué ruso?
- Noemí me dijo que Juliette arregló mandarnos a Rusia, es un hecho. Quería practicar un poco el idioma.
- ¿Y entiendes? -le miré escéptica.
- ¿Tú no? -me miró confundido, en respuesta negué con la cabeza- No es necesario entender cada palabra de la que dicen, solo mira sus gestos y concéntrate en el sonido de sus voces -subió el volumen y pude ver como un hombre discutía con una mujer, ambos hablaban fuerte y se veían molestos- ¿Ves?
- Están peleando.
- Tuché. Y por lo que he visto en escenas anteriores la cosa va enserio -rió y yo la muy brillante caí en su juego.
Nos quedamos viendo un poco de televisión rusa por bastante tiempo. Hasta que él apagó el televisor.
- Si quieres, ve a bañarte y yo preparo el desayuno -señaló con su cabeza el baño.
- ¿No iremos a la cafetería?
- La cafetería está vacía, llega a ser aburrida, además podemos hablar sobre nuestra próxima aventura en Rusia.
- De acuerdo -me paré en dirección al baño y me detuve en seco- Anoche, ¿tú me acostaste en la cama? -lo miré a los ojos.
- Sí, y pensé que pesabas menos Barbie.
- Gracias.
- Eres como mi hermana pequeña, ¿recuerdas?
Asentí, no quería tener esa conversación. No quería ser su hermana, odiaba que me viera pequeña, pero a la vez me agradaba que me considerara parte de su familia. Era algo bueno.
Me bañé como siempre, pero pensando en la vida y en Rusia. Nina iría a Rusia a estudiar arte ¿y yo que haría? Matar personas, eso era seguro.

El desayuno jamás había sido tan agradable, Jake había preparado huevos revueltos con una receta secreta que estuve empeñada en descubrir.
- ¿Es cedrón? -pregunté aun curiosa.
- Ni idea de lo que es -sonrío- no te lo diré, supéralo ¿quieres?
El diario contaba un sin fin de cosas, pero ninguna era acerca de recetas secretas.
- Noemí es una fan de la cocina. Deberías ver como se pone cuando no le revelo mis secretos de chef -mencionó tomando una cucharada de los huevos que colocaba en su pan.
- Noemí y tú deben tener algo especial, ¿hace cuanto son novios? -él se atragantó con mi pregunta. Misión cumplida.- Digo, pasas el 60% del día con ella, cuyo porcentaje en la cama desconozco.
- ¿Celosa Morena? -le di una mirada de: por favor, no me hagas reír.- Noemí me agrada, creo que lo hemos hecho unas -comenzó a contar con los dedos- once veces y contando, me gusta hablar con ella.
- Jake Berry hablando con una chica en vez de follarla, como cambia el mundo una vez entras al gobierno.
- Estoy hablando contigo en vez de tener sexo matutino. Siéntete importante -levantó sus cejas y se recostó en la silla.
- Trauma -canturreé.
Charlas como esas me hacían pensar que tal vez Jake y yo volveríamos a ser un equipo nuevamente. Pero una llamada podía desequilibrarme por completo.
Al teléfono estaba nadie más que Bob, me arrepentía de adelantar es Jake y contestar.
- ¿Qué te dijo? -inquirió Jake mientras volvía de mi conversación con Bob.
- Quiere vernos, en dos horas más.
- ¡Mierda! ¿Qué sucedió ahora? -se resignó mi compañero.
- No tengo ni la más mínima idea -me encogí de hombros. No hablaría de mi estado en ese momento.
- Si quieres, ve a bañarte yo ordeno las cosas aquí -le ofrecí a Jake de la misma forma en la que hace unos minutos el lo hizo.
- No tardo -y corrió a su cuarto y luego al baño.
Mientras recogía la mesa me preguntaba que quería Bob. Sonaba ansioso y serio a la vez. Estaba completamente segura de que sería sobre mi estado suicida. Esperaba solo fuera eso.

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