Todo Mal

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Fueron días de confusión y de negación los que se consumieron en solo unos segundos. ¿Me gustaba Jake? Sí. ¿Besaba bien? Jodidamente bien. ¿Le quería? Sí.
Entonces ¿por qué cuando acercó nuevamente sus labios a los míos lo esquivé? La respuesta, Nate carraspeó para llamar nuestra atención, haciendo que la burbuja en la que nos encontrábamos se desvaneciera.
- Lamento interrumpirlos, pero Jake -dijo mirándolo seriamente- los de computación y armas necesitan explicarte algunas cosas para entregarte los objetos que salen en el libro -informó él- será mejor que vayas ahora, antes de que te vayas -le recordó.
Jake rodó los ojos y se volvió hacia mí. No sabía que hacer ni que decir. ¿Qué significaba ese beso? ¿Lo olvidaríamos? ¿Sería el comienzo de algo? No quería pensar en nada. Solo quería recordar el momento exacto en el que dejé que su lengua se adentrara en mi boca. Quería recordar su mirada mientras decía que ya no me veía como una hermana. Quería recordar cada segundo de ese beso.
Le miré resignada, pronuncié un ve. Sonreí a Nate con cierta decepción en el rostro. Mi compañero se paró enérgico y tomó la charola que antes contenía nuestro desayuno. Me lanzó una mirada que nunca antes me había lanzado, se acercó lo suficiente como para darme un beso rápido y salió de la habitación veloz como nunca.
- ¡Nate! -grité mientras me ocultaba tras la almohada- ¡¿Por qué tenías que aparecer?! -me quejé ahogando la felicidad que invadía mi rostro.
- Dije que lo lamentaba -se excusó mientras tomaba asiento en mi cama.
- ¿No podías esperar? -dije mientras volvía lentamente a la realidad.
- ¡Concéntrate Key! -ordenó mi entrenador- Pueden continuar su "romance" luego. -enfatizó las comillas con los dedos- Estoy haciendo lo posible para que completen con vida la misión y...
- Lo sé -suspiré resignada.
Sabía que Nate hacía todo lo posible para mantenernos vivos durante la misión, para mantenerme viva. También sabía que buscaba las mejores estrategias, los mejores implementos, los mejores especialistas, todo. Él era un buen tutor, se preocupaba por nosotros.
Ahora bien, ¿como entrenador? Eso era más difícil de responder.
Desde el primer día que nos vimos jamás nos llevó a la sala de entrenamiento o nos dio como tarea entrenar, así como Juliette mandaba a las chicas a trotar todas las mañanas y practicar lucha mano a mano por las tardes. No, Nate jamás nos hablaba de eso, era más intelectual. Me enseñó a mentir, a divagar y a pensar con la lógica. Nada de saltos, disparos, lanzadas, luchas, cuchillos, ni nada. Pero sabía que no era su culpa, en realidad, era del tiempo. Llevábamos eso de cuatro día de conocerlo. Tres de convertirse en nuestro entrenador, dos de los cuales estuve consciente todo el día.
Si, como que desmayarme se me hacia cada vez más molesto.
- No estaré en la cama todo el día, ¿o sí? -pregunté temerosa de que asintiera.
- ¡Claro que no! -exclamó- no te preocupes, alguien vendrá en unos momentos para revisarte. Estarás bien -me calmó- podrás correr con Jake antes de que parta -me sonrió. Comenzaba a preguntarme como sería la misión de ahora en adelante. ¿Qué pensaría Jake mientras yo intentaba conquistar a Iker? ¿Sería más difícil coquetear con Iker sabiendo que Jake estaría cerca? Una inseguridad que se supone había dejado que muriera con mi melena negra regresaba y se proponía derribarme con todo.
¿Le gustaba lo suficiente a Jake? ¿Sería raro pasar ahora el tiempo con él?
¿Que debía hacer una vez me dieran de alta? ¿Ir a verlo? Aún existía Noemí.
Diablos. Noemí, la chica con la que sin duda alguna Jake tuvo sexo en menos de cincuenta horas. A la vista de todos estaban en una especie de relación. ¿Ese beso cambia las cosas? ¿Debía fingir que no pasó? Estaba confundida. Confundida e insegura, ¿qué peor?
- Nate -pregunté ausente, tenía miedo de su respuesta. Él pensaba como Jake- ¿crees que fue un error?
- ¿Qué? -dijo comprensivo, le miré obvia- ¿el beso? -asentí- Para nada. Key, estoy seguro de que él está perdidamente loco por ti -respondió con convicción.
- ¿Como puedes estar tan seguro? -cuestioné, una cosa era que yo le gustara a Jake. ¡Pero mierda! Era un mujeriego, ¿como me aseguraba que yo no era más que un capricho para él?
- Key, cielo -dijo dulcemente- para comenzar no te has bañado en casi dos días, apestas -rió- supongo que tu boca no debe oler mejor -bromeó, le fulminé con la mirada, se estaba pasando. Aun así reí- y de igual forma antes de irse te besó de vuelta cuando podría haber salido corriendo.
- ¿Es en serio Nate? -pregunté preocupada.
- Sí, le gustas, y mucho.
- ¡Eso no! -reí- ¿en serio apesto? -pregunté revisando mi aliento.
- Prométeme que apenas te den de alta te darás un súper baño. -fingió arcadas que sólo lograron hacerme reír- Ten -señaló mientras del saco de su traje sacaba un frasquito- si vamos a seguir hablando hasta que venga el doctor, come un menta aunque sea -me la tendió, y obedecí, porque a pesar lo maldito que eran sus palabras sabía que era verdad. Nate no mentía, me lo dejó en claro la primera vez que hablamos.

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