⭑cαpı́tulo uno·˚ ༘

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Un pequeño lobezno de siete años jugaba en la arena, no muy alejado de sus hermanos, mientras que su mamá lo buscaba para ponerle protector solar.

—¡Seungmin! ¿Donde estás?—decía su madre mientras miraba de un lado a otro.

Aquí—se escuchó a lo lejos.

La mujer siguió la voz y olor de su niño y lo encontró lleno de arena, tratando de hacer un castillo detrás de unas rocas.

Hey—dijo al momento de agacharse a la altura de Seungmin, y acomodar el vestido que usaba. —No te alejes tanto, no conocemos el lugar.—habló, y tenía razón. Habían ido a pasar el verano a una bonita playa fuera de la ciudad y era un poco peligroso, pero los señores Kim aún así quisieron que sus cachorros pasen unas divertidas vacaciones.

Está bien, mami.—susurró con la cabeza gacha.

Una sonrisa se dibujo en los labios de la mujer y depositó un beso en la frente del menor, para después llenar su pequeño cuerpo con la crema solar.

Después de un rato, dejó a Seungmin con los demás, recordando que la ubicación de su niño era detrás de las piedras y que no se movería por jugar con la húmeda arena. Por ello, más tranquila, se dirigió a la cabaña a preparar la cena.

Que equivocada estaba.

Jeongin corría detrás de su balón rojo sin pensar en cuanto se alejaba cada vez más de la cabaña donde se quedaría ese verano

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Jeongin corría detrás de su balón rojo sin pensar en cuanto se alejaba cada vez más de la cabaña donde se quedaría ese verano.

La pelota rodaba y rodaba cada vez más rápido hasta perderse en unas grandes rocas donde notó una cabellera castaña en medio de éstas.

Por otro lado, Seungmin contaba las piedritas de colores que había recogido en la orilla hasta que una pelota chocó con su pierna.

Hola—una cabecita pelirroja se asomó haciendo sobresaltar a Seungmin.

Holarespondió con una sonrisa Kim al darse cuenta que sólo era un niño. Este tenía orejitas como las suyas, aunque su cola tenía una apariencia distinta.

¿Qué haces?—trató de seguir la conversación el recién llegado.

Un castillo—respondió alzando sus brazos.

¿Quieres ayuda?—dijo Jeongin al sentarse de golpe apoyando su peso en sus brazos.

Claro que sí—sonrió Seungmin.

Luego de terminar de jugar con la arena, decidieron tomar la pelota y disfrutar un rato, sin notar como se alejaban cada vez más, perdiéndose entre las ramas y algunos árboles que estaban a lo lejos, cerca a las otras cabañas familiares.

Sólo se escuchaban carcajadas y las olas del mar. Los niños no tenían la noción del tiempo para saber que oscurecía rápidamente y nadie sabía dónde se encontraban ahora.

، ⋆ 𝙨𝙪𝙢𝙢𝙚𝙧 𝙣𝙞𝙜𝙝𝙩𝙨 𖦹 𝘴𝘦𝘶𝘯𝘨𝘪𝘯 ៸ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora