Piscina

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Había pasado otra semana más. Moría de aburrimiento en aquella casa, no me había metido a la alberca porque no tenía traje de baño. Decidida a aprovechar la misma, aunque fuese un poco. Me puse la blusa que se traspasaba mucho (la cual sabía que mojada se iban a ver aún más mis pechos pero no tenía nada mejor que ponerme) y la falda que Christian me había comprado. Tomé una toalla y me dirigí a las escaleras.

- ¿A dónde vas? -preguntó Thomas quien me podía ver desde su habitación.

- A la alberca.

- Si quieres mojarte entra a mi habitación dos minutos.

- Ni estando dos horas ahí podrías hacer que me mojara. -respondí. Bajé corriendo las escaleras antes de que Thomas me hiciera algo.

Puse la toalla en uno de los camastros y me senté en la orilla de la alberca metiendo los pies en el agua. Estaba algo fría pero no me importó. Tal vez el aire acondicionado estaba prendido en aquella casa 24/7 pero afuera probablemente estábamos a unos 38 grados centígrados. Me sumergí de una por completo. Me quedé bajo el agua varios segundos hasta que sentí que alguien se metía a la alberca de clavado. Al abrir los ojos vi la figura borrosa de Christian nadando hacia a mí. Me rodeó por la cintura, empujó el piso con los pies y salimos de golpe hacia la superficie. Me llevé las manos a los ojos limpiándome el agua con cloro que luchaba por meterse.

- Ni lo pienses. -dijo llevándome a la parte poco onda de la alberca.

- ¿De qué hablas? -pregunté sin comprender.

- No permitiré que te quites la vida.

No pude evitar soltar una pequeña risa mientras lo empujaba para que me soltara; me alejé un metro de él.

- No pienso matarme, idiota. Estaba disfrutando de la alberca, ¡duh!

- ¿Tom? ¿Thomas? -se escuchó una voz femenina detrás de mí. Al girarme pude ver la silueta borrosa y canosa de una mujer que buscaba la puerta de la casa para entrar. La miré con intensidad esperando que ella también me viese, que notara al menos el tipo de vestimenta con el que me forzaban a estar. Christian se puso frente a mí para taparme la vista, aunque no era como que pudiese ver mucho sin mis lentes.

Thomas le dijo a la mujer que entrara, su hijo se quedó en el auto según informó ella.

- Se supone que eres mi padre... -lo volteé a ver pensando en la historia que le contaban a todos-. Probablemente sería más creíble que dijeran que eres mi Sugar Daddy.

- No soy tan viejo para eso.

- No sé cuantos años tengas, pero hagamos cuentas, ¿sí? ¿Cuántos tenías cuando secuestraste a Lorena? ¿26? ¿27? Sumémosle los dos años que estuvo contigo, son 29, más los 6 años que estuvo con Jake -sumé 1 para que me diera un numero cerrado y después sumé los 5 restantes-, eso nos daría 35, más los 3 años que tuvieron a Daniel cuando Lorena perdió la memoria... Sumémosle el año en lo que estuvo embarazada y aún no perdía la memoria. ¿Cuánto nos daría? ¿39? Más el año y medio, dos años que llevas en este mundo. Tienes entre 40 y 41 años... O me tuviste a los 20 o eres mi Sugar Daddy.

- Me agrada más la segunda opción. Te doy mi dinero y tú me pagas con sexo. -se acercó a mí.

- En realidad no es tu dinero -me encogí de hombros-, es de Thomas, el cuál era de su Sugar Mommy...

- ¿Estás diciendo que quieres que Thomas sea tu Sugar? -me abrazó por la cintura. Y me empujó ligeramente para hacerme nadar hacia atrás.

- Eso le encantaría, pero no, jamás me acostaría con él por placer.

- ¿Y conmigo? -mi espalda chocó contra la pared de la piscina. Sin darme tiempo de reaccionar pegó sus labios a los míos. Abrí los ojos como platos. Intenté poner mis piernas entre nuestros cuerpos pero esto sólo sirvió para que pudiese pegar su muslo a mi entrepierna. Un ruido de sorpresa salió de mi garganta-. Oye, -se alejó un poco para verme a los ojos- ¿te parezco alguien atractivo?

- ¿Qué? -intentaba empujarlo disimuladamente pero no cedía.

- ¿Te parezco alguien atractivo? -repitió-. Psicológica o físicamente.

- Yo... ¿Cómo te explico? -su muslo se alejó de mi entrepierna-. A veces eres tierno... No lo haz demostrado mucho conmigo, pero lo hacías con Lorena, eras detallista, romántico, te preocupaba su bienestar... Pero otras veces eras un maldito psicópata enfermo.

- ¡No es verdad!

- ¡Mataste a un niño al que amabas como si fuera tu hijo, dos veces! -volteó hacia otro lado sin saber cómo defenderse-. Como sea, si no tuvieras estos arranques de ira, sí, te me harías alguien atractivo... Y bueno, físicamente eres lindo, pero no te favorece mucho estar a lado de tu hermano...

- ¿Thomas? ¿Qué tiene que ver él con esto?

- Que... bueno... -busqué las palabras correctas para decir lo que estaba por decir sin hacer enojar a Christian, pero no sabía como hacerlo-. Tu hermano es físicamente más atractivo, al menos para mí.

- ¿Te gusta Thom...?

- ¡Dios, no! -lo interrumpí asqueada-. Él es el peor ser humano que he conocido jamás, nunca me sentiría atraída por él, principalmente porque yo no me fijo solo en el físico.

- ¿Entonces podrías llegar a interesarte en mí? -preguntó. Tragué saliva nerviosa.

- Yo... Tal vez si no mataras o golpearas a alguien cada que este te haga enojar...

- Lo sé -sonrió-, prometo que intentaré no hacerlo-. Sentí que la respiración se me cortaba. ¿Estaba diciendo eso por mí? ¿Quería lograr que yo me interesara por él?-. Lokiia, -pegó su frente a la mía- tú me pareces alguien muy linda... No eres mi tipo pero... no lo sé.

- Sé que no soy tu tipo pues estoy muy lejos de ser blanca y rubia de ojos azules.

En ese momento la mujer salió de la casa despidiéndose del pelinegro y de nosotros. Christian la siguió con la mirada, no sé si ella nos vio o nos ignoró pues no giré la cabeza para verla. El castaño volvió a besarme.

- ¿¡No pueden estar ni un puto minuto sin ponernos en riesgo de que descubran nuestro secreto!? -Thomas nos interrumpió furioso.- ¡Vaya! -se acercó a nosotros al ver que nos estábamos "besando"- ¿Ya permitió que rompiéramos el trato? ¿Por qué no me avisan?

- No, -Christian por fin me soltó- no introduje anda en ella.

- ¿Tú lengua no cuenta? -se paró a lado de mí. Nadé para alejarme de él-. Regresando al tema... ¿¡Qué vergas les pasa!? ¡Estaban más pegados que yo a una adolescente! ¿No recuerdan que son padre e hija? ¡Chingada madre!

- Ya no somos padre e hija -dijo Christian-, ahora soy su Sugar Daddy. Lokiia me dio la idea.

- ¿Qué? -el borroso rostro de Thomas pasó de confusión a excitación- ¿En serio? -. Desvié la mirada mordiéndome el labio interno sin saber cómo explicarme.

- ¿Qué te dijo la anciana? -Christian cambió de tema.

- No cree ni una palabra de lo que digo pero finge hacerlo -se rascó la nuca-. Sospecho que en unos días va a venir de nuevo y si no tiene noticias de Betty seguro llamará a la policía, no tenemos mucho tiempo para poner en marcha el plan C.

Christian asintió mientras nadaba a las escaleras para salir de la piscina.

- ¿Plan C? ¿Cuál es el plan C? -pregunté pero ambos me ignoraron. Chris sostuvo una toalla y me miró. También salí de la alberca sin intentar otra vez averiguar qué es lo que pasaría en unos días.

Más allá de las letras #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora