NO FUE SUCIENTE

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Quise hablar, pero tu seguías gritando, así que di la media vuelta y comencé a caminar, me llamaste ¿Cómo poder escucharte? Sentí un ardor en mi brazo y vi tus dedos alrededor de él, entonces fue que mis ojos tristes se posaron en los fúricos tuyos, esas aguas que siempre veía pacificas y divinas ahora se habían desbocado en odio.

"Al", fue todo lo que dije en un desesperado murmuro, pero no reaccionabas, sentía los moretones formarse bajo tu mano en mi piel y la mecha del dolor se encendía como dinamita, mis ojos comenzaron a ver borroso, a través de la capa cristalina que no quería que se formase y ahora salía ansiosa de ellos. Dolía, me lastimabas mucho.

Sé que no te gustó cuando tiré y forcejeé para liberarme de tu agarre, que me dañaba más a mí misma, sé que eso te provocó aún más, debes aprender a controlar tu fuerza, es destructiva. Sé que al caer al piso debí haber dejado de llorar, pero no podía con todo tu peso encima.

Recordando el momento descubro que debí haberte golpeado en la entrepierna y correr con las pocas fuerzas que aún tenía, pero tú ya me quitabas la blusa. Tal vez debí haber gritado, pero ¿Quién escucharía? ¿Tus criados? ¿Aquellos a quienes tienes atemorizados?; los he visto, se compadecen de mí, como perrito callejero, por ahí dicen que siempre hay un lado bueno en la gente, en mi caso, es que ellos al menos ellos intentan curar las heridas que me provocas, tratan de reconfortarme y darme ánimos, pero de nada sirve, no cuando destrozas mi poca ropa de esa forma y posees mi cuerpo como si yo no sintiera nada.

Pero no me rindo, a pesar de que la batalla está perdida y estás apunto de saborear la victoria, sigo luchando, no me queda mucho, me arribaste casi todo, pero no me doy por vencida. Ni preguntes cómo, tampoco lo sé, pero reaccioné al sentir el dolor de mi puño y descubrirte tirado a mi lado y ya no presionando mi cuerpo, te vi agitado, tu entrecejo se frunció más y una marca roja conquistó tu rostro.

A lo mejor tengo súper poderes ¿sabes? Porque pude ponerme en pie y correr, pude acomodarme una bata y llegar al primer piso, quizá rodé un poco por las escaleras, porque de repente mis ojos veían nubloso hacia el techo y no sentía mi cuerpo esa es la mejor parte, llegar a un punto donde eres inmune al dolor, porque este ya te sedó.

Me oí gemir, una de mis lágrimas alcanzó mis labios partidos y supo a desesperación. Juro que traté de levantarme, pero la sangre lo hacía imposible, sobre todo en ese piso fino y encerado tuyo.

Solo supe que unos brazos me sujetaron con la delicadeza que hace mucho tiempo llegué a sentir en los tuyos, parecían momentos de una vida pasada y cuando me vi reflejada en esos lentes, antaños míos... lloré.

"Mary", fue lo último que te escuché decir, el dolor ya no lo percibía en mi interior, provenía de tu voz, lentamente te acercaste a mí, cerré los ojos, ya no quería saber, sentí el calor de tus labios en mi frente, y un sabor amargo diferente de lágrima, al verte, descubrí que había sido la tuya.

Solo déjame decirte Alfred, que si esa fue tu forma de disculparte, créeme... no fue suficiente.

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HOLA!! Esta es la primera historia que me atrevo a publicar, es cortita pero intensa.

El personaje "María Guadalupe Hernández Carreido" es mía, representación femenina de México, (al menos en esta historia), pero Alfred F. Jones le pertenece al único Hidekaz Himaruya, como el inigualable Estados Unidos de América.

El one-shot esta situado en 1848, al término de la guerra entre México y U.S.A. (para aquellos que no entiendan).

EN FIN... disfruten del sadismo y sadness que representó este conflicto.

See y'all.

ONE SHOTS: AMÉRICA x MÉXICO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora