Se acabó

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—Bueno, es mejor que los dejemos solos —comentó Sivir, alejándose y posando su brazo sobre los hombros de una Akali muy sombría.

—Akali —detuvo Evelynn cuando la ninja le dio la espalda para dirigirse a las duchas del gimnasio.

—Evelynn —insistió Twisted, mirando a la morena y a la súcubo detenidamente. Llamó la atención nuevamente de la que era su chica porque estaba decidido a no perderla por nada del mundo.

—Evelynn, está bien —dijo Akali con una sonrisa desganada y moviendo la mano con descuido. —Tomaré una ducha y me iré a casa, te devolveré la ropa el lunes. Hasta entonces.

Le dio la espalda a la pareja rápidamente y se fue acompañada por Sivir.

—¿Está todo bien con Twisted? —preguntó la mujer a Akali yéndose con ella y dejando a ambos demonios solos. —Parece que no te llevas del todo bien con él. 

Para no decir nada de bien. La tensión dura que había entre ambos rivales puso pesado el aire de toda la planta. 

Akali la miró con seriedad. No podía enfadarse con su entrenadora por ser tan entrometida, pero eso no significaba que tenía la obligación de responder.

—Todo está bien —dijo secamente.

Se despidió de Sivir y se dirigió al área de los baños para tomar una ducha con agua tibia, como Evelynn se lo había sugerido. 

Estaba claro que esa noche no se iría con Evelynn a casa. Estaba claro que se iría con Twisted, pues era él a quien prefería y entendía perfectamente que la súcubo, mujer astuta y manipuladora, solo estaba comportándose de manera dulce con ella porque su novio o lo que fuera no le daba la atención que quería. 

Esa noche le daría toda esa atención que tanto buscaba. La joven ninja metió la cabeza bajo la regadera y el agua quitó de su cuerpo desnudo todo rastro de sudor,  ahí se quedó un momento rindiendo cuentas consigo misma por su tonta actitud.

¿Lo que estaba sintiendo eran celos?

—¿Por qué no contestas mis llamadas? —preguntó Twisted.

Ambos demonios habían salido a la terraza de la segunda planta del edificio a conversar con un poco más de privacidad. Evelynn apoyó una cadera en el concreto de la baranda, guardó un poco de distancia y se cruzó de brazos.

—He estado ocupada —mintió descaradamente y no se sintió mal en absoluto, aunque tampoco fue capaz de encarar a su pareja con la verdad.

—Y tuviste que esperar a que viniera aquí a reclamarte —susurró el demonio con voz dulce. —No fuiste capaz de enviarme un mensaje para explicarme. Ya entiendo todo. 

"Otra vez tú llamando la atención, ¿no es así?"

—¿Por qué habría de hacer eso? —espetó ella, alzando la voz. —Nosotros nunca nos hemos controlado de esta manera. Tú mismo me enseñaste a ser así.

—Tú... Es que antes... Eras distinta —el demonio trató de ordenar sus ideas y reflejó en su rostro toda esa confusión.

—Antes estaba siempre disponible para ti. Antes era una estúpida —escupió, mirándolo fijamente sin descruzar los brazos de su pecho. 

—Antes no me habías dicho que te sentías así. La pasamos tan bien juntos, no pensé que tuvieras quejas al respecto. —Twisted trataba de mantener la calma, pues su experiencia le había enseñado que a las mujeres había que buscarles por lo bajo para domarlas. 

En el pasado ambos habían estado de acuerdo en mantener una relación de amigos con derecho, pero esa relación se había alargado más de la cuenta hasta volverse tóxica, pues inevitablemente involucraron sus emociones más profundas y ninguno de los dos parecía notarlo pues la esencia lasciva y libertina que ambos compartían solo escalaba de nivel y los envolvía en noches eufóricas en las que solo primaba el placer corporal. Nunca se detuvieron a hablar de sentimientos. Solo disfrutaron de una variada clase de filias teniendo cuidado de bordear lo extremo o lo enfermo, pero luego, al llegar el día, las luces se apagaban, el calor cesaba, la embriaguez menguaba y seguían sus vidas cada uno por separado. 

My Demon  [AkalixEvelynn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora