True Villain

981 98 25
                                    

Bajó las escaleras a toda prisa y corrió de vuelta al estacionamiento de la escuela. Comenzó a buscar algo en su cartera con la respiración agitada, sus tacones repiqueteaban fuerte, anunciando pasos apresurados en el suelo de concreto. Lucía como alguien que va asustada y quiere llegar pronto a su automóvil, pero trata de que no se le note que lleva prisa.

Las llaves se le cayeron al suelo. 

—¡Mierda! —su voz, denotando cierto terror, reverberó en el estacionamiento vacío en medio de la noche. 

Había recibido algunos mensajes provenientes del teléfono de Akali durante ese día y acordaron encontrarse de madrugada en el estacionamiento de la escuela cercana al edificio dónde vivía la ninja, de este modo no las vería la prensa, ni los fans; sin embargo, cuando llegó, no había indicios de que Kali estuviera ahí. Bajó de su deportivo para recorrer el campus y subió unas escaleras de concreto que daban hasta la cancha enrejada.  

Pronto se dio cuenta de tres cosas: Primero, Akali definitivamente no estaba; segundo, la estaban siguiendo; y tercero, sus perseguidores habían encontrado, por fin, la manera de encontrarla sola. 

Tres desconocidos contra una. Era imposible que no estuviera asustada. Era imposible que no quisiera huir. 

—¿Dónde se metió? —preguntó uno de los hombres rodeando el deportivo. 

—No está por aquí —dijo el otro hombre con una guadaña pequeña y dorada en la mano, apareciendo desde el lado contrario al lujoso carro. 

El deportivo de Evelynn estaba solo. 

—Debe estar por ahí escondida, entre los árboles, era obvio que no volvería a su deportivo, eso la haría un blanco demasiado fácil —murmuró Qiyana blandiendo su Ohmlatl, cuyo filo dio un destello en medio de la oscuridad del estacionamiento. 

Comenzó a prestar más atención a los ruidos que la rodeaban, percatándose de que la envolvía un silencio un tanto perturbador. Se había concentrado tanto en oír los tacones de los zapatos de Evelynn que no se percató de inmediato de que los hechiceros que la acompañaban también habían desaparecido. 

—¿Tizoc?, ¿Azetl?

La sobresaltó el estridente impacto del cuerpo de uno de los hombres contra la parte trasera del deportivo. Cuando Qiyana volteó a verlo se encontró con la grotesca imagen del cadáver de Tizoc clavado en el vidrio trasero del Ford Mustang. La sangre del hechicero manchó el suelo cuando el flagelo que lo perforaba salió de él dejando expuesto un agujero al rojo vivo en el abdomen. 

Qiyana quedó de pie, asimilando lo que acababa de ver. Seguramente lo mismo había pasado con Azetl, y ahora esa demonia vendría por ella. Quizo empuñar su arma con fuerza, pero su cuerpo no le respondió. 

"¡Muévete!" se exigió internamente. "¡Muévete y pelea, maldita sea!" Esto era terror de verdad, de ese que paraliza. "¡Cómo pude ser tan estúpida!" soltó la hechicera apretando los dientes mientras Evelynn se acercaba a ella agitando sus flagelos acorazados como dos largos brazos. 

Ese demonio jamás había tenido miedo, solo había fingido tenerlo, había aparentado sentirse acorralada para llevar a los tres hechiceros a un lugar donde ella pudiera mostrar su verdadera esencia. Los más débiles habían bajado la guardia a creer que habían logrado intimidarla, ¡Y ahora estaban muertos!

"Maldita sea" volvió a gruñir Qiyana mientras una lágrima furiosa corría por su mejilla. 

Ella era la siguiente, eso estaba claro. 

—¿Por qué huyes? —preguntó Evelynn con voz embaucadora—. ¿No querías matarme?, ¿acaso ya no tenía los días contados?, pues... Aquí estoy —susurró dejando caer al suelo los zapatos de tacón que llevaba en la mano.

My Demon  [AkalixEvelynn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora