Efi tiene tres condiciones: El amor no es para ella, del pasado no se habla y "rojo" significa peligro. Avan es el rojo del que debe huir.
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Desde pequeña Efi ha aprendido a esconderse, a no sentir de más y a guardar secretos. Sin embargo, tambié...
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Debería comenzar con un: Me levanto en estapreciosamañanasoleadadeinviernolista para devorar mi deliciosodesayuno...
Pero lo cierto es que, de hecho, ya son pasadas las nueve, la mañana está nublada y me encuentro sentada en la barra de la cocina rezando para que lo que sea que mi mejor amiga vaya a servirme no me envenene.
Como que su «teprometoque he aprendido a cocinar» no logró convencerme del todo.
—Lena... —digo por lo que cuento como la vigesimotercera vez hoy. Por supuesto que ella no me presta la más mínima atención y sigue hablando más consigo misma que conmigo.
Me obligo a respirar hondo porque no busco terminar con el trauma emocional de haber matado a mi mejor amiga.
—Lena... —siseo, vigesimocuarta vez en el día. Respiro de nuevo la brisa mañanera. Bien dicen que la vigesimoquinta es la vencida—. Lena... Lena.. Elena... ¡Lena! ¿Ya terminaste? Mis tripas rugen. —Hago un puchero y eso la hace reír.
Honestamente, en este punto me comería cualquier cosa. Tengo mucha hambre. Además, Elena fue terca y no me dejó prepararme mi desayuno, ni siquiera me dejó acercarme a la cocina.
—Prepárate para ser sorprendida —canturrea finalmente, dejando un plato frente a mí. Me sorprende que de hecho no huela mal y que se vea bastante provocativo. Es alguna mezcla rara de colores que se ve bien para mí—. Anda, anda, pruébalo —apremia dando saltitos en el mismo sitio.
Tiene un delantal blanco y rosa que contrasta con su melena rojiza. Parece una niña pequeña orgullosa de haber ayudado a su madre por la mañana.
Llegué aquí hace tres días, en la noche, y lógicamente lo primero que hice fue dormir profundamente hasta la tarde del día siguiente. Dedicamos el resto del día a acomodar los muebles de mi habitación y a ponernos un poco al corriente, no demasiado porque necesitábamos descansar así que tampoco salimos. El día siguiente, que se traduce a ayer, lo utilicé todo para organizar las cosas del trabajo, ya que sé que no tendré mucho tiempo para hacerlo en lo que resta de semana.
No he tenido ganas de salir. Por alguna razón, sentía que tenía demasiadas cosas que poner en orden aquí antes estar lo suficientemente relajada como para conocer la ciudad. Quiero disfrutar esa experiencia sin preocuparme por las mil y un cosas que tengo pendientes.