Efi tiene tres condiciones: El amor no es para ella, del pasado no se habla y "rojo" significa peligro. Avan es el rojo del que debe huir.
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Desde pequeña Efi ha aprendido a esconderse, a no sentir de más y a guardar secretos. Sin embargo, tambié...
Capítulo doce | Pastel de triple chocolate (ParteII)
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—Sí... creo que eso me ayudaría mucho al dar mi veredicto final... soy una degustadora exigente...
No tiene que pedirlo dos veces, una vez que ella me da el visto bueno, dejo que mis labios se adueñen de los suyos y me saboree a su antojo. No hace falta que repita cuánto me moría por probar estos labios otra vez, pero sí diré que el hecho de haber esperado solo lo ha hecho mejor.
Un beso siempre va a ser más delicioso si está cargado de sentimientos. Y este definitivamente tiene algo de ello. Hay mucha lujuria y deseo en la forma en que su boca se mueve contra la mía, sí, pero también hay un toque tierno, algo más que solo la necesidad de saciar una atracción física. No sé de dónde viene, pero hay una conexión entre nosotros que no puedo ignorar.
Ella enreda sus manos en mi cabello y hace una ligera presión en mi nuca para profundizar el beso. Yo llevo un brazo alrededor de ella y presiono contra mí para sentirla más cerca; me encanta esta sensación de tener su cuerpo contra el mío, porque es suave y cálida. Preciosa.
Cuando mi mano llega a su espalda noto que hay un escote en ese lugar del cual no me había percatado antes. Eso me permite pasar mis dedos por su piel desnuda, cosa que me fascina. Ella suspira y eso definitivamente significa que esto le gusta.
Siento que sus dedos viajan a mi pecho y casi quiero maldecir cuando esas pequeñas manos se cuelan debajo de mi camisa sin previo aviso.
Esto es tan bueno... Me cuesta bastante mantener claro el rumbo de mis pensamientos.
Mis músculos se contraen ante su tacto y me trago un gruñido que busco reprimir por cuánto tiempo pueda. No quiero que esto se nos salga de las manos, quiero llevar las cosas a un buen ritmo, hacerlo bien; pero es tan malditamente difícil cuando tengo a esta preciosidad derritiéndome con su boca y en lo único que puedo pensar es en qué tan interesante sería meter las manos debajo de ese lindo vestido y escucharla susurrar mi nombre entre suspiros, mientras que con mis dedos hago cosas más interesantes. No es el pensamiento más romántico que he tenido, pero yo soy un ser humano que tiene su lado lujurioso como todos. Y ella me pone, muchísimo; solo un par de besos y ya cierta parte de mi cuerpo que aprecio mucho se desperezó y está molestando contra mi pantalón.
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Muerdo su labio inferior y creo que ella suelta un sonido que queda ahogado en mi boca. No quiero empujarla más de lo debido, pero... Si ella fue quien comenzó a llevar esto un poco más allá de un simple beso, yo puedo pasarme un poco los límites... solo un poco.
Así que beso su barbilla aunque su boca no quiera alejarse de la mía y bajo con besos hasta su cuello, lo que consigue que ella jadee.
Entonces soy totalmente empañado con el deseo cuando comienzo a besar ese maravilloso cuello, dejando un reguero de besos, caricias y una que otra mordida tierna por todo este lugar. Efi aprieta su mano en mi cabello y echa la cabeza hacia atrás, dándome más espacio; eso casi termina por acabar con mi autocontrol. Dejo que mi mano apriete su cintura y ella suelta sonidos que no hacen más que estimularme y querer más y más. Quiero más de sus besos, de su cuerpo, su boca, sus suspiros, sus manos. Me fascina la manera en la que en tan solo unos minutos ella puede simplemente tomar mi mundo, ponerlo de cabeza, desarmarme, encenderme y hacerme perder los sentidos.
