Efi tiene tres condiciones: El amor no es para ella, del pasado no se habla y "rojo" significa peligro. Avan es el rojo del que debe huir.
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Desde pequeña Efi ha aprendido a esconderse, a no sentir de más y a guardar secretos. Sin embargo, tambié...
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—¿Te sientes un poquitito mejor? —cuestiona Elena, dejándose caer a mi lado en la cama. La observo y le doy mi mejor intento de sonrisa para demostrarle que me alegra que esté aquí conmigo; aunque no creo que luzca muy bien, tomando en cuenta que soy de esas personas que derraman unas cuantas lágrimas y ya tienen los ojos rojos y hechos un caos, como si hubiesen estado llorando por horas.
Sin embargo, Elena acaricia mi cabello y me devuelve la sonrisa.
—Me siento como la mierda, pero es mejor ahora que estás aquí conmigo —respondo con sinceridad, a lo que ambas reímos. Soy un desastre, pero Elena es una de las pocas personas que podría hacerme reír en un momento como éste.
Me acomodo en mi cama hasta que mi espalda está apoyada del respaldo, abrazo a mi almohada y suspiro. Por alguna razón siento mi cabello un poco húmedo al igual que mis mejillas. Elena toca mi frente y frunce el ceño.
—Me parece que se te ha bajado la tensión —comenta, extrañada—. Te buscaré un caramelo. Toma más agua. —Ella vuelve a salir por unos minutos y regresa con una pequeña bolsa de caramelitos. Tomo uno de fresa porque creo que es el único que no me dará náuseas.
Una vez que me lo he metido a la boca, Elena se sienta de nuevo en la cama, esta vez con las piernas cruzadas frente a mí. Se mantiene con la cabeza ladeada mientras me estudia con la mirada.
Busco las palabras adecuadas para comenzar... Ni siquiera sé qué le diré; son tantas las cosas que se remueven en mi interior en este momento.
—La verdad... No es tanto como que sucede... Bueno, sí sucede, pero es más como que sucedió y no lo dejé salir... Y ahora duele todo junto, lo que sucedió y lo que sucede —intento explicar. He compartido sentimientos como estos en muy pocas ocasiones, así que aún es difícil para mí hacerlo, incluso si se trata de mi mejor amiga.
Lena suspira y se recuesta a mi lado.
—De acuerdo, pero debes decirme qué sucedió y qué sucede para poder ayudar a que te sientas mejor —dice. Yo asiento.
—Lo sé... —respondo, con un hilo de voz—. Yo... Uhm... —Respiro profundo de nuevo, en un intento de alinear mis pensamientos—. Es que... D-declan me llamó —suelto, sintiendo que mi respiración es cada vez más inestable.
Elena abre mucho los ojos y su boca forma un círculo en sorpresa, luego su expresión cambia y su ceño se frunce. Cruza los brazos por sobre su torso.
—¿Y qué quería el imbécil? ¿Finalmente decidió recordar que existías? —pregunta con evidente molestia. Alzo la mirada y sonrío un poco cuando noto que está a punto de echar espuma por la boca.
por Lea_Estrella
