O9 : Buen empleo

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El pelinegro volvió a su habitación y Jimin a la suya. No se dijeron nada más, pero sí lo suficiente.

Yoongi volvió a replantearse la idea de irse, obteniendo una respuesta afirmativa y bajando la escalera hacia la cocina en busca de su ropa, la verdadera. Esa que no tenía un pantalón en disimetría. Pero cuando tocó la puerta de la que Seokjin había dicho que era su habitación, para pedírsela, no tuvo respuesta hasta luego de unos minutos, cuando el cocinero le abrió con su teléfono en el oído y algo estirado como para abrir la puerta y tratar de que el cable del artefacto no se estirara demasiado. Su llamada seguía en línea, por lo que Min/Choi trató de ser educado y se calló la boca hasta que el cocinero terminara.

- ¿Siguen allí? ¿En serio...? ¿Por cuántos días más? -Se le escuchaba, pausando unos segundos para oír a la otra persona a través de la línea. - ¿Tanto? Eunwoo no podríamos así, por lo menos uno de los dos... Oh, está bien, entiendo. Adiós.

Vio cómo cortaba su llamada y devolvía el teléfono a su lugar. Un teléfono por lo menos fijo, para la época era todo un lujo. Yoongi se imaginó llamando a tantas personas, bueno, aunque no supieran de su existencia. Sería agradable que le respondiera una llamada algún escritor de esos del primer plano del diario o algún cantante de ópera... ¡O una bailarina de ballet ruso! Wow, los famosos debían tener llamadas entrantes todo el tiempo.

Seokjin se dio la vuelta pero no sonrió como solía hacer cuando lo veía por lo menos desde el tiempo que se conocían, esta vez largó un suspiro cansado y harto de todo, se le notaba. El pelinegro podía sentir toda la presión y estrés que se había formado ahora pesaba sobre sus hombros y a pesar de que fueran anchos, no creía que podría soportarlo por mucho tiempo más.

Ya empezando con la mudanza, luego el visitante, la actitud de Namjoon y la reciente pelea, sumada a todas sus preocupaciones anteriores, debía ser duro y no solo para él, sino para todos los habitantes de esa casa que ahora tenían que sufrir una quinta presencia molestando.

Yoongi quería hacer algo para remediar las cosas, para arreglar algo y que su conciencia tuviera una esquinita limpia.

- ¿Está todo bien, Seokjin?-Preguntó lo obvio y se quiso pegar una cachetada mental.

El cocinero rodó los ojos largando otro suspiro. Debía explicar, se alejó del teléfono y lo miró fijamente al visitante y su pecho cerrado, como si aún con tantos suspiros todavía tuviera que soltar muchas cosas más.

-Bueno... Además de nosotros, están Eunwoo, el mayordomo y Jeongyeon, la mucama. -Al ver al otro asentir, continuó. -Ellos viajaron por separado y debido a la lluvia ahora están varados en Orleans, vinimos desde Toulouse y se les está haciendo imposible continuar. Tampoco sabemos cuándo parará esta tormenta, pero tendremos menos personal hasta entonces y... El personal en esta casa es algo muy importante, al señor Park no le gustaría saber que hay menos gente de la que se indicó que trabajara.

Al visitante se le hizo un lío de nombres, apenas pudiéndose ubicar, pero sí supo que Toulouse quedaba en la otra punta de Francia y que Orleans era más cercano, pero obviamente si los sucesos meteorológicos no cesaban, no podrían llegar hasta nuevo aviso.

-Oh, es una lástima...

Seokjin asintió triste, pero no quiso involucrar a un huésped en sus problemas, así que quiso cambiar de tema:

- ¿Qué te traía por aquí, Yoongi? Luego del alboroto... Pensé que tardarías en venir a hablarme. -Aceptó.

El hombre se quedó callado unos segundos, replanteándose lo que iba a decir. Había arruinado varias cosas, era verdad. Se sentía un asco, era verdad. Pero lo que parecía ser más importante en su vida era una sola cosa: sobrevivir, algo que se le haría difícil en la calle y con esa pandilla llena de contactos por todos lados, acechándolo. Ni aunque se metira en una alcantarilla podría estar a salvo por mucho tiempo.

Imperfecto | yoonmin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora