Imperfecto | yoonmin (PAUSADA)

40. Té de la noche

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Fue una noche después del regreso en la que finalmente Yoongi enfrentó a Namjoon. Mientras este tomaba su té de después de la cena en su despacho, no tardó en entrar sin tocar la puerta (claramente) y se sentó en la silla frente al sofá, sorprendiéndolo cuando dejó de ver la ventana y se dio la vuelta, encontrándose con esa figura pálida y más pequeña de ojos felinos.

—¡Demonios, Yoongi! ¡Casi me matas del susto!

—¡Shh! Haz silencio.

Se levantó bruscamente con su dedo índice frente a sus labios, obligándolo a bajar la voz. No quería despertar a nadie, ni nadie por ahora debía saber la verdad.

—¿Para qué te resulta necesario aparecerte a mitad de la noche sin siquiera tocar la puerta —hizo énfasis a esas últimas palabras —, sentarte en mi silla sin ningún ruido y no pretender que no parezcas un maldito fantasma?

Yoongi suspiró y jugó con sus dedos, había practicado en su mente lo que diría toda la tarde.

—Tenemos que hablar... sobre Valfierno. Sobre lo que hice... hicimos.

Esa propuesta podría haber tomado con la guardia baja al profesor, pero no lo hizo. Tampoco impuso resistencia alguna (algo impresionante), solo dejó su taza de té a medio tomar en su escritorio y se sentó en su sofá, haciendo que instintivamente Yoongi tomara asiento frente a él. Ya se había cansado de tener que unir hilos en su mente, así que trataría de hacer todo de la forma más rápida y fácil posible. Era necesario.

—Empiezo yo —sonó tan estricto que el pelinegro tragó saliva y asintió con la cabeza, no sabía qué podía esperarse de eso —¿Te lo digo como un cuento de hadas para que entiendas bien?

Sonó algo burlón, pero igual aceptó.

—Jimin dice que te va mejor explicando libros de ciencias.

—Dile a Jimin que se equivoca.

Eso le sacó una pequeña sonrisa a ambos, que se esforzaron por reprimir.

—Todo esto es exuberante, Yoongi-

—¿Exu- qué? —lo interrumpió y el otro solo puso sus ojos en blanco.

—Oh, entiendo el por qué de eso... ¿Y si mejor empiezas tú?

—¿Yo? Pero ibas a e-

—Empieza tú —le ordenó y el chico aceptó, reordenando en su cabeza los hechos y tratando de no mezclarse con las mentiras que le había dicho a Jimin.

Y empezó.

—Nací aquí con mi madre, vivimos en la arrabal toda mi infancia. Ella murió cuando yo iniciaba mi juventud, entonces terminé haciendo las cosas solo, siempre solo. Creo que tú tienes una ciudadanía francesa, por lo que no podían haberte hecho lo que me hicieron a mí, Namjoon. Se aprovechan de que no existes legalmente, que se creen libres de explotarte y mantenerte con la amenaza de que si no haces lo que dicen, llamarán a la policía. Así era... es.