12 : Castillo

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-No entendí nada. -Admitió Yoongi y tomó un sorbo del té de manzanilla que Tae le había preparado para calmar su tos.

-Es algo difícil si no te lo explica un profesional. Lamentablemente el doctor tenía que irse, pero puedo hacer todo lo posible para explicarte y que entiendas.

Taehyung era demasiado bueno. El señor Jung se había retirado al terminar su sesión, sin explicar mucho. Supuestamente debía atender un caso de cólera en el otro lado de París, aunque fue extraño, ¿cólera en el año 1911? Seguramente era algo similar y la persona había exagerado. Aunque trató de no darle demasiada importancia y enfocarse en lo bueno que era Kim Taehyung.

Este comenzó a hablar, contando sobre el problema como si lo tuviera interiorizado, o como si fuera un texto que había que saberse de memoria. Mientras hablaba, torcía sus manos entre sí a la vez de que tartamudeaba un poco y desviaba la vista. Estaba nervioso, tal cual como un niño leyendo la oración del día en la escuela por primera vez.

-...Lo siento.

Se rindió el jardinero, dándose cuenta de que todo lo que decía era inentendible para el caballero que tomaba té frente a él. Era un vocabulario demasiado específico, cosa que le hizo creer que tal vez Yoongi no era de una clase con demasiada educación en ciencias naturales. Su comprensión con el mayor iba más allá de los límites.

-Llego a entender lo que es una dismetría, pero... -El visitante se tornó rojo, le daba mucha, mucha vergüenza cuando era evidente gran parte de su falta de educación. Él había sido de esos niños que dejaron la escuela a mitad de secundario, para salir a trabajar. Un trabajo y la escuela para un niño era demasiado. Pero sabía lo básico y un poco más, o lo que sea que se llega a saber hasta segundo año de secundario. A los quince años ya se era un hombre, había que conseguir trabajo, igual que las mujeres, que hasta ya se casaban a esa edad. Luego de eso se había dedicado a crear estrategias de compra, creando así al Yoongi mentiroso que salía a vender cosas o a hacer favores.

Se avergonzaba de aquella decisión, pero en esos momentos era todo lo que había podido hacer. Era algo triste cono la infancia era arrebatada por las responsabilidades de la vida adulta, una muy temprana vida adulta.

El jardinero sorbió su té, decepcionado de su mala explicación. Nunca tenía la oportunidad de explicarlo, nunca había nadie más que no fueran ellos. No había tenido la oportunidad hasta ahora. Pero explicar eso era algo muy importante, más que nada ahora que el visitante trabajaría allí, más que nada para cuidar más a su mejor amigo: el objetivo principal, la prioridad. ¿Pero cómo lo cuidaría si apenas podía explicar algo y hacerse entender? Se ponía nervioso con ese tema, ese era el problema.

Se quedaron callados unos minutos, concentrándose en cualquier cosa a su alrededor. Taehyung miraba el candelabro sobre el techo como si su vida dependiera de ello, pensando en tal vez a quién mataría si se cayera... Movió un poco su silla hacia atrás. Mientras que Yoongi no sacaba su vista del potente remolino que se estaba creando en su taza de té. Era un ambiente lleno de desentendimiento y decepción por la falta de compresión. El sentimiento de fracaso y lo obvia que se estaba haciendo la diferencia entre esas dos vidas.

Aunque una voz quiso romper el silencio

-Taehyung.

Canturreó detrás del visitante, pero a una determinada distancia. El jardinero posó su vista en el responsable rápidamente y como de forma instintiva se puso de pie caminando hasta él de forma ligera. Yoongi volteó y pudo divisar otra vez al rubiecito apoyándose contra la barandilla en un poco más de la mitad de la escalera, con una sonrisa penosa en su rostro, dando a entender que lo que estaba haciendo era una torpeza inevitable.

Imperfecto | yoonmin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora