27 : Momentitos

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Esa noche Jimin solamente pudo pensar en cómo el hombre de ojos felinos se había esforzado tanto en hacerlo sentir cómodo. En cómo le dió una nueva manera de bajar las escaleras y aunque lo cargó para subirlas de vuelta, se sintió mejor. Pensó en cómo compartieron la blanca y suave leche tibia, para al cabo de unos minutos sentirse adormilados juntos.

El rubio era una persona que cuando algo le sucedía con alguien, no dejaba de darle vueltas al asunto. Ya había pensado en el (ya no) visitante, pero esa vez había sido diferente, pero similar a su salida por el correo a su madre. Le gustaban esos momentos calmos, para tener una conversación profunda, sin que hubiera mil acciones intensas en el momento. Sentados, calmados, con las palabras siendo lo único accionado.

Luego estaban los momentitos que sí incluían acciones, esos más importantes que las palabras... bueno, en los libros siempre hacían ver que una acción como un abrazo, una ayuda y hasta un beso, decían más que mil combinaciones de letras. Él era un chico naturalmente callado, que se sentía mal por la otra persona si él hablaba demasiado y hasta muy alto, sí, pensaba demasiado en los demás, pero era lo que prefería hacer porque era lo que hacían con él.

Sí tanto se ocupaban de él, él también los dejaría hacer lo suyo al resto y no estoy hablando solo de las palabras.

Pero volviendo al tema de los momentitos, a Park Jimin le fascinaban. Aunque sí, realmente era fan de los momentos tranquilos pero llenos de una conversación, sin embargo cuando le ocurría un "Momentito" se dejaba llevar.

Entonces cuando había una conversación así acompañada de su... momentito, en serio su mente no se lo olvidaría. Cómo la escena en la ciudad, con la música, el baile y el sentimiento de libertad. Era callado, pero si pensara en voz alta cuando eso pasaba, sería un charlatán de primera.

En eso, volviendo al tema principal: Jimin no dejaba de pensar en lo amable y bueno que era Yoongi con él. Listo. Así el rubiecito pensó en que debería dejar de ser tan vueltero.

Puede ser que eso pase cuando la persona está desesperada por una historia bonita, utilizando cualquier cosa como parte de ella y exagerándola, más de lo que realmente es. Pero para Jimin lo suyo no era nada de eso.

Jane Austen lo hacía pensar mucho... sí, pero no era nada de eso, podía jurarlo. No es como si todos sus años de soledad en su intento de novela bonita llamada vida hubieran afectado a eso.

No buscaba una pareja, con quien darse besos y esas cosas cursis, (a veces sí, pero no siempre) buscaba salir de su zona de confort, alguien que lo cuidara pero no en tanto exceso, que dejaran de encerrarlo en una caja de cristal con pocas personas con la llave.

Taehyung era un ejemplo, y Jimin estaba más que agradecido con él, pero por alguna razón buscaba a alguien más fuera de su círculo cercano, fuera de lo que consideraba su familia. Tal vez, buscaba la compresión del resto la sociedad.

Su infancia no había sido fácil, todo culpa del trato diferente. A dónde quiera que fuera, parecía que todo el mundo fuera de su casa era malo, receloso y con poca capacidad de ponerse en los zapatos disimétricos de los demás.

¿Eso lo había marcado? Por supuesto. Por eso, ahora, con alguien diferente tratándolo diferente, podía permitirse pensarlo todo.

Ay, Jimin, siempre pensando mucho y diciendo poco.

• • •

Lo que brillaba sobre sus cabezas podía definirse cómo mil rosetas de arrebol esparcidas por el cielo hasta llegar al horizonte, donde se encontraban con el sol que estaba pasando su cambio de turno en el trabajo.

Hace mucho las nubes no eran de otro color más que el gris, debían aprovecharlo.

Habían pasado dos días desde la amenaza con instrumental o ese disparo con ruido atemorizante, lo que significaba que era tiempo de irse rumbo a Orleans, en busca de los miembros faltantes.

Cuando salieron a la calle, cerca de la fuente de agua del medio del barrio rico, Seokjin los saludó a los cuatro, supuestamente se quedaba para cuidar de la casa (medida tomada por el profesor el día anterior, un cambio de planes para que la casa no sufriera nada después de lo del otro día).

Jimin iba con ellos, había sido insistente con Namjoon, así que este (con la insistencia aún peor de Taehyung) había decidido llevarlo de viaje con él.

Taehyung iba por obviedad, el cocinero no dejaría a Namjoon viajar solo. Pero Yoongi, Yoongi en realidad ni estaba obligado a ir. En esos dos días el profesor había hecho notar su inconforme con que él fuera con ellos, pero también, era mayor que Taehyung y otro "Adulto" no les vendría mal.

El profesor poseía unos lindos veintiocho años, mientras que Yoongi unos dieciocho y Taehyung y Jimin dieciséis. Claro, recordemos que en esos años, ya hasta con trece años uno era considerado una persona que trabajaría y se encargaría de cosas que alguien mayor podría (debería) hacer. Los que podían, seguían estudiando y obtenían su título profesional cuanto antes, pero si no... ¡A trabajar!

Irían a tomarse el tren en el auto de la familia, el cual estaba estacionado a la vuelta de la casa. Era un Cadillac de 1902, según Namjoon fue lo único que pudieron conseguir al venir a Francia hace un año.

No tenía techo y sus ruedas eran enormes, parecía que en su asiento cabían solamente dos personas, pero al final, dos mas el conductor entraban algo apretujados. Así que al final, el profesor obligó a Taehyung a llevar a Jimin en su regazo y este sabía que era algo necesario, pero seguía pareciéndole acto de un bebé. Y Taehyung y Yoongi lo notaban.

— ¡Yo y Taehyung podemos ir sentados en el baúl!

Exclamó el pelinegro antes de que se arrancara el coche, ganándose una mala mirada de parte del profesor, quién posó su dedo índice en su ceño y cerró los ojos, no diciendo que sí pero esperando que lo hicieran para no comerse otra escena dramática, venía tratando de confrontar todo desde hace semanas atrás.

Taehyung le sonrió a Jimin, quién les devolvió una sonrisa triste porque ellos tuvieran que viajar allí por algo tan tonto cómo lo que él pensaba. Pero al final, el par del reloj y el gatito, se sentaron cómodamente en las maletas y se recostaron en la parte de atrás del asiento, sosteniéndose bien y mirando el camino que iban dejando atrás.

Y Jimin sonrió, ja, era tierno ver las pequeñas acciones de Yoongi hacia él.

Momentitos.

Holi, otra vez, perdonen el restraso. La cuarentena en serio me está llenando de cosas y no soporto nada, espero que a ustedes les esté yendo bien de todas formas.

Este fue un capítulo corto así que creo que actualizaré el que sigue para no dejarlos con tan poco después de tanto tiempo, gracias por leer <3

Imperfecto | yoonmin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora