37 : el trueque, pt.2

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Rubiecito tierno.

Nunca se había detenido a pensar en ese obvio detalle, simplemente lo había admirado en silencio sin darle demasiadas vueltas. Supongo que cuando admiras a una persona no le das muchas vueltas, simplemente admieaPero ahora que lo veía, sí, Jimin era rubio.

Yoongi había vivido toda su vida en Europa y visto personas hasta con cabello anaranjado y bonitas pecas, pero para él siempre había sido un asiático con cabello negro. Aun así eso no quitaba que hubiera asiáticos con otros colores. Nunca lo había visto, no tenía por qué pensar que que todos los asiáticos tenían colores oscuros entintando su cabello.

Por eso tardó en entender esa posibilidad y sintió las hebras rubias de Jimin como una verdadera mentira que le costaba reconocer.

—Pero si dijiste que era un amarillo muy chillón mezclado con tu color natural... ¿Por qué sigues siendo enteramente rubio? Hasta donde sé el cabello crece —Yoongi observó por lo bajo, realmente le estaba costando entenderlo.

—Seokjin me ayudó, hizo un buen trabajo, con ayuda de mis padres, claro —explicó Jimin—. Cuando pasó lo del... circo... la maestra no hizo nada y mis padres no lo soportaron. Les conté todo lo que hacían y decían los niños, nunca lo había hecho. Comenzaron a educarme en casa, no querían arriesgarse a nada hasta que pudiéramos mudarnos a París.

—¿Entonces?

—Ah, sí. Como ya ni era necesario salir y aún así mi mamá insistió en no raparme el cabello. Una gran parte era amarilla y muy horrible. Seokjin lo cortó un poco y se tomó la libertad de intentar algo pero esta vez bien. Aprendió a usar los tintes que mamá y papá habían conseguido de sus viajes y me hizo rubio, más claro. Lo hacemos siempre que mis raíces se notan demasiado. A nadie le importa igual, hasta es mejor porque en la calle me toman como un europeo más.

—No tienes que ser rubio para tener respeto.

—Tengo que ser igual a ellos para tener respeto. Lamentablemente estoy lejos de serlo.

—Estoy seguro de que el Jimin de cabello azabache es mil veces mejor...

—¿Cómo?

—Bueno, sigues siendo tú mismo... pero tu forma natural sin tener que cambiar para nadie, debe ser igual de linda y real.

Yoongi bajó la mirada, sonrojado por lo que acababa de decir y Jimin estaba igual, pero sonriendo.

—Nunca nadie que no fuera de mi familia me había llamado lindo.

—Es la verdad —Yoongí elevó sus hombros y Jimin agrandó su sonrisa —. No me gusta mentir.

Que ironía, realmente lastima.

El ambiente se había calmado, el reloj marcaba las tres y media de la madrugada, ellos apenas repararon en ese detalle. Era lindo hablar, sentir y pensar. Esa noche Jimin descubrió otra forma de hacer que el tiempo pasara rápido.

—¿Cuándo me contarás algo sobre tí, Hyung?—se atrevió a preguntar el “rubio”, las dudas no salían fácilmente de su cabeza y todo era un trueque por comprensión a fin de cuentas —Es decir, sé que aquella vez con Taehyung, pero me gustaría que fuera a más detalle.

Podían ser las tres de la mañana, pero el interés en el otro les quitaba el sueño.

Yoongi otra vez tuvo sus pequeños ataques de desesperación y su interminable duda de si contar la verdad o limitarse a mentir. No estaba muy seguro al principio, pero por Dios, el callado y desconfiado Park Jimin acababa de relatarle sus penas estrujando sus manos. Con esa imagen en mente, decir la verdad ya no era una posibilidad, era un hecho.

Imperfecto | yoonmin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora