17 : Mentirilla

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Jimin caminaba junto a Taehyung, suavemente, cómo siempre. Luego de una larga sesión de "Te cuento lo mío y tú lo tuyo" frente al reloj de péndulo, ya estaban enterados de lo suficiente como para saber lo que harían luego. Estaban muy felices, por primera vez en tres días las cosas parecían pasar con calma.

En esos momentos, el rubio se controlaba para no salir corriendo. La emoción que estaba sintiendo era suficiente como para olvidar el resto de las cosas que lo atormentaban y la naciente timidez que sentía de repente cuando veía al visitante. Es que la noticia era simplemente lo mejor que había escuchado en meses, después de los innumerables "Hoy comeremos arroz con leche" del hombre de hombros anchos y el único "Un minuto y treinta y cuatro" del jardinero junto al reloj luego de una danza prohibida.

Y esa "Danza prohibida", no se refería a esas danzas exóticas, provocativas o extrañas que eran tabú entre todos. No, su "Danza prohibida", era simplemente bailar.

Era lo que haría en esos momentos, cuando llegara luego de varios pasos muy muy lentos (para que el dolor llegara luego de realmente moverse, bailar) iba a hacer que su cuerpo tocara los cielos a pesar de las adversidades y así, con música bonita, aunque no llegara a sobrepasar su límite o a tocar las nubes realmente, iba a bailar y era lo que le hacía feliz.

-Hay un piano en la habitación que da al jardín trasero, no preguntes cómo, pero con Yoongi logramos bajarlo del ático. -Le había dicho en secreto Taehyung luego del desayuno, cuidándose especialmente del de los anteojos de medialuna.

-Pero no sabes tocar el piano.

-Yoongi sí, Minnie.

Así, cuando llegaron a la habitación en la cual a través de sus ventanas se veía la bonita colina de atrás de la casa, se encontraron con ese pelinegro de ojos de felino sentado frente al ahora reluciente piano que ante los ojos de Park, era algo majestuoso.

Yoongi solamente pudo sonreír al ver a ese joven ser tan feliz de repente con solo ver un instrumento, en cierto modo, comprendía lo que le pasaba. El rubiecito tierno se notaba aún más tierno, se notaba más feliz.

-¿Realmente sabes tocar el piano?-Le preguntó en voz baja, con la mirada fija en el instrumento y un fuerte brillo en los ojos. Maravillado.

El pelinegro asintió, con esa sonrisa contagiada por su compañero, queriendo ser modesto pero a la vez contarle sobre su talento oculto. Era un talento que nunca tenía la oportunidad de mostrar y que solo practicaba de a poco, pero con el tiempo, se había convertido en una habilidad hermosa que lo ayudaba a afrontar las cosas.

Sabiendo el amor por la danza oculto de Jimin, Yoongi podía jurar que algún día le encantaría que ambos pudiesen enseñárselo al mundo, sin miedo o riesgos.

-¿Qué es lo que más te gusta de bailar?

El rubiecito tierno pareció pensar mucho esa respuesta, tratando se encontrar las palabras adecuadas y, encontrando el valor de soltarse y decirle todo sobre su amor hacia ella. Si hablaba de lo que amaba, hablar era más fácil. Si la otra persona también lo amaba, comenzar era más fácil.

Para él, bailar era una salida, todo lo contrario a lo que se le estaba permitido hacer. Algo que le permitía volar, sin la necesidad de ser perfecto, solamente moviéndose como él creyera correcto, sintiendo la música y el fuerte latido de su corazón. Bailar era una forma de dejar se sentirse imperfecto, aunque al pasar se unos segundos, doliera, se cansara y el mal sentimiento volviera. Amaba hacerlo y no lo dejaría, moriría haciendo lo que amaba, afrontando las consecuencias con una sonrisa.

-Bailar... Es libertad.

-Entonces, tocaré algo para que te sientas así.

Claro de Luna lograba hacer sentir muchos sentimientos a todos, pero en especial a ese rubiecito tan fan de Debussy. Toda música se puede bailar y a pesar de que sea una canción tan lenta y que carezca de un ballet oficial, él bailaba con sentimiento igual. Amando cada segundo hasta el minuto y treinta y cuatro, cuando para ese entonces, ya había bajado lentamente para no caer, frotándose la espalda mirando sus piernas con pena.

El (ya no) visitante (al cual se le tendría que dar un nuevo apodo), comenzó a tocar esa pieza de música con toda la emoción del mundo. Le hacía muy feliz tocar aquello, lo llevaba a momento en específico de su vida, ese poder que tiene la música.

El rubiecito tierno, cautivado por la música en vivo, dejó su cuerpo relajado, cerrando sus ojos y comenzando a moverse a la par de la melodía, agradecía haberse puesto sus badanas antes. Cómo ese pelinegro tocaba el piano era algo digno de ver y Park Jimin apenas terminaba de entender todas las sorpresas que ese pelinegro tenía para darle.

Recostado junto a la ventana, el jardinero no dejaba de mirar a su mejor amigo, maravillado como cada vez que lo veía hacerlo. Verlo hacer lo que amaba, sin preocuparse, siendo él mismo. Le hacía tan feliz el solo hecho de verlo sonreír. Mentalmente contaba segundos, tratando de no perderse en sus movimientos y en su sonrisa.

El pelinegro, observaba a ambos, desde su piano. Esa relación tan tierna. La sonrisa de Taehyung y la hipnotizante forma de bailar de Jimin. Tenía algo que provocaba el no querer dejar de verlo, en esos momentos, juraba que podría verlo bailar durante mucho mucho tiempo, más de un minuto y treinta y cuatro segundos.

Un número que limitaba a ese joven, pero que aun así, en el esforzarse en pasarlo, ese límite se achicaba de a poco. Si Jimin era tan feliz así, si transmitía esa felicidad sin siquiera intentarlo, era algo real y potente. Al verlo bailar, Yoongi terminó de entender lo que significaba el baile para él. Lo que significan las cosas que se aman, para alguien imperfecto.

Bailar es libertad, tocar música es libertad. Tocar música y que alguien la baile, es volar, ya libres por siempre.

Por eso, trató de ignorar el hecho de que cuando Jimin paró de hacerlo, fue en el minuto y siete. Min Yoongi se puso de pie y con Taehyung caminó a ayudarlo a levantarse.

Ese jardinero se sentía orgulloso, pero también sentía miedo, miedo a la decepción, al ver ese brillo de sus ojos desaparecer cuando le dijera el tiempo que había durado. Si bien siempre luego de eso, el rubiecito volvía a sonreír (pero con algo de pena) prometiendo que la próxima vez sería, pero darle la mala noticia no era algo que le gustara hacer.

Lo que había sentido ese pelinegro viéndolo bailar, habían sido varias emociones y entre ellas, ese sentimiento de identificación con la situación del rubio, que tal vez no era la misma del todo, pero cierta relación había. Cómo Jimin no podía, pero igual trataba, algo así como lo que Yoongi quería hacer con su vida. Tratar de mejorarla, aunque cueste, aunque no pueda.

Bailar y la vida eran dos cosas muy diferentes, pero el factor de lo que la danza significaba para el otro, le hacía ver que entre ellos, se podía bailar la vida.

La libertad que buscaba Jimin, era ser libre de esa imperfección en su físico que tanto se esmeraba en limitarlo. La libertad que buscaba Yoongi, era ser libre de esa imperfección que había cometido por dentro. Y sanar todos los errores del pasado, para ser mejor persona en el futuro.

No quiso decirle la verdad, no quiso ver cómo la realidad golpeaba su cuerpo, no quiso ver el brillo en los ojos del rubiecito, apagarse. Motivación, un poco de esperanza, lo que a él le había faltado. La vida algunas veces es demasiado sincera, una pequeña mentira que te haga salir adelante, luego se convertirá en un hecho.

-Jimin, lograste llegar al minuto y treinta y ocho.

Cuatro segundos hacen la diferencia para alguien con expectativas bajas. Pero Yoongi estaba seguro que esa mentirilla se convertiría en un hecho.

Mentiras para bien, entre mil verdades.

Porque ansiaba ver ese brillo en sus ojos más seguido, porque se lo contagiaba y era de lo que más necesitaba.

Necesitaba lograr una mejora.

Me gusta mucho este capítulo ah.

Tenía planeado publicarlo mañana en la noche, pero quise hacerlo hoy. Se lo dedico a @ddaengustd , que es arte y aunque esto no llega a su nivel de arte quería tratar de plasmarle una sonrisa sisi.

Imperfecto | yoonmin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora