23 : Cuento clásico

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Seokjin hervía la papa, cortaba la lechuga y los tomates. Cocinaba la carne de forma meticulosa, sin que se quemase o quedara cruda. La cortaba con la más fina cuchilla y la enriquecía con sus especias traídas de China. Tenía sus huevos, la yema era muy amarilla, el delicioso huevo de campo. Guardaba los pedazos de pan en la canasta con sumo cuidado y preparaba la limonada con la azúcar justa. Sería una comida sin dudas exquisita. Cuando fue en busca de su mantita para sentarse en el césped y la colocó en la canasta, terminó de cocinar y guardó la comida en su cesta. Todo estaba listo, todo estaba perfecto. Por la insistencia de Taehyung, todo debía serlo.

El hombre de hombros anchos salió de la cocina con todo completo, se quitó su delantal y se puso su boina. Esperaba encontrarse un comedor vacío como todas las mañanas, con la luz entrando por el ventanal y su ambiente tranquilo de siempre. Pero en cambio, se encontró a un rubiecito con sus manos completamente moradas y una expresión avergonzada.

-Hay moras el jardín, Hyung.

- ¿Qué quieres hacer, Jiminnie?-Preguntó el cocinero, algo desconcertado, sin saber cuánto habría tardado en encontrarlas y al parecer, solamente había llegado a rozarlas con sus manos.

- ¡Las encontré! ¡Encontré las moras, Seokjinnie!-Exclamó el jovencito. - Pero no las alcanzo, ¿Podrías ayudarme a buscarlas? Puedo llevar una silla...

El cocinero soltó una de sus peculiares risas, ya habían tenido su conversación sobre esas moras. El mayor le había comentado que según la antigua familia, entre tantas plantas había un arbusto de moras, pero no le habían aclarado la ubicación exacta. Jimin sonrió y mantuvo su actitud de niño pequeño que algunas veces salía a la luz, realmente era muy tierno.

-No tenías que hacerlo solo, podía ayudarte a buscarlas. -Le reprochó. -Será mejor que vayas a lavarte las manos y si quieres, busques el resto de los ingredientes en la cocina. Yo buscaré las moras.

Era mucho trabajo, pero al final, siempre valía la pena. Así que era mucho mejor esforzarse. Seokjin juntó todas las moras que pudo y con Jimin trataron de preparar el plato faltante. El plato del final, pero no el menos importante.

Había llegado el tan esperado día de campo, más que nada esperado por Taehyung. Él insistía que ahora que la lluvia se había ido, deberían subir la colina para ver en lo que había estado trabajando todos esos días: el invernadero. Además, por disfrutar algo entre todos luego de tanta tormenta, ya que el próximo plan era el viaje a Orleans.

- ¿Por qué quisiste hacer este postre en específico, Jimin?-Le preguntó el cocinero cuando faltaban unos pocos detalles para el postre que él mismo trataba de realizar.

El rubio (que se hallaba sentado del otro lado de la cocina, con la cesta de campo a su lado), tardó en responder, como si estuviera inventando la excusa que le salvaría la vida.

-Porque es delicioso y... Quería que tuviéramos algo dulce. -Respondió, desviando la mirada con el objetivo de ocultar el intenso color rojo que se estaba formando en sus mejillas.

-Bien, se te veía muy interesado en él los últimos días. Espero que cuando los chicos vuelvan, también quieras hacerles un poco.

- ¡Por supuesto!

• • •

-Toma, el sol está muy brillante hoy. -Seokjin le extendió un sombrero negro a Yoongi, quien lo aceptó con una sonrisa educada. Llevaba la cesta que no dejaba de desprender olores deliciosos que se moría por descubrir su origen. Degustarlo y degustarlo, qué bello era poder darse el gusto.

Estaban por salir, a su lado, Taehyung llevaba su característico sombrero de paja, con su camisa azul a juego con sus pantalones y sus botas amarillas como margaritas. Él llevaba algo parecido, pero sus zapatos negros era algo que según Seokjin, siempre debía utilizar. Era extraño tenerlos siempre tan lustrados, antes vivía con sus alpargatas completamente llenas de lodo u otra cosa que se encontrara.

Imperfecto | yoonmin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora