Nos volveremos a ver ¿Cierto?

"Estaremos juntos por siempre ¿No?"

Era lunes por la mañana, un día normal como cualquier otro. Como todos los días era horario de clases, pero un pequeño niño albino estaba merodeando por el bosque, solo como siempre. Para ser un niño de cinco años tenía varios admiradores tanto hombres como mujeres, pero el no es muy sociable que digamos.

Todo estaba silencioso, hasta que se pudo escuchar un pequeño sollozo. El se acerco al lugar del que venia para ver de que provenía.           Era un pequeño niño castaños con ojos azules que vestía bellas y caras ropas, con un poco de tierra y barro, al igual que su rostro, solo que este estaba lleno de lágrimas.

- Estas bien?

   ...  

De nuevo hubo silencio.

- De donde vienes? - Volvió a preguntar el albino.

- N-no lo recuerdo, ¡Wa~! - Volvió a llorar.

- Estas solo? - Pregunto.

- S-si - El pequeño niño hablaba con la voz entrecortada

- Pues ya no, estoy aquí, si quieres ven conmigo- Era raro que el lo dijera, pero si, el lo dijo.

- ¡Si! - Grito el ojiazul mientras se lanzaba a los brazos ajenos del otro niño de ojos agua marina.

- ¿Como te llamas?

- ¡Sora! - Dijo con una pequeña pero brillante sonrisa.

- Un gusto Sora, mi nombren es Riku

- El gusto es mío Riku

  "Grr~" Sonó la pequeña panza de Sora.

- Parece que alguien tiene hambre.

- Jeje~

- Ven sígueme.- Al terminar la frase, Sora tomo la mano de su contrario y fueron a un lugar que el no conocía.

- Que es este lugar? - Pregunto.

- Es mi pueblo, bah donde yo nací.

- Donde esta tu casa? - Inquirió.

- Por allá, cerca de la playa- Señalo.

- Riku? - Pregunto una mujer- No deberías estar en el colegio?

- Mierda. Sora, corre.

Corrieron de la mano llegando a lo que seria una palmera inclinada en medio de una pequeña isla.

Ambos estaban agitados por correr tan rápido.

- P-por.. qu-que corremos?
- Se supone que debería estar en el colegio, y como este pueblo es diminuto, todos se conocen entre sí, incluyéndome a mí.

- Bueno,tenías hambre ¿No?

- ¡Si! 

- Ten toma- Riku le ofreció una fruta en forma de estrella que había sacado de la palmera en la que estaban descansando.

- ¿Que es?

- Es un Paopu, se supone que si lo comes con alguien, sus destinos estarán entrelazados. 

- Entonces comamos lo juntos- Ofreció el castaño-así estaremos juntos por siempre ¿No?- Decía con inocencia.