"Hablando del rey de Roma"

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- Oye

- ¿Hu?

- Ahora que puedo ir a otros lugares~

- ¿Donde quieres ir?

- Podemos ir al pueblo, por favor- Insistía el castaño poniendo ojos de cachorro.

- *Suspiro* Esta bien.

- Si!- Festejo victorioso.

- Pero...

- ¿Pero..?

- No puedes ir así vestido, sabrán que eres el príncipe, a no ser que quieras ir en un carruaje.

- No, tienes razón.- Se quedo pensando.- Tu tienes ropa normal ¿Cierto?

- Supongo.

- Entonces, tu cámbiate el uniforme y ponte tu ropa, yo veré si tengo algo o sino le pido a alguien.

- Okey.

- Nos vemos.- Al decir eso, se marcho dejando solo al caballero.

- *suspiro* Sigues siendo el mismo, idiota- Lo ultimo lo dijo con una pequeña sonrisa en su rostro.

.  .  .

Sora buscaba y buscaba entre todas sus ropas, lo único que encontraba eran vestimentas elegantes, dignas para un príncipe. Abrió un cajón que no solía abrir y encontró unas pequeñas vestimentas que no eran como las demás, las tomo entre sus brazos y las olio, olían a mar, eso era raro ya que allí no había uno cerca. Volvió a dejar aquellas ropas donde se encontraba y siguió con su búsqueda.

Al final el ojiazul  combino algunas prendas de ropa y termino poniéndose un enterizo rojo, que en el medio tenia un sierre que llegaba de su parte baja hasta un poco mas del pecho. También una chaqueta blanca y negra junto a unos grandes zapatos amarillos estilo Disney, y su collar en forma de corona.

Corrió por los largos pasillos en busca del albino. Al girar en una esquina el castaño se choco con alguien.

- Ah!- Grito al caer.

- Lo siento.- Respondió un rubio, ofreciéndole la mano al ojiazul.

- Esta bien no te preocupes Ven- Dijo agarrando la mano del nombrado.- ¿Estas de visita?

- Si, me dijeron que debía conocer mejor a Vanitas.

- ¿Que hablan de mi?- Dijo fríamente una voz mas grave que las anteriores.

- Hablando del rey de Roma.

- Vani!- Dijo el rubio abrazando en cuello del azabache.

- No me llames así.

- ¿Porque no?

- Ya sabes porque, idiota.

- Yo también te quiero.

- Tsk- Chasqueo la lengua. 

- Bueno mejor me voy, me están esperando.- Decía ofendido por no ser parte de la conversación.

- Adiós Sora.

- Chau Ven, Vanitas.

- Vete de una vez.

Y el castaño siguió su camino.

Luego de unos minutos encontró al caballero.

- Hasta que llegas.

- Lo siento, es que no encontraba ropa.

- Esta bien, no te preocupes. ¿No te vas a morir de frío vestido así?

- Puede ser, pero no importa sigamos.- Dijo jalandole el brazo del oji-agua marina.

Nos volveremos a ver ¿Cierto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora