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Kevin

Iba caminando por los pasillos de la escuela cuando lo vi sentado en las escaleras que iban al segundo piso muy entretenido en un libro.

Y solo allí me permití revivir los recuerdos del viernes.

—Teddy! Sabes si Erick ya llegó?

—aaam, no lo se, no lo he visto así que supongo que no.

La verdad no me estaba poniendo mucha atención ya que sus ojos estaban mas que pegados en el cuerpo de aquella chica pelirroja con vestido azul que bailaba justo enmedio de la pista con unas cuantas personas más.

—Teddy, por qué no vas y le hablas!?

—estás loco? Ella me odia y ni siquiera se por qué! No quiere darse el tiempo de conocerme y eso ya me está consumiendo!

—bueno, tal vez sea hora de fijarte en otra chica!

—Kevin, cuando te enamores me entenderás...

Rodé los ojos, pero era verdad, nunca había sentido siquiera una pequeña atracción por nadie, ni por chicas ni por chicos, nunca me cuestione mi sexualidad ya que nunca nadie había llamado mi atención.

De repente escuché algo quebrarse, me asusté así que me dirigí hacia donde escuché el ruido.

—no! Ya te dije que no quiero, imbecil!!

El niño de los ojos bonitos, el hermano de la nueva psicóloga estaba siendo acorralado por un giganton de cabello rubio y piel broceada, los tocaba de manera indescente y el niño solo trataba de salir de sus brazos.

—mira niño, mas te vale que coperes y lo hagas por las buenas, porque por las malas no te va a gustar!

—sueltame!!

—cállate!!

Ya no pude soportarlo mas y decidí salir con un poco de miedo, porque bueno... Yo no era precisamente alto y el era enorme.

—te pidió que lo sueltes, acaso no escuchaste?

El grandulon se dio la vuelta y se burló en mi cara cuando me vio.

—no te metas en esto enano...

Miré un segundo al niñito y noté sus ojos desorvitados y movimientos torpes.

—quiero pensar que está borracho por su cuenta y no que lo drogaste...

—te dije que no te metas.

—y si la policía se entera, podrías ir a la carcel, así que largate si no quieres que te vaya muy mal.

El tipo bufó y se fue, yo caminé hacía el niño y cuando me miró, sonrió.

—gracias por eso, supongo que eres mi heroes.-sonrió juguetón.

—no soy el heroe de nadie...

—el mío! Y uno muy guapo.

Abrí mis ojos a tope cuando sentí sus labios chocar con los míos en torpes movimientos.

Sorprendido lo alejé de mi lo mas cuidadosamente posible.

—qué? No te gustó?

—mira, estás borracho o drogado, no lo se, así que no voy a aprovecharme de ti.

—no lo harás, anda, dejame besarte un poco más...

—yo no...

Y sus labios me interrumpieron una vez más, solo que esta vez me di el lujo de saborearlos, tenían un intenso sabor a alcohol pero la suavidad de ellos hacían que pasara desapercibido.

Sobre apuestas y sus efectos secundarios (gay/m-preg) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora