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Dos semanas habían pasado desde que Erick se fue de la casa de Sky sin decir más.

Sky no lo había visto en esos días ya que ya no iba a clases, había intentado llamar a Erick, pero este no contestaba.

Se la pasaba encerrado en su cuarto, no estaba comiendo bien, Andy estaba preocupado, no podía hacer que Sky se alimentara bien, el menor no tenía ganas de nada.

Parado frente al cuarto de su hermano con un plato de espagueti, Andy insistía en que abriera la puerta.

—Sky, te traje espagueti.

Andy lo recibió respuesta.

—Sky, tienes que comer, no desayunaste nada, va a hacerle daño a los bebés si te sigues descuidando de esa forma.

Cuando no recibió respuesta de nuevo, suspiró fuertemente y volvió a la cocina, dejó el plato y marcó el número de Erick.

Después de escucharlo sonar tres veces, escuchó la voz de Erick al otro lado de la línea.

—hola? Andy?

—Erick, por favor ven a mi casa, Sky te necesita

Sky? Qué le pasó? Está bien?

—no, no lo está ha estado comiendo muy poco estos días, los bebés tienen que recibir nutrientes, y lo que Sky está comiendo no ha de alcanzar ni para el mismo, tienes que hablar con el, está muy triste, ni siquiera sale de su habitación.

Andy escuchó un suspiro del otro lado.

—está bien, aún me queda una clase, pero trataré de salir lo más pronto posible.

—gracias, Erick, se que a Sky le hará bien hablar contigo.

—eso espero, te veo más tarde.

—claro, te esperaré.

Una hora más tarde, el timbre de la casa ya estaba sonando, Andy corrió a la puerta y la abrió, suspirando de alivio cuando se encontró a Erick.

—dónde está?

—en su cuarto, ten—le entregó un plato con espagueti recalentado—convencelo de comer, no ha comido nada hoy.

Erick asintió y fue rápidamente al cuarto del castaño.

Cuando estuvo frente a la puerta, la tocó tres veces pero no recibió respuesta.

Erick suspiró y volvió a tocar.

—Andy, ya te dije que no quiero nada! No quiero ver a nadie!

—no soy Andy... Soy yo, Sky, Erick, abre por favor, tenemos que hablar.

No hubo respuesta, pero después de unos segundos, la puerta de la habitación se abrió.

Sky apareció con una camiseta enorme que llegaba hasta arriba de sus rodillas, tenía unas grandes ojeras debajo de sus ojos y su cabello despeinado.

—Erick? Qué haces aquí?

—puedo pasar?

Sky le dirigió una mirada apenada a su habitación y después asintió, se hizo a un lado permitiéndole a Erick entrar.

La cama de Sky estaba totalmente desecha y en la silla frente a su escritorio había una montaña gigante de ropa.

—qué haces aquí? —repitió.

Sobre apuestas y sus efectos secundarios (gay/m-preg) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora