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Mientras Sky sostenía a sus bebés en los brazos, los nervios corrían de punta a punta en su cuerpo. En ese momento se encontraban en el aeropuerto, justo por donde llegaría Erick.
—ay dios, estoy tan nervioso. —dijo meciendo a los pequeños.
—tranquilo hermanito, todo saldrá genial.
—lo se, es que ha pasado tanto tiempo, muero por verlo! Que bueno que estoy cargando a los niños, porque de no ser así, ya no tendría uñas.
—me sorprende mucho el hecho de que puedas cargar a dos bebés. —dijo tomando a Sage entre sus brazos. —solo para aligerar un poco tu carga.
—te acostumbras, al principio hacía malabares para sostenerlos a ambos.
—ahora eres todo un experto.
—no diría que un experto, pero algo se aprende.
—me encanta verte en esta etapa, has madurado mucho, Lee.
—de verdad?
—si, creo que nuestros padres estarían orgullosos de ti.
Sky le dió una pequeña sonrisa tragandose el nudo de su garganta.
—crees que ellos los hubieran querido? —preguntó mirando a Sage entre los brazos de Andy.
—claro que si, los amarían, serían los abuelos más consentidores del mundo.
—si, estoy seguro de eso. Al menos tienen a los padres de Erick, siempre están al pendiente y los aman demasiado.
—quién no lo haría? Mira esas caras.
—lo se... Espera, creo que ese es el vuelo de Erick, ya llegó! —señaló la pantalla que anunciaba los vuelos.
—si, creo que si.
Cuando los pasajeros comenzaron a pasar por la puerta, los nervios de Sky aumentaron, el proceso era bastante lento y el estaba muriendo por ver a Erick lo más pronto posible. Cargó a Sage también para que Erick pudiera ver a ambos a la vez, no era el único que estaba nervioso, porque los niños ya comenzaban a inquietarse.
Varios minutos después, ya un poco cansado de cargar el peso de ambos niños, por fin logró ver a un precioso moreno saliendo por esas grandes puertas, casi babea cuando lo vió con aquel pantalón ancho camuflajeado, una playera negra pegada a su pecho y una chaqueta negra.
Cuando Erick levantó la mirada, se encontró por fin con ese rostro que tanto anhelaba ver, sintiendo la emoción recorrer todo su cuerpo corrió esquivando a todo aquel que se le cruzara, seis meses desde la última vez que lo vio y se sentía morir.
Cuando estuvo más cerca, fue consciente de lo que cargaba el chico en sus brazos, dos hermosos bebés vestidos iguales. El nudo se formó en su garganta sin poder evitarlo y cuando por fin estuvo frente a ellos, soltó sus maletas para rodear a Sky con sus brazos, con todo el cuidado que pudo para no aplastar a los gemelos.
Su nariz inhaló el aroma de su amado, el cual ahora estaba cubierto de un delicioso olor a loción de bebé.
—estás aquí. —musitó el menor.
—aquí estoy amor.
Un balbuceo los hizo separarse, Erick miró a los dos pequeños y sintió su corazón estallar de alegría, dos pares de ojos lo miraban centellantes.
—amor, te presento a Lee. —sacudió despacio al pequeño con la playerita roja. —y a Sage...—hizo lo mismo con el, que tenía la playera azul. —Nuestros hijos.
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Sobre apuestas y sus efectos secundarios (gay/m-preg)
Teen FictionSky Blace tiene 17 años. Erick Bracco tiene 19. Sky sueña con un gran futuro. Erick sueña con fiestas. Sky quiere alcanzar sus sueños. Erick no tiene problema con destruir esos sueños con tal de divertirse. (M-preg) Otro de mis clichés