XXXl. THEA

887 64 30
                                    

En el templo de Kamar-Taj, Everett despertaba.

-¿Do...donde estoy?-

Stephen tragó grueso, *-el momento ha llegado-* pensó.

-Estas en Kamar-Taj, tuve que sacarte rápido luego que te inyectaron...-

-¿Inyectaron?-

-¿Recuerdas lo que pasó?-

Everett aún confundido se levanta de la cama y se sienta acomodándose en el respaldo,intenta hacer memoria...un poco en desorden las imágenes llegan a su mente.

-Si...creo que sí...dime...¿Moriré?-

-No...bueno...existe la posibilidad, pero no...-

-¿Cómo que existe la posibilidad? Por favor Dr. Strange sea honesto conmigo-

-Llamame Stephen...descuida estarás bien, ya estás bajo control-

-Soy Everett...aunque creo que lo sabes...y espero que tengas razon..-

El mago le sonríe y Ross se sonroja aún más de lo que ya estaba.

-Como que hace calor aquí...-el agente se lleva su mano al cuello, empezó a sudar nuevamente.

-¿Te sientes bien Everett?-

El mago le toca la frente, el agente se estremece al contacto y al ver de cerca los ojos del contrario, un hermoso tono entre azul, verde y dorado, que le miraban preocupado, le hizo voltear el rostro bruscamente.

-¿Everett?-

Strange sabía lo que pasaba, había visto con el ojo de agamotto diferentes maneras de evitar aquello, pero simplemente estaban destinados, como si algo desde tiempos inmemorables lo había escrito en piedra para que ningún mortal o celestial lo borrara .

-Lo...lo siento Stephen...yo no...- la respiración del agente se agitaba, sentía que su rostro ardía, su mente se nublada, se llevó la mano que tenía en el cuello a la frente, comenzó a ver borroso, como si al tener frente a él a aquel mago extraño le hacía sentir cosas que jamás había imaginado.

-Tranquilo Everett, todo lo que sientes es por la sustancia que te inyectaron, debes descansar, hice todo lo posible para que estés mejor, solo tranquilízate... saldré un momento para que te relajes, iré por una taza de té...- al darse la vuelta, el mago sintió como el otro le sujetó el brazo, Stephen cerró los ojos, como anticipando lo que iba a ocurrir.

-No me dejes solo...- dijo Everett, el cual se sorprendió por lo que le pedía al doctor, soltó su agarre y se tomó ambas manos en señal de desconcierto.
El mago volteó, se sentó en la orilla de la cama y le miró fijamente a los ojos.

-Dime Everett...¿Qué necesitas? Lo que quieras, pidemelo y te lo daré-

El aroma dulce invadió con fuerza el lugar, tanto que Stephen comenzó a sentirse acalorado, Everett estaba sofocado, no sabía exactamente qué es lo que quería.

-Solo no te vayas...por favor-

Se miraron a los ojos, ambos estaban perdidos en los iris del contrario, Strange tomó una mano del agente y le dió un beso, eso envió una corriente inexplicable por todo el cuerpo de Ross, sentía que quería más contacto de esa clase.
Parte de su raciocinio aún estaba latente, diciendo *¡Pero qué carajo!* Pero los ojos de Strange, el roce de sus labios en su mano y la sensación acalorada mataron lo poco que quedaba de esa protesta.
Strange se acercó lento al rostro del contrario, éste petrificado solo le veía, deseando tener un contacto más profundo con el mago, al estar a milímetros de su boca, se detuvo.

-No quiero forzarte...una vez que empiece no hay marcha atrás...- le susurró el mago y el agente sintió el calor de su respiración en su rostro.

-No me estás obligando...- fue el botón que accionó el deseo de Strange, sabía que Everett comenzaría a decaer si se negaba, pero aceptando la realidad, desde que se enteró que esa situación se iba a dar, la esperaba con ansias.
Sin más impedimentos el mago atrapó los labios del agente en un beso lujurioso recibiendo aceptación del otro.
Ross no sabía lo que le empujaba a seguir...en sí la sensación era placentera, y cuando sintió que el mago le quitaba la ropa deseaba que ese momento no fuera efímero, deseaba sentir por siempre el tacto que aquel hombre le brindaba.
Imitó al mago al despojarle a éste la ropa, con un poco de dificultad debido a lo extraña de esta, tocaba su pecho mientras la lujuria la consumían a besos.
En un movimiento hábil, Strange se recostó sobre Ross, sin despegar sus labios, el agente al sentir las pieles sudorosas friccionarse...

-Espera....-

El mago lo veía con duda

-¿No lo deseas?-

-No es eso...es que siento extraño...el roce...-

-¿Te refieres a esto?- el mago llevó una mano hasta la entrepierna de Ross, frotaba la zona suavemente, suficiente tacto para que el agente perdiera el control total de la razón y entregarse al momento.
La piel sudada, el toque de su mano, los besos salvajes...todo era nuevo para Everett, antes había tenido relaciones, pero sin aquellas sensaciones que Stephen le proporcionaba.

-A...apenas te...conozco...-

-Y sin embargo tu cuerpo reacciona como si siempre hubieras Sido mío... entrégate todo Everett- le susurraba al oído al agente el cual ya dejaba salir gemidos lujuriosos.
Las manos del mago siguieron explorando el cuerpo de Ross, llegó a su entrada, estaba ya muy lubricada, sabía que era el momento, sin embargo...

-¿Me dejas entrar?-

Con jadeo, mirada perdida y desesperación, Everett asintió.
El mago se acomodó entre sus piernas, rozaba su glande sobre la lubricada entrada, Ross se movía buscando que se apresura a hacerlo suyo... entró despacio, Ross abrió los ojos ampliamente, arqueó la espalda y soltó un fuerte gemido, Stephen perdió la razón y le comenzó a azotar con fuerza, como si siempre hubiera perforado a Ross, éste sudaba, gemía casi gritaba, arañaba la espalda del mago, pasaba su lengua por el rostro del otro deseando que lo jodiera con más fuerza, Strange agarraba las piernas del contrario, apretándolas salvajemente al sentir las uñas de Everett enterrarse en su espalda.
El mago sabía lo que pasaría, pero no imaginó que la sensación era magnífica, lujuriosa, placentera...plena.
*-Asi se siente hacerlo con tu alma gemela-* pensaba el mago.
Los besos llenos de saliva y desesperación les llenaban el interior, las lenguas jugaban a explorarse mutuamente, el deseo les invadió, y Ross juraba que hasta amor, aunque no lo conociera.
Tras varias estocadas salvajes, Stephen tocó el punto de Ross que de inmediato lo transportó a la gloria, derramándose entre ambos cuerpos, el mago al sentir aquello en su piel, azotó más fuerte y su clímax llegó casi de inmediato, llenando por completo a Everett.
Cansados, jadeando, se abrazaban, Stephen se dejó caer sobre Ross y este le recibió con caricias en su cabello.

-Lo siento...- decía el mago

-No tienes porqué...yo también lo deseaba-

-¿Aunque no me conozcas?-

-¿Sabes? Por alguna razón siento que te conozco de toda la vida-

-Si...lo entiendo...- Stephen sonríe y Ross le imita, pensando que todo era raro, pero se sentía completo, por alguna extraña razón.
Strange se acostó al lado de Ross, le abrazó y este rápidamente se quedó dormido.
El mago mientras le veia dormido pensaba:

*-Ya vienes en camino, Thea...-*

EL SUERO DE LA VIDA (Marvel Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora