Capítulo 3

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La ducha en casa después del entrenamiento le había sentado de maravilla. Sentarse por media hora entre las burbujas de la tina con agua caliente ayudaba a las molestias en su cuerpo. Solo en aquella situación fue que pudo haber ocurrido lo que tanto había ansiado durante toda la semana, y lo supo cuando las lágrimas le escurrieron sin notarlo.

Había estado tan contenido durante tanto tiempo que el mantenerse relajado lo había hecho liberarse.

Se había sentido tan solo durante tanto tiempo.

Lloró en silencio mientras recordaba todo lo que había pasado hacía dos años y que a nadie le había podido contar, ni siquiera a su mejor amigo.

Las voces en su cabeza se repetían una y otra vez sin darle descanso:

"Es bastante más fácil de lo que crees... Enamorar al capitán del Seijo parece ser tu logro más grande... Hay cosas que han sido más difíciles"

Se hundió en el agua, apretando su cabeza en un intento desesperado por acallar las palabras que se repetían una y otra vez sin dejarlo ni un solo segundo.

Quería abandonar totalmente el pasado y continuar su vida, pero si sus amigos venían a recordarle una y otra vez el "inocente" hecho del que desconocían completamente el trasfondo, iba a explotar.

Nadie tenía que preguntarle, nadie tenía que saber. Absolutamente ninguno de ellos le generaba la confianza suficiente como para hablar del tema, y el único que se la generaba acababa de decirle a los de primer año el secreto más grande de Oikawa
Al menos Iwaizumi sabía sólo hasta el punto en que había pasado una semana siendo seducido por Ushijima, por suerte no sabía que aquella seducción había ido a más y que desde entonces Oikawa se debatía entre sus sentimientos de odio y amor hacia el ahora capitán de las águilas.

Le gustaba el chico, pero era un masoquista si estaba con él. Le había hecho tanto daño en secundaria que Ushiwaka no lo merecía, le había dado una oportunidad y le había hecho el doble de daño.

Pero ahí estaba él, llorando patéticamente en su tina de baño porque extrañaba al más alto.


*****Dos años atrás*******

El moreno intentó despegarlo de sí por cuarta vez, empujando su cabeza y sus piernas fuera de él, fracasando terriblemente.

—Voy a golpearte si no me sueltas

— ¡Iwa-chan!
—Tú y tu bocata se metieron en este lío.
— ¡No quiero ir!
Gritó un indefenso Oikawa aferrado en un abrazo a su mejor amigo para no subir al autobús que ya lo esperaba.
—Tú fuiste el que apostó
—Creí que ganarías
— ¿Y perderme la oportunidad de mandarte lejos durante una semana? Olvídalo. Me dejaría ganar hasta por un hámster con tal de alejarte de mí.
— ¡Iwa-chan! — Chilló —Al menos ven conmigo

—Ya te dije que tengo cosas que hacer

— ¿Qué asunto puede ser mejor que yo?

—Bañarse en brea hirviendo suena mejor que estar contigo

Oikawa se soltó, dándole un golpecito en la nariz a Hajime, corriendo en dirección opuesta a la puerta, siendo inmediatamente alcanzado por el otro.

—Escucha, bolsa de basura— Le sujetó por el brazo —Hay una chica que me ha estado escribiendo y quiero verla el jueves. Si tú con tus estúpidos juegos me haces una marca en el rostro voy a sacar la mierda de tu cabeza, ¿Oíste?

Oikawa se paralizó por completo, descifrando lo que acaban de decirle

— ¿Alguien pasó por alto tu horrible personalidad y te escribió?

— ¡Ese no es el punto idiota! Apresúrate a subir a ese autobús

El castaño entrecerró los ojos de nuevo. Ellos acostumbraban salir los jueves al cine, cada semana sin falta, leyendo entre líneas entendió todo.

— ¡Tu sólo quieres que me vaya para que no te haga mosca el jueves con tu cita!

Hajime balbuceó y sus mejillas lo delataron

—Eso... no es cierto

—Tienes miedo de que la chica me vea contigo y me prefiera a mí— Su amigo no dijo nada y solo evitó la mirada acusadora — ¡Es eso!

—Solo no quiero que estés aquí hasta que ella sea mi novia.

— ¿¡Una mujer está por encima de tu mejor amigo?!

—Cállate. Como si no lo hubieras hecho antes.

— ¡Mi última novia me dejó por ti!

Le recordó a la pelinegra que los había visto raro cuando ellos solamente se estaban comportando como era lo habitual en ellos. Gritándose y manoteando hasta que Oikawa accidentalmente le tiró el helado.

—Pero eso es tu culpa, no mía. Ella tiene suerte de no ser más tu novia, eres horrible.

Oikawa hizo pucheros pero no logró evadir su responsabilidad de ir al otro distrito.

—Al menos ve el lado positivo. Estarás entrenando con uno de los mejores del país. Es más de lo que las prácticas de aquí podrían ofrecerte— Miró hacia la mujer tras de ellos —Además, si tu mamá te ve correr una vez más va a llevarte a casa

—Ella no quiere que vaya porque yo tampoco quiero ir

—Tu mamá sabe que eres un tonto y no confía en que vas a regresar vivo o libre

— ¿Libre?

—Cree que tendrá que recogerte con la policía o algo

Oikawa entrecerró los ojos en dirección a la pequeña mujer castaña que lo veía desde las sillas, la cual le hizo una señal de despedida con la mano.

—Ve, vuelve en una pieza y deja de darle preocupaciones a esa pobre mujer— Dijo un irritado pero calmo Iwaizumi —Un día de estos me va a pedir que nos casemos para mantenerte a salvo

Oikawa se ruborizó pero centro toda su atención en su mejor amigo. Envolviéndolo en un abrazo efusivo y molesto para el otro.

— ¡Iwa-chan!
El moreno se quitó de encima con fastidio a su compañero, pateándolo hacia la puerta y metiendo las manos a sus bolsillos delanteros quitándose todo rastro de molestia al por fin poner al otro dentro de un autobús con rumbo lejano.
El castaño subió con el ceño fruncido al autobús. A pesar de que sabía de sobra lo bueno que sería para su juego pasar aquella semana, no podía alejar su pensamiento del hecho de que estaría también una semana junto a Ushijima, en la escuela a la que no había querido ir y con compañeros que no quería tener.
Arrojó la maleta a su lado y tomó el lugar de la ventana, observando enojado a Iwaizumi ir hasta donde se encontraba su mamá y caminar juntos hacia la salida. Viendo perfectamente el momento en que la mujer se ponía en puntillas para besarle la mejilla a su amigo.

Desde siempre, los celos habían picado en esa parte de la relación al castaño, aunque sabía perfectamente que Hajime veía a su mamá como la suya y su madre lo veía como el hermano mayor de Tooru. Ver aquello era de lo más común aun cuando Oikawa estaba cerca.

Suspiró, comenzándose a sentir enojado por un momento. Y no era para menos, su as había perdido en un combate de resistencia contra uno de los pupilos nuevos de Shiratorizawa en una disputa en la que el moreno fue arrastrado por Oikawa y en la que evidentemente no quería competir, pues en cuanto escucho acerca del intercambio de su setter, no tuvo la mínima intención de retenerlo en el equipo durante el periodo vacacional. Dejándose ganar a la primera oportunidad.

La Semana en que Oikawa fue a ShiratorizawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora