Capítulo 20

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Por la mañana Oikawa había recibido un mensaje mientras se lamentaba por haber faltado al entrenamiento. Su madre había averiguado acerca de los autobuses disponibles y ya era seguro circular por la carretera, podría regresar a primera hora del día hasta Miyagi.
Oikawa suspiró contra la almohada, ya era el momento de salir de toda esa rara fantasía que habían creado.
Salió de la cama con el dolor punzante en su espalda. Se ducho, fue a almorzar algo y regresó a la habitación.
Miró los horarios de las salidas de autobuses en internet y compró el último boleto de los horarios disponibles, este saldría a las 6:00 de ese mismo día.
Miraba con nostalgia la habitación. A pesar del poco tiempo se había encariñado a Ushijima dentro de esas cuatro paredes.
Pensarlo lo hacía sentir tonto, pero también le daba rabia todas las cosas que habían pasado y no estaba tan seguro de que fueran sinceras.
Se convenció a si mismo que seguir ahí lo estaba volviendo loco, que si no lograba irse iba a seguir siendo la burla del club en esa escuela y él no era ningún chiste para que se rieran.
Se habló a sí mismo, peinando hacia atrás su cabello mientras se repetía que todo era parte de un plan, una estrategia orquestada por el ser más repugnante y egoísta del mundo.
Ushijima Wakatoshi no lo amaba ni de broma, todo era falso y él había caído como un idiota.
Cedió ante las palabras, le entregó todo y él se había burlado en su cara.
La rabia lo embriagaba, deseaba con todo su ser golpearle y hacerlo trizas. Destruir cada célula de su cuerpo, todo lo que a él lo importaba o hacía ilusión.
Él nunca iba a quedarse en Shiratorizawa, nunca más iba a volver a darle un servicio, él nunca más iba a ser la burla de Ushijima Wakatoshi.
Comenzó a guardar sus cosas en la maleta que había dejado olvidada bajo la cama, sintiéndose aún más estúpido con cada condón gastado que encontraba bajo está.
Lloró antes de borrar todas las fotos de las últimas semanas, lloró al borrar el número de su celular y lloró de nuevo al verse a sí mismo abrazado a la almohada de Ushijima.

Luego de un rato y convencido de lo patético que se veía tirado en la cama, se levantó para terminar lo que había empezado. Verificó que todo estaba en su mochila y se colgó ésta del hombro, siendo pillado por unos ojos verdes antes de que si quiera diera un paso hacia la puerta.
—Oikawa, mira lo que...
Cerró la puerta tras de sí mirando el paquete entre sus manos pero la confusión se pintó en su rostro en cuanto prestó atención.
— ¿Qué estás haciendo?
Oikawa lo miró con mala cara, tomando una actitud asquerosa mientras le hablaba.
—Siento no habértelo dicho pero me estoy yendo. Y qué bueno que vienes porque así no tengo que despedirme cuando inevitablemente me llames por teléfono.
Ushijima sacudió la cabeza, dejó lo que sostenía sobre el escritorio y fue a su encuentro, tomándolo por la cintura entre los tirones de Oikawa.
— ¿Por qué? Creí que te quedarías un tiempo más. Estábamos mejorando mucho y tu...
— ¡Olvídalo Ushiwaka!— Se giró con brusquedad —Deja de fingir.
Ushijima lo miro fija y seriamente, la duda iluminando toda su cara.
—Sé muy bien quien soy en esta historia, Ushiwaka.
De sus ojos ya resbalaban lágrimas, su cuerpo temblaba pero estaba seguro de lo que estaba diciendo cuando apartó las manos del moreno. El sufrimiento en su rostro era tan palpable que al más alto le rompía el corazón.
—Soy la chica... Soy con quien jugaste... El pasatiempo que ahora no tiene sentido porque ya dio todo o que tenía... — se mordió el labio inferior para no sollozar, limpiándose la nariz con la manga de su suéter —Soy a quien le rompen el corazón.
— ¿De que estas hablando? ¿Es otro juego como el de anoche?
Oikawa rodó los ojos, negando mientras acomodaba una vez más su mochila.
—Sé lo que hiciste— dijo en un tono sombrío —Sé que quieres que me quede y has hecho todo a propósito para que lo haga
Ushijima ladeó la cabeza
— ¿Tiene eso algo de malo?—Preguntó —Me gustas ¿Tiene algo de malo hacer todo para que la persona que me gusta esté a mi lado?
—No puedes llamarle "gustar" a la rara obsesión que tienes conmigo. No quiero estar en tu equipo.
—No se trata sólo de eso. Siéntate y hablemos
Intento quitarle la maleta para ponerla en el suelo pero Oikawa se aferró al aza, haciéndose daño en el hombro.
—No Wakatoshi. No más mentiras. No más lavado de cerebro y no más Oikawa para ti.
—Creí que la estábamos pasando bien
— ¡Tú la estabas pasando bien!— gritó exasperado —Almuerzo, entrenamiento y Oikawa— Repitió las palabras de Satori mientras levantaba los dedos — ¡Soy la burla de todos aquí!
—Nadie se ríe de ti. Todos están maravillados con lo que puedes hacer.
— ¡Ya lo sé! Y tú también lo sabes perfectamente. Por eso estás jugando a "mantengamos feliz al niño con dulces para que no se vaya a casa"
— ¿Que niño? No sé de qué estás hablando
— ¡De lo que has estado planeando a mis espaldas!
—No he planeado nada, quiero que vengas al equipo el próximo año pero eso se ha quedado hasta ahí
—Porque yo no he cooperado lo suficiente ¿no?
Levantó una ceja, dejando sin palabras al más alto.
—Bueno... Eso es parte del porqué...
Oikawa sintió la sangre hervirle entonces. Echo a andar hacia la puerta, frustrado con todas sus ilusiones.
Él sabía que de quererlo, Ushijima podría alcanzarlo y detenerlo a unos pasos, pero una parte de él, la que se sentía herida, no quería que lo hiciera. De verdad quería regresar a casa y fingir que todo aquel tiempo que había pasado en Shiratorizawa fuera como un mal sueño.
Y la otra parte quería ser detenido y abrazada por Wakatoshi, quedarse y ser mimado por él mientras lloriqueaba.
Eso era la que en realidad deseaba...
Pero una cosa ocurrió y lo siguiente no fue lo que quería hacer.
Ushijima lo alcanzó en el pasillo y él lo golpeó.
No iba a olvidar la confusión en los ojos del más alto cuando vio la sangre en sus dedos cuando los paso por su labio.
Oikawa ni volteo a verlo cuando salió del edificio, ni tampoco cuando el tumulto de chicos pararon a Ushijima al verlo sangrar, arrastrándolo a la enfermería sin permitirle continuar siguiéndolo.
Oikawa siguió hasta la estación de autobuses perdiéndose un par de calles antes de llegar al no recordar totalmente el camino.
Su autobús iba retrasado, así que esperó una hora más llorando antes de que pudiera subir, una hora en la que se debatió entre regresar a Shiratorizawa y arreglar todo o irse a casa.
Fue el primero en subir apenas anunciaron su autobús, dejando atrás todo aquel tiempo que había pasado con Ushijima entre lágrimas.
"Los enemigos deben quedarse como eso" se repitió a sí mismo para consolarse durante todo el camino.
Estaba derrotado y lo sabía.
No tenía intención de volverle a dirigir la palabra a Wakatoshi. Ni siquiera quería volver a verlo.
Sacó su teléfono y texteo rápidamente antes de guardarlo. Tenía tantas llamadas perdidas que prefirió bloquear el número del que todas provenían antes de apagarlo.
Oikawa tenía el orgullo más grande de todo el mundo, y lo iba a demostrar.
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El moreno miró su teléfono sin entender mucho, el mensaje que recibió había sido tan sencillo que solo podía significar problemas.
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De: Oikawa
Llegaré a tu casa a eso de las 9:00. Voy a quedarme.
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La falta del mote cariñoso que caracterizaba todos sus mensajes dejó pensando a Iwaizumi.
Realmente no era una novedad la imprudencia de Oikawa al pedir cosas de último momento y darlas por hecho, pero si fuese algo bueno le hubiera llamado, y últimamente ni siquiera había tenido noticias de su amigo.
Miró la hora en la pantalla y fue por un abrigo para ir a buscar a su amigo a la central de autobuses. Si en verdad era una cosa mala lo que habría pasado en Shiratorizawa, no era lo mejor que estuviera solo por la calle.
Si planeaba llegar a su casa a las 10:00 seguro que estaría en la estación en unos 40 minutos, así que se puso en marcha sin siquiera saber la situación que lo esperaba al llegar.


La Semana en que Oikawa fue a ShiratorizawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora