Capítulo 28

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Un dojo amplio en donde se extendían los jardines más bonitos que habían visto. Había una enorme pisana al fondo con varios toboganes de colores, chapoteaderos para niños y un salón bastante grande del que emanaba una gran cantidad de vapor.

El castaño dejó que Ushijima se encargara de los asuntos en recepción y observo como un niño ansioso desde la puerta hasta que Ushijima terminó los registros.

Tenían que dejar primero sus cosas en los lockers pero Oikawa estaba cual infante en fiesta. Así que corrió a cambiarse y le dejó todas sus cosas a Ushijima, quien tuvo que guardar las pertenencias de ambos antes de poder irse a vestir el mismo.

No había muchas personas en el lugar, apenas un grupo de amigos bebiendo y una familia compuesta por los padres y tres niños pequeños que usaban el chapoteadero.

Aun no era el periodo vacacional, por lo que la afluencia de personas era escasa en esa zona. Así que tenían la mayoría de las atracciones nicamente para ellos.

El grupo de muchachos usaba solo el área de las sombrillas y mesas, raramente estaban dentro de la piscina y la familia se limitaba al chapoteadero debido a los niños. Razones para que ambos tuvieran los toboganes y el sauna para ellos solos, aprovechando cada oportunidad para bromearse uno al otro.

Bastó con que Wakatoshi le robara un pico inocente a Oikawa para que se comieran en cada una de las atracciones y que se escondieran bajo los toboganes para besuquearse.

Habían nadado por toda la piscina, se habían subido incontables veces a los resbaladeros e incluso habían tomado el sol después de comer.

Lo mejor vino cuando ambos entraron al sauna, únicamente con la toalla que les proporcionaban al entrar. Sólo fue cuestión de que Oikawa jugueteara un poco y terminaran uno encima del otro en una batalla encarnizada de lenguas.

— ¡Estás todo sudoroso!

Se rio Oikawa, sintiendo el líquido sobre los diminutos vellos del labio de Ushijima mientras le daba un beso.

—Los dos lo estamos

Se acomodó extendiendo los brazos a los lados y tiró su cabeza hacia atrás.

—Mi vida necesitaba esto— Dijo el castaño estirándose y desparramando su cuerpo sobre la loza —Gracias Ushiwaka.

Tardaron unos minutos más hasta que estuvieron tan sudorosos que fue suficiente, siendo rociados por la regadera fría al salir.

Volvieron unos minutos a la piscina y nadando otro poco hasta que sus dedos terminaron como pasas, optando por salir a cambiarse y guardar sus pertenencias.

—Paremos por algún lado a cenar y regresemos a casa.

Le dijo Ushijima

—Me parece bien.

Recogieron sus cosas y las dejaron en el auto para encaminarse al restaurante que estaba a unos cuantos metros del dojo.

Comieron entre risas y comentarios variados acerca de lo torpes que eran en la piscina. Estaban tan absortos uno en el otro que sus formas sutiles de amistad ya no se percibían para nada como eso.

Su toque era tan natural que bien podían pasar por una pareja de años, quizá hasta amigos de la infancia.

Oikawa había sonreído tan ampliamente que sentía la mandíbula entumida. Tenía animos para continuar hasta el fin del mundo con el chico que había comenzado a reír y lo tenía hipnotizado con la hermosa carcajada gutural que provenía de su garganta.

La Semana en que Oikawa fue a ShiratorizawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora