Capítulo 23

1.3K 185 6
                                    


Ahora que los entrenamientos estaban terminando más temprano, dado que no había más competencias y estaban más por costumbre que por otra razón, el de ojos color aceituna apenas había logrado llegar antes de que Oikawa se fuera.

El castaño estaba a punto de desvestirse cuando pudo ver perfectamente al chico de 1.89 parado en la entrada, observando a todos lados con el único propósito de encontrarle.

La situación no habría lucido mal en un entrenamiento de rutina, pero la expresión en el rostro de Oikawa le mostró toda la incomodidad que estaba sintiendo cuando a mitad de camino, volvió a poner la playera en su lugar.

— ¿Ahora que quiere?

Dijo para sí mismo con el rubor extendiéndose por sus mejillas.

—Tu novio ya se tomó muy en serio lo de venir todos los días— Lo codeó Iwaizumi —Si te casas con el antes de cumplir los 20, me debes una cena en un restaurante elegante

Oikawa se rio sin gracia, dándole la espalda a todos para irse al salón del club, donde probablemente tendría más privacidad.

Se alejó con pasos grandes, mismos que fueron seguidos por el moreno que ahora se encontraba a mitad de la cancha, en donde Oikawa se sentía expuesto y a salvo, ya que Ushijima no podía armarle una escena frente a su equipo.
O eso pensó hasta que el más alto le tiró de la mano cuando estaba por alcanzar un balón y varios ojos se giraron a verlo.
—No finjas que no estoy aquí
Oikawa miró su agarre con desaprobación y tiró de su brazo sin conseguir soltarlo.
—Quita tus pezuñas de mi Ushiwaka

— ¿Podemos hablar en otro sitio? — Le pidió pero solo consiguió ser ignorado nuevamente—Eres como un niño y sólo intento explicarme.
—No quiero escucharte. No quise hacerlo hace dos años, no quise hacerlo en navidad, no quise hacerlo en tu cumpleaños y no quiero hacerlo hoy.
Tironeó una vez más consiguiendo que su brazo se retirara de la posición pero no que Ushijima lo soltara.
—Olvida esa tonta idea de tú y yo, no pasará.
—Sólo dime que pasó en Kantou cuando te fuiste para que podamos arreglarlo.
— ¿Cuantas veces tengo que decirte que lo olvides?
Ambos se miraron fijamente, Tooru estaba enojado y Wakatoshi ciertamente había sido sacado de sus casillas.
La tensión era tan palpable que apenas los entrenadores los vieran creerían que estaban a punto de golpearse, sus espectadores lo sabían cuando Oikawa tomó su posición de ataque y tomo apenas distancia antes de que un pelinegro más bajo se interpusiera entre ellos.
— ¡Con un demonio Oikawa!— Lo empujó hacia atrás, haciendo que Ushijima lo soltara —Vas a conseguir que te suspendan si continuas con esta tontería.
—No es un buen momento Iwa-chan.
No había despegado su mirada ni por un segundo del otro capitán y eso podía sacar de sus casillas a Hajime por ser completamente ignorado.
—Deja de ser un idiota o voy a golpearte.
Algunos de los ojos curiosos se fueron de ellos, pues aquella escena era más común en el Seijo y sabían cómo iba a terminar.

Oikawa se percató de ello y no quiso más protagonismo para su incómodo visitante.
—Tienes razón Iwa-chan. Cambiémonos y vamos a casa— Le dio una última mirada a Wakatoshi antes de ir por sus cosas — Pero no creas ni por un segundo a que es por miedo a que me golpees.

Ambos se encaminaron al cuarto del club como Oikawa estuvo a punto de hacer hacia unos minutos, aunque ninguno totalmente convencido de que aquello fuera a terminar tan rápido. Y estaban totalmente en lo cierto, pues no habían dado ni dos pasos seguidos cuando el capitán de Shiratorizawa le tomó del brazo al de piel clara.

—Espera— Oikawa miró su agarre y Ushijima inmediatamente lo soltó —Traje algo para ti.

Oikawa se resignó a escucharlo entonces

—Aún tengo que quedarme para cerrar

—Te esperaré hasta que termines.

—No me interesa ¿Cuántas veces tengo que decírtelo para que te quede claro?

Ushijima lo miró suplicante. En su mano, una bolsa de papel grueso en la que Tooru no había reparado.

—Tarde mucho en conseguirlo. ¿Al menos podrías verlo y decidir si lo quieres o no?

La curiosidad picó dentro de él.

—Si es otro chiste como el que me dio Satori, date por muerto.

Le advirtió tocándole el pecho con un dedo.

— ¿Tendou te dio algo?

Oikawa frunció los labios sin creer en su inocencia.

—Espérame afuera— Volteó a ver a su amigo, que ya casi terminaba de cambiarse —Iwa-chan, puedes adelantarte.

El otro no le prestó mucha atención, solo suspiró y le dio una mirada antes de salir.

—Como quieras

Ushijima también se encaminó a la salida, esperando a Oikawa por unos 15 minutos antes de que volviera del cuarto del club hacia el gimnasio, que terminaran de limpiar y por fin cerraran.

Cuando por fin se plantó frente a él, con su mochila a su costado, el castaño sopló los mechones pegados a su frente, fingiendo no prestar mucha atención cuando Ushijima le entregó una bolsa de papel con azas, bastante más pesada de lo que esperaba. Oikawa la tomó sin abrirla antes de hablar.

—Bien vaca ¿Qué tienes planeado?

Entrecerró los ojos acusatoriamente y Ushijima hizo un gesto hacia la bolsa, pidiéndole silenciosamente que viera dentro de ella.

—Si es otra cosa sexual voy a...

—No sé lo que te dio Tendou— Se apuró a decir —Sé que vino pero no estoy muy convencido para qué.

Oikawa levantó una ceja, el otro se mantenía tan serio como siempre.

—Voy a fingir que creo lo que dices

Rodó los ojos y rebuscó entre las cosas.

Sacó un pequeño cartucho de plástico con muchos colores en una impresión de papel que hacía de portada, leyendo las letras plasmadas en ésta.

—¿Q-bert?

Preguntó alzando una ceja.

—Lo he estado jugando desde que pude conseguirlo

Oikawa negó, girándose para esconder la sonrisa que se había dibujado en su cara.

—Viniste hasta aquí corriendo ¿para darme esto?

Ushijima asintió.

—Fui a una tienda hace un mes y lo encontré en una caja de ofertas. Luego busque la consola por internet pero tardó bastante en llegar.

Oikawa miró hacia arriba sin creerse lo que el otro estaba haciendo por obtener algo de su atención.

— ¿Y qué planeas hacer con esto? ¿Qué te lleve a casa y que juguemos? — Se burló — ¿Tenemos 5 años?

Ushijima no dijo nada, lo miró fijamente hasta que Oikawa se resignó. Aun había sol afuera y su casa no estaba tan lejos...

—Te gusta que te patee el trasero, te pateare el trasero Ushiwaka-chan.

Y ambos se encaminaron a casa del castaño. La expresión de felicidad de Wakatoshi era tan evidente y extraña en su rostro a pesar de tratarse de una sutil sonrisa mientras caminaba al lado del setter que lograba contagiar a Oikawa, que también caminaba a su lado apretando fuertemente la bolsa de papel en su mano.

La Semana en que Oikawa fue a ShiratorizawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora