Capítulo 21

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Tooru podía sentir la brisa helada de Miyagi cuando bajó del autobús, caminó con su maleta por las diferentes entradas y divisó el auto de su madre aparcado en la tercera.

Se encogió de hombros al ver a su amigo recargado en el capo del coche esperándolo con los brazos cruzados, sin señal de su mamá.

—Le dije del mensaje y me lo prestó— Se explicó apenas estuvo lo suficiente cerca — ¿Qué pasó?

Oikawa negó con la cabeza, yéndose directo al lado del copiloto

—Nada

Iwaizumi suspiró, subió al asiento del conductor y puso en marcha el auto. No dijo nada al respecto durante todo el camino, pero pudo notar los ojos hinchados y las mejillas manchadas que tenía su mejor amigo.

—Te llevaré a algún sitio a cenar y me vas a decir lo que paso. Luces horrible

Oikawa miraba por la ventana cerrada desde lo más bajo del asiento.

—No tengo hambre

—Tu mamá no te puede ver así— Sentenció sin quitar los ojos del camino —Le llamaras y le dirás que estas bien y que ya estás conmigo.

Oikawa asintió, pero en lugar de llamar envió un mensaje, haciendo que Iwaizumi negara.

—Ha preguntado por ti a todo el mundo. Ya le dije que es más fácil que viera tu Facebook para que se quedara más tranquila

Tooru arrugó la nariz

—Mi mamá no usa Facebook

—Pues ahora lo hace— Buscó con la mirada un estacionamiento en un local pequeño y apagó el auto — ¿Quieres hablar ahora o después de comer?

El castaño suspiró. No había manera de evitar la conversación, así que ambos bajaron y eligieron la mesa más apartada para que nadie los molestara mientras Oikawa le contaba todo lo que le había hecho Ushijima, claro, omitiendo por completo la parte del sexo. No quería que Iwaizumi tuviera esa vergonzosa imagen de él. La que ya tenía del Oikawa de 5 años sacándose los mocos era suficiente.

Comieron entre la conversación y el castaño logró calmarse gracias a las historias que Iwaizumi había estado contándole de lo que fue su ausencia.

Al parecer el frio por esa zona no había sido tan extremo como el que Oikawa había pasado en Kantou. Lo que si resultó igual, fue la suerte que ambos habían tenido en el amor, porque la chica con la que Iwaizumi había estado hablando resultó no ser lo que él esperaba y terminó por zanjar la relación.

—Así que a ti te pateó Ushiwaka y a mi Midori-chan— Dijo con una sonrisa serena —Quizá deberíamos hacerle caso a tu mamá y casarnos

—Eso suena como una proposición Iwa-chan

Ambos se quedaron en silencio para continuar con una carcajada que molestó a los demás clientes del lugar pero eso no evitó que continuaran su cena hasta terminar e ir a casa.

Llegaron hasta la entrada de la casa de Oikawa e Iwaizumi se despidió de la familia dejando sano y salvo a su tonto hijo.

Oikawa no lo hizo nada mal al llegar al interrogatorio de su mamá, fingió que todo había estado bien y que solo había vuelto porque le preocupaba no tener nada de dinero para comer allá.

Se fue a su recamara y evitó pensar tanto como pudo acerca de lo que había pasado. Para fingir bien tenía que creerse que estaba bien.

Se recostó y meditó unos minutos lo que iba a contarles a todos acerca de lo que había pasado esas dos semanas. No tenía que dar detalles, sólo hacer que todos se olvidaran del asunto y nadie más preguntaría.

La Semana en que Oikawa fue a ShiratorizawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora