random

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Random 3.0

–Idiota– dijo el "heroe" pateando el estómago del sujeto que estaba sobre el suelo –¿Querias desafiarme? – acomodo el bate sobre su hombro y miro sin interés al hombre.

–T-tú...escoria humana...–logró murmurar con notable esfuerzo intentando reincorporarse pero el pie de Kinzoku Batto sobre su espalda más el peso lo devolvió de cara contra el suelo.

–Tú comenzaste esto– se acuclillo tomando su rostro sin delicadeza haciendo que lo observara –Solo eres un- el hombre del suelo escupió la sangre de su boca hacia el héroe haciendo que este se detuviera y limpiara su mejilla con total desagrado –¡Eres un!

Las personas a su alrededor observaban con horror la escena y algunos ya imaginaban en el terrible destino que sufriría el pobre hombre que se atrevió a enfrentar a aquel sujeto de cabello negro, entre aquella multitud había una chica que miraba la escena con notable furia y decepción reflejada en su rostro.
Kinzoku Batto se levantó tomando el bate color negro con fuerza, alzó sus manos agarrandolo por sobre la cabeza del hombre dispuesto a golpearlo y al momento de bajarlo con fuerza una chica apareció en medio de su objetivo, ella se cubrió con sus antebrazos deteniendo de ese modo el inminente impacto.

–No...– levantó su rostro observando a Kinzoku Batto con el seño fruncido –Ya fue demasiado...demostraste que eres más fuerte – alejó lentamente el bate y retrocedio un poco sin quitarle la mirada.

–¿Quien eres?– preguntó posando el arma sobre su hombro y observandola con el seño fruncido.

–(t/n) – murmuró con firmeza alzando el rostro para hacerle frente a pesar de la estatura.

En aquellos segundos él bajó la mirada de su rostro a sus brazos observando como estos temblaban además de tener un notorio hematoma por el golpe y fijó nuevamente su vista en su rostro conservando cada detalle, desde el color de sus ojos hasta el sonrojo a causa de su enojo. (T/n) observó al héroe sin quitar su seño, ahora aquellos villanos eran los que controlaban las ciudades y todos aquellos que se atrevían a oponerse resultaban heridos, abusaban de su poder.

La chica dio la vuelta acercandose al sujeto del suelo ayudándole a incorporarse ante la atenta mirada del pelinegro quien no protestó, no realizó acción alguna a pesar de que aquella joven estaba ayudando a su oponente. Chasqueo su lengua y comenzó a caminar alejándose de la escena, era suficiente y aquella interrupción acabó con su entretención además de causarle un profundo odio, o eso es lo que quería hacerse creer.

***

Desde hace un año que las cosas cambiaron causando caos en todas las ciudades, las personas estaban sumidas en miedo y un profundo odio que los llevaba a desquitarse con aquellos que deberían ser sus aliados. (T/n) no toleraba ver como los fuertes lastimaban a los débiles y como consecuencia siempre terminaba metida en batallas.

El cielo oscuro sin luna era lo que estaba sobre ella, caminaba arrastrando sus pies y presionaba su estomago además de limpiar la poca sangre que escurría de su labio y nariz, sin duda había tenía una gran pelea al meterse con una banda que molestaba a dos mujeres, intentó exhalar pero el dolor se intensificó haciéndola detenerse para poder calmarlo un poco.

–Te gusta salir herida– alzó la vista encontrado al pelinegro unos cuantos metros más adelante –¿Cuantos fueron?– preguntó en tono broma acercandose para observarla mejor.

–No importa...– susurró avanzando unos cortos pasos intentando esquivarlo pero él nuevamente se interpuso enfrente –¿Que?– preguntó con enfado observándole.

–Que mal humor– te dio la espalda y hinco su rodilla –Sube– dijo haciendo señas sobre su espalda, tú lo observaste y nuevamente intentaste pasar por su lado pero en un rápido movimiento terminaste sobre su espalda y él sujetando tus piernas.

–Sueltame – dijo intentado apartarse pero era imposible, él sostuvo con fuerza tus piernas alrededor de su cintura .

–Ya callate– protestó enojado y caminó en dirección contraria a la tuya.

Por tú cabeza pasaban miles de escenarios desde recibir otra golpiza hasta algo que realmente no querías ni llegar a imaginarlo, suspiraste cayendo rendida pues los dolor aún no desaparecían y estabas cansada después de tener un día tan ajetreado.
Kinzoku Batto caminó con paso firme buscando alguna explicación de sus propias acciones, desde aquel día donde ella se interpuso no lograba sacarsela de la cabeza y eso le fastidiaba de cierta forma.

Pasó unos minutos y el pelinegro se detuvo en frente de una casa, al abrir la puerta fue recibido por una niña de cabello negro quien lo abrazó con fuerza y al momento de separarse se fijó en la chica que traía en su espalda.

–¿Eh...?– una sonrisa malvada apareció en su rostro y hizo señas que (t/n) no logró entender pero si Kinzoku Batto quien frunció el seño con un leve sonrojo.

–Zenko...ahora no y ve a traer el botiquín – revolvió su cabello y caminó hacia la sala, (t/n) observó por sobre su hombro como la niña corría en otra dirección sin borrar su sonrisa.

Al estar lo suficientemente cerca del sofá la dejó sin delicadeza ganándose otra mirada de odio.

–Tsk...– en aquel momento la pequeña llegó con el botiquín en sus manos y se lo entregó al pelinegro quien le sonrió y nuevamente revolvió su cabello, aquello era extraño para (t/n) ya que ella solo conocía una de sus faceta. Zenko miró hacia ti esbozando otra sonrisa y se largó de la sala dejándote aún más confundida.

Kinzoku Batto se acercó y comenzó a curar tus lesiones con una gaza estéril y al finalizar las envolvía con una venda, acción que repitió en casi todas las heridas que estaban permitidas por ti.
En aquellos minutos ninguno entabló una plática pues estaban sumergidos en sus pensamientos, (t/n) sentía el sueve tacto que ejercía cada vez que limpiaba alguna herida y disfrutaba de ello, al momento de atender tú rostro apartaste la mirada ante la suya pues él la mantenía fijamente sobre tus ojos.

–Gracias...– dijo cuando terminó y se alejó un poco aún observándote, él movió los labios pero rápidamente lo interrumpió –¿Tu hermana?– preguntó refiriéndose a la niña y él como respuesta asintió –Eres muy diferente con ella de lo que eres con los demás...

–Que puedo decir, la adoro– sonrío un poco pero rápidamente cambio su expresion al ver la tuya, tú rostro reflejaba tristeza y decepción.

–Pero...¿Por qué eres diferentes con los demás?– alzó la mirada conectando la con la suya –¿Es necesario dañar a los otros? Antes eras admirable por todos...incluso por mi– murmuró lo último pero Kinzoku Batto logró escucharlo causando un leve dolor en su pecho.

Él intentaba buscar las palabras para contestar pero no las encontraba, (t/n)  suspiró y apoyó su mano sobre el hombro del contrario.

–No debes de cambiar porque los demás lo hicieron...yo se que eres mejor de lo que demuestras, ahora me ayudaste– tomó su mejilla y le obligo a verla –Recapacita.

Se levantó del sofá y camino hacia la entrada saliendo de aquella casa, Kinzoku Batto se quedó aún acuclillado enfrente del sofá sin realizar alguna acción y pensando en aquellas palabras.

No...él no era de esa forma y aquella chica logró abrirles los ojos.

One punch man [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora