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Hace muchos años atrás, aquella época donde los países eran gobernados por las familias de linaje principal, en donde el estatus y el honor era lo más importante de una familia dedicada a la realeza.
La capital de aquel país era regido por una de esas dichosas familias, vestidas con sus largos kimonos de seda y su imponente ademas de agradable presencia.

Pero no todo era maravilloso en la capital de las Flores, pues sus disputas por territorios y aquel choque de linaje con las otras capitales eran las causantes de aquellas luchas por ver que familia era la que regía por sobre los otros.

La capital, un hermoso lugar donde desde la entrada se lograba apreciar el majestuoso castillo de la familia real, donde seguramente se encontraba una joven de cabello oscuro sentada en medio de una sala acompañado de su biwa, aquel instrumento de melodía magnifica. Y aquello era verdad, en medio de aquella sala de puertas deslizantes e iluminación suave se encontraba sentada la hija del samurái; una joven de piel clara y cabello recogido con diversos adornos, aunque aquello que realmente la caracterizaba era su máscara de zorro, la cual siempre la acompañaba impidiendo que otros pudieran ver su rostro tan anhelado.

Los ojos de la joven mujer se dirigieron hacia la puerta frente a ella sintiendo una presencia detrás de esta, cerro sus ojos y suspiró tranquilamente mientras con delicadeza y elegancia posaba el bachi sobre las cuerdas entonando una melodía.

Repentinamente las puertas se abrieron con firmeza por la cual se adentró una persona de contextura delgada de kimono azul oscuro, una bufanda morada y su rostro cubierto con una mascarilla, manteniendo empuñada su katana se abalanzó sobre la mujer esperando poder acabar con su vida de una buena vez, pero aquello nunca pasó pues su katana fue detenida por una nodachi a solo centímetros de la mujer del biwa.

-Un ninja no debería irrumpir en los entrenamientos de Oiran de la señorita- pronunció con molestia quien detuvo el ataque.

El ninja frunció el ceño retrocediendo a una distancia considerable para observar a su adversario. Frente a él y protegiendo a la princesa estaba una mujer de kimono simple y corto dejando relucir sus piernas, en sus manos mantenía la nodachi de una hoja negra bastante llamativa pero aquello que captó su atención fue la máscara de zorro que está poseía similar a la de la princesa.

-No tengo tiempo para un guardaespaldas- soltó el ninja de ojos grises.

La joven de cabello (c/c) frunció levemente el ceño ante aquella palabra. Ella considerada por aquel chico como una simple guardaespaldas cuando en realidad era hija de un prestigioso samurái, con eso en mente pensó en darle una lección por tal atrevimiento. Con suavidad y firmeza hizo un movimiento con su arma decidida a luchar con él para proteger a la princesa y limpiar su nombre.

- Fubuki-sama... no debe preocuparse- aseguró (t/n) y su mirada cayó sobre los ojos fríos de su adversario -El ninja de la capital vecina, mejor conocido como Sonic- logró pronunciar antes de ser atacada por él.

Como de costumbre y debido a su osadía a la hora de una batalla es que decido atacar para finalizar con su trabajo de manera rápida, después de todo en la capital vecina era esperado por Do-S y su pago. (T/n) sin perder aquel toque de delicadeza es que contraataca impidiendole el paso hacia la mujer del biwa. Mientras tanto Fubuki simplemente se dedicaba a entonar una melodía que con el paso de la batalla iba aumentando el ritmo.

-Creía que en el país de Wano no habrían más ninjas- dijo (t/n) atacandole.

-Eres rápida, pero no lo suficiente- ignoró su comentario y en un movimiento bien ejecutado es que logra despistar a la samurái logrando abalanzarse sobre su presa original.

One punch man [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora