Final

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Saitama.

El amor y la admiración son cosas totalmente diferentes...pero para ambos eran palabras con una extraña mezcla que terminaban por confundirlos. La joven veía desde atrás como aquel chico que en un pasado fue su desafortunado compañero de oficina ahora estaba rodeado por nuevos amigos, él había logrado su capricho y actualmente es el héroe número uno. Mientras tanto el chico de capa blanca observaba desde una sombra sobre su cabeza como aquella joven que en un pasado le animaba sus tardes de penuria, con aquella sonrisa que le hacía remover su pecho ahora portaba un brilloso objeto sobre su dedo, curiosamente para él resultaba ser un brillo opaco y tormentoso.

Un anillo de compromiso, un simple objeto que en unos meses tendría atada a la joven mujer con alguien más, una persona que no era él. ¿Era doloroso? Un poco, pues creía que aquel remoto sentimiento era solo admiración, una sensación que creció con el paso del tiempo cuando comenzó a conocer aquella personalidad carismatica que siempre lograba sacarle una sonrisa. Pero cada vez que fijaba sus oscuros ojos sobre aquel objeto algo le carcomía por dentro, haciéndole sentir un tumulto de sentimientos en su pecho, pero ninguno de ellos era exactamente felicidad.

¿Por qué le admiraba?

El cielo de aquel día era hermoso, el juego entre los colores cálidos que lentamente eran suplantado por fríos lo hacia un atardecer agradable. (T/n) exhala el aire contenido acomodándose de mejor manera sobre el césped para observar las nubes y de reojo al pelinegro, quien tenía una mueca distorsionada y el ceño levemente fruncido.

-¿Era demasiado papeleo?- pregunto sabiendo que las anteriores noches Saitama debió quedarse en el trabajo hasta tarde.

-No sólo eso...simplemente estoy cansado de ese trabajo- dijo exhalando, causando que su compañera se reincorporara para observarle de mejor manera.

-Oh vamos...no ésta demasiado mal el trabajo.- alzo su dedo índice mientras sonreía -Debes ver las cosas desde otro ángulo, no siempre debes ser tan pesimista.

-No es fácil, sigo sin entender como puedes seguir ahí, en especial sonriendo de esa manera.

-Bueno, por ejemplo: cada vez que veo a esa amargada mujer de la oficina del lado, imagino que algún día tropezará y derramará su café matutino sobre algún documento.

Resultaba extraño y atemorizante como muchas veces un rostro angelical escondía aquellos oscuros pensamientos.

-Que cruel. Pero yo no quería convertirme en un empleado de oficina- calló por unos segundos al sentir la curiosa mirada de la joven -Yo quería convertirme en un Héroe de niño.

-Eso está bien, al menos tienes un deseo que cumplir. Yo por otra parte no tengo algún capricho, simplemente vivo el día a día viendo la cosas de otra manera- una sonrisa se formó en sus labios para posteriormente golpear la frente del pelinegro. -Si tu tienes un capricho, deberías de perseguirlo.

Aquellas palabras de hace años atras aún las recordaba, aquella forma en que la joven vivía con una sonrisa ante la adversidad y de disfrutar el día a día le encantaba. Él no lograba soportar aquella rutina de trabajo, pero ella la hacía ver de una forma completamente diferente a la suya, le encantaba eso y le admiraba por la misma razón. Era una mujer que sigue adelante disfrutando de la vida.

Mientras tanto (t/n) observaba aquel objeto que rodeaba uno de sus dedos. Según sus compañeras de trabajo la joven no resplandecía de alegría como toda enamorada debería estar antes de su boda, y tenían razón, pero bastaba una sonrisa para despistarlas y volver a aquel papel de "todo esta bien" ¿Pero en realidad todo estaba bien? Esa misma pregunta resurgía cada vez que observaba al héroe número uno detrás de la pantalla del televisor, quien lo diría, aquel oficinista aburrido cumplió su capricho.

One punch man [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora