Weirdo - Kim Taehyung

t r e i n t a y s e i s

—Ella es la mejor de su clase.- escucho atenta a cada palabra que sale de los labios de mi novio. Que parece muy orgulloso de su hermana.

Intento no babear de lo hermoso que se ve. Con esa camisa con un botón abierto dejando ver parte de sus clavículas, y aquellas gafas que le hacían ver terriblemente maduro. Agradezco a sus padres de algún modo a otro apartando toda su mierda porque Taehyung es un ser extraordinario.

— TaeHyung.- le llame más para mi misma, realmente no quería que me escuchara solo quería nombrar su nombre, siguió inmerso en la conversación ajeno de que estaba totalmente en otro mundo.

Joder, ¿En qué momento había caído de este modo por Taehyung?. Aún podía recordar la grotesca forma en la que el universo decidió juntarnos, pero al fin y al cabo estábamos jodidos. Juntos. Mis sentimientos crecían cada minuto que le veía y de algún modo u otro. Me aterraba.

Y si lo veía siendo Taehyung tal vez el debía de estar muy asustado. Yo lo estaría. Si tuviese un trastorno tan complicado como el que TaeHyung tiene estaría dispuesta a vivir bajo una cueva para no relacionarme ni lastimar a nadie. Pero, Taehyung estaba siendo fuerte, demasiado para mí punto de vista. Al punto de impresionarme con su capacidad de contenerse.

Yo misma me daba cuenta de sus cambios, cuando de un momento a otro se vuelve más dócil que otras veces, que sonreía o se vuelve demasiado extrovertido.

Taehyung era un enigma.

Complicado. Pero yo estaba dispuesta a dar mi todo para jamás alejarme a menos que el me lo pida. Cuando el ya no sea capaz de controlarlo.

Estaba aprendiendo a conocerle, cada uno de sus rostros. Y le quería cada uno de sus fases.

Me removí en cuanto relamió sus labios y prosiguió hablando. Sonreí. Taehyung ahora era el dueño de mis sonrisas.

Taehyung estaba condenado, a ser despreciado por la maldita sociedad y generación. Le había tocado algo realmente injusto. Un trastorno mental.  Pero yo le quería.

— JungMin.- salí de mis pensamientos en cuanto escuché su voz ronca, entorné mi mirada y la fije en sus ojos cafés oscuros. Asentí sin saber que hacer o decir. Se rió. Amaba su sonrisa.— Parece que estas en otro mundo.

— Lo siento. Estaba pensado en otra cosa.- me sinceré sonriendo lo mejor que pude. Taehyung notó lo tensionado que me encontraba por lo que chasqueó la lengua con pesadez.

— ¿Qué cosa? Sabes que puedes decirme cualquier cosa.- asentí una sola vez, tragando saliva.

— Yo, me siento preocupada. Por ti. Se que me dijiste que lo arreglarías pero no puedo evitar preocuparme y actuar como si nada estuviese pasando. Sabiendo muy bien que tu padre esta jodidamente loco y te esta buscando asesinando a gente inocente.- resoplé. Cerré los ojos por unos segundos para evitar ver su mirada pesada sobre mí. Realmente Taehyung odiaba el rumbo de esa conversación.— Realmente lo siento, no quería molestarte ni incomodarte pero eres tan importante para mí que me pongo de los putos nervios.— bajé la mirada, esperando alguna palabra para cortarme el rollo y cambiar el tema.

Tanto silencio me abrumó por lo que carraspeé sintiéndome ligeramente avergonzada porque en pocas palabras le dije que me preocupaba. Por lo que me tome la molestia de proseguir. Alzando un poco el tono de voz.

— ¡Quiero ayudarte!.- clamé en un gritillo desesperado. Levanté la mirada.— No puedo esperar a que te pase algo. Y quedarme sentada. Quiero hacerlo por ti y por Doyeon. Y me importa poco si me apartas.- tome un respiro. Estaba realmente alterada, y por alguna extraña razón mi corazón latía con desesperación al punto de que creí que se saldría  de mi pecho.— Me quedaré a tu lado. ¡No te enojes conmigo!.