Educando a un Alfa [ KOOKMIN ]

3.

No puede ser..

Jimin estaba tan feliz que no podía procesar todo lo que había pasado.

¡Tenía el puesto! ¡Trabajaría de su profesión y no tendría que preocuparse más por pagar el alquiler de su nuevo apartamento!

Todo estaría bien a partir de ahora. Se había esforzado tanto en la universidad, justo para esto, para vivir de lo que era su pasión. Pronto estaría dando clases...¡Ya no aguantaba la espera!

Serían sus primeras clases oficiales como maestro. Estaba tan ilusionado, ya hasta se estaba haciendo ideas de cómo sería; de que tipo de profesor sería, tal vez el profe divertido, o el estricto, el que se preocupa por sus estudiantes o el que le da igual ¡Había un sinfín de opciones!

Le habían dicho que comenzaría dentro de dos días, el lunes concretamente. Por lo que tendría tiempo para prepararse las clases.

Con una gran sonrisa de oreja a oreja escribió a su amigo para decirle que tenía el puesto, pues, si este no le hubiera hecho ese gran favor no le hubieran contratado.

Al recordarlo tocó su cuello, tanteando dónde estaba su marca. Estás no suelen doler, pero rayos, si que le había dolido la que le había hecho Tae ¿Tal vez era porque su lobo rechazaba a su amigo?

Bueno, ciertamente, le daba muy igual lo que pensara su lobo sobre eso. Además sería una marca temporal así que no importaba.

O al menos eso pensaba.

Era de mañana, exactamente media mañana. El día parecía sonreírle por lo que para festejar su pequeña victoria, decidió comprar una botella de champán y sushi del caro, de esos que te cuestan 5 dólares la pieza.

Con ambas bolsas; la de la botella y la de la comida en sus dos manos más su bolsa de trabajo que llevaba agarrando cómo podía, fue hasta su nuevo apartamento.

Aún tenían que llegar algunas cosas del camión de la mudanza, por lo que su piso estaba prácticamente vacío. Había lo básico, pero si hablaba alto aún se escucha el eco de su voz en esta.
El edificio dónde se situaba su nuevo hogar era una estructura algo vieja. Incluso tenía un cuarto comunitario para lavar la ropa, como una lavandería, pero gratis. Este estaba en el sótano, o así se lo hacían saber los carteles colgados en las paredes.

Al entrar al portal, recordó una de las cosas de porque el departamento era tan barato.

No hay ascensor...

¿Cómo iba a llevar todas sus cosas a su piso? ¡Si era en la cuarta planta! Esperaba que al menos los de la mudanza le ayudaran con eso.

Realmente lo esperaba.

Sin querer preocuparse más, pues estaba de celebración. Se aventuró a su nueva casa.

Subiendo uno a uno, escalón por escalón.

Qué fastidio.

Y es que esas odiosas escaleras eran de esas muy altas y empinadas. Encima añadiendo que tenía el peso de las bolsas...Sentía que estaba haciendo sentadillas por cada escalón.

Vamos esta es la última planta...

Y era la última, pero la anterior la había subido tan rápido que, al ponerse erguido cuando terminó el último escalón, pisó mal doblándose el tobillo.

Por un momento, el tiempo se detuvo. O eso le pareció. Veía en cámara lenta como su mirada se iba al techo mientras que su cuerpo perdía el equilibrio e iba cayendo de espaldas, directamente hacia el suelo.

Mierda_ Entonces recordó que estaba en una escalera y que probablemente rodaría hasta abajo como una película; dando tumbos de un lado a otro, casi de manera graciosa para el espectador, pero muy dolorosa para él.

Contuvo el aliento miedoso y cerró fuertemente los ojos esperando el impacto.

_ ¡Aah!

¿Eh?

Aún con los ojos completamente cerrados, sintió un agarre sobre su cuerpo. Él esperaba caer en el frío y duro suelo, en un impacto seco y doloroso. No en brazos de alguien.
Aún no había visto nada, pero percibió un olor a cafe, como un caramelo de esos que estaban tan ricos. No era un olor tan fuerte, pero le gustaba.

A su lobo le había encantado.

Pero es que a su lobo le encantaba todo lo que tuviera que ver con alfas.

Alfa...

¡¿Alfa?!

Abrió los ojos sorpresivamente encontrándose con la mirada de su salvador.

Este al principio lo miraba curioso, pero después todo su semblante cambió, esbozando una sonrisa traviesa y levantando una ceja casi coqueteando.

_ Te atrapé.