TITANIC | KuroKura

12.- La cena en primera clase

Kurapika: madre, quiero presentarte a Kuroro Lucifer.

Neón: (mirando a Kuroro con repugnancia) encantada, por supuesto.

Senritsu le señala a Kuroro que aún lleva un rastro de saliva por su barbilla y él se limpia rápidamente con la mano.

Las otras mujeres mostraban curiosidad por el hombre que me había salvado, pero mi madre lo miraba como un insecto, un peligroso insecto que debía aplastar rápido.

Senritsu: (sonriéndole a Kuroro) parece que es usted un buen hombre para mantener cerca en una dificultad.

Kuroro al menos se siente comprendido por esa mujer. En ese instante tocan la trompeta que anunciaba la cena, Senritsu odiaba ese sonido.

Senritsu: ¿Porqué anuncian la cena como si fuera ataque de caballería?

Kurapika río con su comentario, pero al ver que Neón seguía tan seria decidió tomarla discretamente del brazo.

Kurapika: ¿vamos a vestirnos, mamá? (dirige a Neón hacia sus habitaciones) nos vemos en la cena, Kuro.

Kuroro se despidió sin despegar un sólo instante su vista de aquel chico rubio que se alejaba por el pasillo.

Senritsu lo llamó un par de veces hasta qué el reaccionó y dedicó una mirada a la mujer.

Kuroro: dígame, madame.

Senritsu: ¿Tienes idea de lo que estas haciendo?

Kuroro: no, en realidad no.

Senritsu: estás por entrar a un nido de serpientes (lo observó de arriba a abajo) ¿Qué vas a usar?

Kuroro hizo una señal indicando que lo que llevaba puesto era lo único que tenía.

Senritsu: me lo imaginé, ven conmigo.

La amable Senritsu llevó a Kuroro hasta su camarote donde le ofreció ropa decente, un buen traje para poder asistir a dicha cena sin convertirse en la burla de todos esos engreídos.

Estaba listo para la noche, las puertas de la entrada a la clase alta se abrieron para él, entallado en aquel traje sumado a su apuesto rostro podía pasar como todo un caballero de sociedad.

Estando bajo la escalera empezó a observar a los demás, sus posturas y modales al presentarse, lo ensayaba en su mente y cuando se iban lo practicaba, no quería quedar como un tonto con los demás, parecía otro mundo.

Kurapika iba bajando la escalera cuando vio a Kuroro ensayar sus saludos, pero una vez que se miraron parecía que nada ni nadie más existía.

Ambos se veían muy bien, Kurapika pensaba que él parecía otro, encantador y elegante, cualquier pensamiento erótico podría invadir su mente en el instante.

Kuroro: (tomando la mano del rubio y besándola) ví esto una vez en el cine y siempre quise hacerlo.

Kurapika sonrió y sus mejillas se sonrojaron un poco, él no era una chica pero aún así, sentirse como una no estaba tan mal si era Kuroro quién lo halagaba.

Kuroro dió su brazo a Kurapika y lo dirigió hasta donde estaba Tserriednich.

Kurapika: (tocando el hombro de Tserriednich quien había ignorado la presencia de Kuroro instantes atrás) querido, seguramente recuerdas al señor Lucifer.

Tserriednich: oh, señor Lucifer, es asombroso, casi podría pasar por un caballero.

Kuroro: (tragándose sus palabras) sí, casi.

Tserriednich: es extraordinario.

Sin más que añadir, Tserriednich se dió la vuelta para acompañar a Neón hasta su mesa seguidos por Kurapika y Kuroro quienes tenían que empezar la noche lidiando con aquellos ricos insoportables.