2.- Fue hace 84 años

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En poco tiempo, un helicóptero trasladó al anciano de 101 años hacía la pequeña embarcación de los investigadores, Ging lo recibió y le dió una habitación para instalarse, aunque los demás Zodiacos dudaban de la veracidad de la situación, Ging ponía toda su confianza en Kurapika, tenía una corazonada.

Ging: Bienvenido a bordo, señor Kurapika, me alegra que haya aceptado venir.

Kurapika: muchas gracias, es un placer, le presento a mi nieta, Alluka.

Alluka: nos conocimos hace unos minutos, abuelo.

Ging: Así es, Señor Kurapika, ¿necesita algo más?

Kurapika: Sí, quisiera ver mi dibujo.

Más temprano que tarde, el anciano fue puesto frente a frente con el pasado, los recuerdos se le vinieron encima y tan sólo verse en aquel retrato le causó una gran conmoción.

Recordó aquellos ojos que lo miraron, los labios que lo besaron, las manos que lo dibujaron y lo tocaron.

Hasta que fue interrumpido en sus recuerdos.

Ging: El diamante de la corona fue dividido en varias partes hace muchos años y una de ellas se usó para hacer el collar del mar. Hoy en día ese collar valdría más que el diamante mismo.

Kurapika: era una cosa muy pesada. Sólo lo usé esa vez.

Alluka: ¿de verdad crees que ese eres tú, abuelo?

Kurapika: soy yo, pequeña, ¿acaso no era un encanto?

Alluka asintió y después de esto, Ging le explicó a Kurapika que aquella joya tuvo una denuncia por parte de un magnate demandante, está era la pregunta clave para saber si Kurapika era el chico que decía ser.

Kurapika: imagino que ese hombre era alguien llamado... Tserriednich.

Había dicho la verdad, Ging y su equipo estaban emocionados, acababan de encontrar a uno de los sobrevivientes de aquella tragedia.

Cheadle trata de explicarle a Kurapika cómo fue que los científicos analizaron el proceso de inundación y hundimiento del Titanic, aquella teoría era claramente acertada en todo, menos en una cosa.

Kurapika: aunque estoy de acuerdo en sus investigaciones y conclusiones, la experiencia fue... algo... diferente.

El anciano empezaba a tener un montón de recuerdos sobresalientes de su memoria luchando por armarse para empezar a narrar una historia jamás contada acerca del cómo fue vivir en carne propia aquella tragedia.

Ging: ¿puede contarnos?

El equipo entero estaba atento. Kurapika se levantó de su asiento para acercarse a una pantalla y observar algunas imágenes de los restos de la embarcación en el lecho marino, lo cual removió sentimientos profundos y una gran tristeza en su corazón. Un par de lágrimas y jadeos de su parte hicieron que Alluka tratará de llevarse a su abuelo a descansar antes de que se pudiera mal.

Kurapika negó cualquier ayuda diciendo que era algo que tenía que hacer, una historia que debía contarse.

Ging se sentó frente a Kurapika con una grabadora de mano y preguntó al anciano de ojos grises.

Ging: cuéntenos, señor Kurapika.

El abuelo respiró profundamente y sentado en aquella silla comenzó a contar su anécdota, su historia, la mejor y peor época de su vida.

Kurapika: fue hace... 84 años...





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