Parte 1.

1.4K 121 35
                                    

*Personajes del anime Jojos Bizarre Adventure Vento Aureo.
Posible uso y/o mención de stands con referencias*

-_-_-_-_-

Me pidieron que contara una historia, pero sinceramente no sé por dónde empezar ¿qué debería decir? Tenía mucho sin escribir, quizás solo deba dejar de pensar exactamente qué es lo que quiero narrar y solo debería de platicar lo que paso, cosas que ocurrieron, cosas que pasaron, cosas que podría decir, y al menos para mí, fueron verdad.

Aire fresco, brisa de mar y el sol cálido reflejándose con fuerza sobre el agua, un enorme espejo de la tierra donde se podía ver peces dentro de éste, y pequeños barcos que navegaban sobre de él. Su edad en ese entonces ¿quizás unos ocho años o posiblemente unos diez?

“Vamos Bruno” oyó la voz de su padre, aunque eran familia directa, cuando se trataba de pesca, él era un empleado más como muchos otros estaban trabajando en conjunto con su padre. Bruno Bucciaratti, un chico menor de edad que quería tener ya las responsabilidades de un adulto mayor.
Ya habían terminado la labor, habían recogido ya la pesca del día y solo limpiaban el bote pesquero. Faltaba llevarse las redes, que cuando había seguido a su padre, se disculpó avisando que regresaba por ellas. Su padre le sonrió y se adelantó en el camino.

*Clop* se oyó un ruido, ésta era la forma más exacta que pudo haber descrito el muchacho, estando dentro del vehículo, juntando las redes. Se repitió una vez más, y sintió un golpe contra el mueble.

“¿Quién…?” tembló su voz, no había nadie a su alrededor, ya todos se habían ido y el sol ya estaba siendo más y más devorado por el mar. “¿Quién anda ahí?” hablo armándose de valor, descubriendo ondas en el agua. Un pez, pensó, seguro se había escapado un pez de los que habían atrapado y logró saltar al agua.

Trago saliva, apretó la red en sus manos y sintió otro golpe más fuerte contra el bote. Salto del susto, soltó la red y cayó de espaldas, tratando de rápidamente recuperar la compostura. Oyó un quejido, un intento de grito y el agua se agitaba más. No decía nadie ni una sola palabra, algo que el muchacho pudiera entender.
Se armó de valor, y solo trato de averiguar de dónde venía semejante ruido, los movimientos bruscos y los quejidos para nada entendibles. Gateo hasta el extremo del bote, la red caía en parte hacia el agua y otra estaba atorada sobre el mueble. Bruno trago saliva nuevamente y se asomó lentamente hacia el agua. Se quedó sin palabras.

Sus ojos quedaron totalmente abiertos de par en par, al ver la silueta en el agua tratando de moverse con desesperación, que después se detuvo al sentirse descubierto. Quedaron ambos paralizados, el muchacho de traje blanco y cabello negro, miraba desde el bote algo que jamás creyó seria real. Era joven, podía decir fácilmente que era alguien como él, joven y de la misma edad aparentemente, todo a excepción de sus piernas, él no tenía. Si le pedían que lo describiera, sería la persona más hermosa que había visto en su vida, a pesar de ser un hombre, o casi un hombre. Tenía el cabello platinado, la piel muy clara como la leche y unos labios sutilmente morados pero sus ojos, cuando Bruno cruzo sus ojos azules con los de él, quedo totalmente hipnotizados, podía ver en ellos un atardecer eterno en ese par de esmeraldas amarillas con sutil tono lila, estaba totalmente sin palabras.

Bruno intento extender su mano, quiso por alguna razón tocarle para saber si era real pero solo reacciono con un salto, al sentir como él se agito de sorpresa. No se dejó tocar y volvió a insistir en soltarse, haciendo sonidos que ni el mismo muchacho lograba comprender.

“No… no… tranquilo” hablo, con ojos entrecerrados sintiendo gotas de agua salpicar “No te hare daño ¡Cálmate!” alzo la voz, y por alguna razón. Le hizo caso y solo le miro. Estaba más enredado en esas redes. Bruno volvió a intentarlo una vez más, se estiro un poco del bote hacia donde estaba el acompañante sorpresa y lentamente toco la red que estaba sobre él.

“Yo…” hablo, trago saliva y mientras seguía viendo sus ojos directamente. Poco a poco y con sutileza le quito la red que lo apresaba “No te hare daño” murmuro, finalmente desenredado al joven que solo le miraba, no decía una palabra. Bruno jalo la red hacia el bote, y volvió la vista a él para poder volver a intentarlo de nuevo, volver a tocarle para saber si esta ocasión que estaba más tranquilo se dejaría.

Y estuvo tan cerca, pudo acercar su mano algo temblorosa cerca de su rostro, estuvo a punto de tocar su mejilla pero antes de poder lograr su cometido, él se sumergió de prisa al agua.

“No, no ¡Espera!” alzo la voz Bruno, pero ya era tarde. No estaba “No te… vayas” hablo como si decir esa frase al aire fuera  a servirle de algo, pero no había nadie quien le escuchase. El muchacho de cabello negro no evito sentir triste alguna pero aun así, se sintió satisfecho de lo que había visto, jamás creyó que fuese real ¿o quizás si estaba soñando?

Soltó un suspiro, largo y profundo. Decidió alzar la red para volver con su padre, pues ya había tardado sin duda aunque sabía que él no lo regañaría ni en lo más mínimo. Era su hijo, además de ser su ayudante de pescador.

*Clop* volvió a oír ese ruido, justo cuando pensaba irse, volvió a correr hacia la orilla del bote y cuando menos lo espero, sonrió claramente al reconocer algo sobre la superficie del agua. Estaba ahí, asomado solo sus ojos y podía ver parte de su cabello flotar sobre el agua. Bruno no dudo en intentarlo de nuevo, al notar que estaba ahí, se extendió hacia él aunque estuviese más lejos, se sujetó de un borde y extendió su otra mano hacia él, a la vez que su acompañante poco a poco emergía y dejaba salir su rostro del agua.

“¡Bucciaratti!” oyó un grito, haciendo que su acompañante volviera a desaparecer y él perdiera el equilibrio cayendo de golpe hacia el agua. “¡Bucci-“no pudo oír más, pues tras el susto trato de volver a nadar hacia la superficie pero el golpe contra el agua hizo que ésta entrara por su boca y su vista se nublara bajo el mar.

No pudo escuchar quien le había hablado, ni siquiera pudo concentrar sus movimientos para poder ordenar a su cuerpo que lo sacara de ahí. Pataleo torpemente y lo único que pudo pasar es que lentamente se dejara de mover, mientras el agua volvía a buscar la manera de entrar a su cuerpo. Pero él no lo permitió. Bruno no pudo sentir como tomo su brazo, su mano, para jalar su cuerpo y apegarlo a él, no supo ni sintió que fue lo que hizo para apretarlo hacia él y nadar a la superficie.

“¡Bruno!” se oyó la voz, y salto al mar tan pronto vio al joven flotar inconsciente y nado hasta él. “¡Bruno!” grito de nuevo, aun nadando para saber si le respondía, pero no había ni una sola respuesta, hasta que tomo al muchacho entre sus brazos. Estaba inconsciente y necesitaba sacarlo del agua.
Lo apretó fuertemente, volvió lo más rápido que pudo a la orilla y saco al joven entre sus brazos, para acostarle boca arriba y revisar su pulso, su respiración, todo.

“Bucciaratti reacciona” hablo en murmullo, haciendo su trabajo de reanimación. Mientras a lo lejos, aquel ser que lo había sacado a la superficie, solo veía a la distancia, oculto entre rocas y agua “Bucciaratti” murmuro de nuevo. Presiono su pecho, una, dos, tres veces y soplo una vez más sobre su boca. Escupió agua por montones, mientras su salvador lo levantaba un poco para evitar que se ahogara de nuevo y trato de ver a su alrededor.

“Ri-riso...” trato de hablar, pero volvió a toser. El agua salada sin duda aún estaba en su garganta y quizás en sus pulmones. Reconoció al muchacho, más grande de todos los que trabajan con su padre, de curioso cabello blanco y ojos rojizos. Era muy peculiar en todo el pueblo, intimidante para muchos, menos para él y para su padre, quien fue el único que le dio trabajo como pescador. Su nombre era Risotto Nero.

“¿Dónde… esta?” hablo en pausas y tratando de recuperar el aliento, mirando una vez el mar, pero no podía ver claro ni a lo lejos
“¿De qué hablas?” le pregunto el mayor, mientras éste trataba de ponerse de pie, de volver al mar pero Risotto se negó. “¡Hey, ¿A dónde vas?!” reclamo, jalándole del brazo al niño que se tambaleo y lo cargo. Estaba agotado.

“Se… se fue” murmuro en un balbuceo, mientras Risotto solo pudo volver la vista al mar. Todo estaba tranquilo, no había nada ¿de qué hablaba? Se quedó un instante quieto, y Bruno se quedó adormilado entre sus brazos, no pudo evitar pensarlo, de recordar cuando Bruno emergió a la superficie ¿había alguien más? ¿Vio otra persona sacarlo del agua? ¿O fue solo imaginación?

“Vayamos a casa Bucciaratti” le dijo al joven, quien se miraba más estable. Y a paso lento lo llevo a casa de su padre, pensando que decir, si es que el padre del muchacho le decía algo. Mientras a lo lejos, una vez más, oculto entre el agua y las rocas, aquella silueta emergía un momento viendo al muchacho alejarse a la vez que él, con una profunda tristeza volvió a adentrarse al océano, a perderse en el mar.

*-*-*-*-*

Sea (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora