Parte 8

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¡Hola!

☆.☆.☆.☆

No recordó el momento en que despertó, si quiera cuando se levanto de la cama y solo veía a lo lejos, el mar a través de su ventana. Soltó un largo suspiro, mientras su padre sonrió sutilmente haciéndole saber que estaba acompañado.

El adulto solo pudo pensar en una cosa, más no confesarla, que jamás creyó ver a su hijo tan enamorado, más que como el estuvo en su momento, enamorado de su madre.  El menor solo le miro, compartió una taza de té que no le rechazo, estuvo con el, exactamente sentados en el comedor de la casa y su padre tocó la mesa, dos golpes para llamar la atención de su hijo.

-Deberías ir a verla- hablo su padre, el reacciono -Si así estás tú, no puedo imaginar como esta ella. Me di cuenta que anoche no saliste de casa como siempre así que no se vieron- continuo diciendo, mientras daba un sorbo a su bebida.

-Padre yo.... – quiso contarle pero en un instante, tuvo miedo. Se quedó callado.

-No pasa nada si hoy no trabajas- sonrió el adulto -Ya casi es hora, así que debo ir con Nero-

-Pero padre...- intento hablar de nuevo, al ver que su padre se puso de pie. El solo le tocó el pelo y le sonrió de nuevo

-Eres mi hijo, no mi empleado- contesto -Así que ve a verla- insistió y antes de que Bruno pudiese decir alguna otra palabra, el mayor se había marchado.

El había quedado solo en casa y el día avanzó, Bruno pensó mucho tiempo, demasiado para moverse de donde estaba, incluso para salir de casa. Se sentía tan confundido y más aún por las palabras de su padre cuando decía "ella" en lugar de "el" pero es que no podía evitar pensar, que diría su padre si se llegase a enterar que no era una chica, peor aún, que ni siquiera era una persona.

Agito su cabeza, intento poner orden a sus pensamientos pero lo único que pudo hacer fue correr a su habitación, tomar una mochila con un par de víveres y un cambio de ropa. No pudo más, pues es que en su interior, solo podía pensar en el.

En menos tiempo, ya estaba fuera de casa, corriendo entre la Flora y sintiendo su corazón poco a poco acelerar, su semblante había cambiado, pues si antes se sentía perdido o incluso confundido ahora solo tenía una sonrisa al rostro

"Leone" pensó, sonriendo aún más al acercarse aquel lugar "Tu nombre es Leone" sintió sus mejillas enrojecer y finalmente llegó al agua donde todo estaba tranquilo, calmado, en silencio.

Preparo todo, guardo y se quitó parte de la ropa. No evito aún así, sentir algo de pena antes de meterse al agua pues... tenía que pedir una disculpa. Si, tenía que pedir perdón por no haberle visto el día anterior.

-¡Leone!- alzo su voz, gritó a la nada y en segundos brinco al agua para nadar. Se hundió en la profundidad, nado de un lado a otro, y solo miraba a su alrededor, estaba atento, observando cada reflejo de luz bajo el agua. Tenia que estar ahí, tenía que llegar pero no pasaba nada.

O eso creyó.

Tan pronto sintió que el aire se agotaba, giró boca arriba y empezó a nadar hacia la superficie, movió sus manos con agilidad y solo vio el agua aclarecer. Poco a poco veía con más claridad, más sin embargo un pescado nado directo hacia el, no pudo ver cual era, fue rápido, demasiado veloz que reacciono muy lento para esquivarlo, cerro los ojos y trato de huir. No lo logro.

Una mano bajo el agua, golpeó al ser marino para evitar el impacto. Fue duro  y rápido, más rápido que aquel ser, el cual se perdió en la oscuridad del fondo del agua. Bruno abrió los ojos, dejo escapar el último aliento de aire de su labios y burbujas brotaron, para descubrir que ya estaba acompañado.

Sus ojos estaban dorados, más no brillaban con la intensidad de siempre. Había algo diferente, aún así Bruno no pensó en si mismo ni en la falta de aire, se mantuvo unos instantes más bajo el agua y extendió su mano a su mejilla. El cabello platinado le impidió tocarle, pues retrocedió.

-Lo siento- hablo bajo el agua, gastando sus últimas reservas de aire, dejando más burbujas aparecer frente a ellos. Y le miro directo a los ojos, lo intento una vez más -Perdóname Leone- insistió, usando lo ultimo que quedaba, incapaz de ocultar el gesto del agua tragar. Aún así, se negó a flotar.

Leone le vio completamente, de arriba abajo, había algo en Bruno, incluso en el. Quizás el joven pescador no podía oír su voz bajo el agua pero el si pudo escucharle con claridad y más aún, ver como el pelinegro se negaba a salir hacia la superficie.

Toco su pecho, señaló arriba y Bruno se negó.

-Per...- repito pero ya no había aire. El agua entró a su boca. Leone reaccionó y jalo al muchacho consigo, una vez más por instinto pego al pescador contra su cuerpo y nado en segundos a la superficie. Hizo que Bruno respirara, tomara aire y escupiera el agua que había tragado, Leone no le soltó pues quería asegurar que estaba bien. Y lo comprobó cuando le beso.

Unió sus labios con los de el. Y Bruno sintió como  si aspirará en su interior, agua aún escapaba de su boca y aquel ser marino se la tomaba sin descaro, sin vergüenza hasta que el pescador respiró.

-Leone- susurro, rompiendo el gesto de ayuda y solo vio sus ojos dorados. Aún seguían opacos -Te quiero- hablo sin dudar, se confesó sin pensar siquiera una vez y toco la mejilla del pez. Ahí, fue cuando su mirada brilló.

Bruno no se contuvo en lo más mínimo, esta vez fue el quien tomó la iniciativa, unió sus labios a los suyos y robó un beso de su boca. Leone le correspondió, dejo que sus brazos rodearán su cintura y  con ayuda de su cola pudieron ambos flotar. Repitieron el gesto, una y otra vez, cada beso fue lento, profundo y delicado.

Bruno dejó sus manos correr por su piel cálida, humedecida por agua y cubierta por su cabello platinado. Leone rompió el beso de sorpresa, y por alguna razón que Bruno ignoró, sintió como hundía su rostro contra su cuello, cerro los ojos y suspiro al sentir las manos de Leone tras su espalda, le sujetaban con una delicada fuerza mientras nadaba en los brazos del ser marino alrededor de la laguna. La pareja se sintió...

Fue incapaz de describir lo que pasaba, lo que sentía, lo que experimentó. Se dejó tomar en sus brazos, mientras el uno al otro se besaban sin descanso y Leone acariciaba al muchacho, quien se entregó a él. De alguna manera, de la forma que pudiese, solo quería ser suyo, totalmente de él, dejo las prendas flotar en el agua, y así fue.

-Bruno- oyó su voz, a la orilla de la laguna. Estaban descansando, se sentía feliz, no podía describir lo que había experimentado. Leone, poco a poco, dejo oír su canto. Bruno estaba hipnotizado.

-Leone- murmuró el pescador, negándose a cerrar los ojos. Tanto tiempo habían nadado, habían comido ya y después de haber  vuelto a nadar, estaban descansando. Incluso si Bruno pudiese, jamás desearía salir del agua, pensó.

El pescador respiraba lento y relajado, intento acostarse más cerca del agua, lo suficiente como para que Leone saliera a la orilla, sentándose en una roca y Bruno intentó reclinar su cabeza en su regazo.

Sus ojos, el color de los ojos de Leone ya tenían aquel brillo dorado en ellos y Bruno no podía dejar de mirarlos, más aun cuando aquel ser le sonreía para después tocar su cabello y entre dedos peinarlo. Ahí fue donde Leone, cantó una melodía tan especial, diferente, única.

-Leone- repitió de nuevo, alzando su mano para que el ser inclinara su rostro al suyo y beso con gentileza una vez más sus labios. Todo parecía un sueño, pero era un sueño hecho realidad

-Te amo- confesó, soltó aquellas palabras con tal sinceridad y Leone sintió su pecho acelerar, no supo porque pero aquella oración le encantó, quiso repetir esa oración sin embargo al apartar su rostro del pescador, descubrió que Bruno se durmió.

Leone sonrió.

-Que hermoso- oyó su voz, Leone reaccionó. Risotto, entre las plantas saludo y copio su gesto -Eres... muy hermoso- sonrió.

Sea (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora