Sea (AbbacchioxBruno)

Parte 16

Si he arruinado, o decepcionado, lo lamento.

Y a todos ustedes, gracias por la paciencia

No sé que más decir.

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“Despídete de Leone"

Bruno Bucciarati le ocultó la verdad a su padre, más aún así, el mayor tampoco insistió en saber. Sin embargo, eso no evito que el pescador entrara en conflicto.
Fue difícil dormir, fue difícil trabajar. Fue un día difícil, fueron días difíciles para los dos.

Bruno tomo el puesto de Nero y suyo, su padre confiaba que podía con todo e incluso tuvo la suerte de que los trabajadores comprendían la carga de responsabilidad, de trabajar, de pescar.

Otro día de pesca, otra noche que se fugaba con Leone. Siempre que Bruno iba en camino a reunirse con el, a altas horas de la madrugada, en cada paso no podía evitar pensar lo que pedía su padre. Dejar de verlo, eso era lo único que podía significar, cuando le decía, aquellas palabras dentro de su mente resonar; devolverlo al mar.

Pero tan pronto llegaba a su destino, ver aquel ser a los ojos, pegado a la orilla de la laguna, Bruno olvidaba lo que le ordenaban, olvidaba el dolor que sentía. El jamás podría dejarlo ir, a Leone le encantaba estar ahí.

-Leone- saludo con una sonrisa, quitándose la camisa para apresurar el paso y correr al agua, sumergirse en ella con un sutil clavado y ser recibido bajo de esta, con un beso de aquel hermoso ser.

Cada noche que se miraban, ambos jóvenes nadaban en la laguna, en el mar, y lo disfrutaban, no desperdiciaban un solo segundo cuando estaban juntos. Finalmente la pareja tenía la paz, la tranquilidad que tanto deseaban, era perfecto cada noche, cada momento que se veían, que estaban juntos.

Bruno no quería terminar eso, Bruno no quería…

No quería…
No quería…

-¿Joven Bucciarati?- le hablaron -¿Joven Bucciarati?- le insistió, la gente a su alrededor le veía. Esperaban alguna indicación, que les dijera que hacer, si debían lanzar la red, seguir pescando, o ya debían alzar todo para partir.

El joven de cabello negro, estaba perdido en la nada.

-¿Bucciarati?- le alzo la voz un castaño, el reacciono.

-Es hora de irnos- indico Bruno sin titubear, la tripulación obedecido. El no pudo evitar ver a su alrededor, sacarse de su mar de pensamientos para ver el trabajo, la pesca y el mar.

En el mar, de nuevo le vio, la aleta emerger un instante del agua, Bruno reconoció ese brillo peculiar y volvió la vista a sus trabajadores rápidamente Todos estaban tan enfocados en su trabajo, no pusieron cuidado.

Bruno ordenó, aceleró el paso y dio las indicaciones de volver al muelle, tan pronto la pesca estuviera asegurada. Por ese momento, en aquella escena, solo le bastó un instante a Bruno para entrar en temor.

¿Y si alguien si lo hacía visto? ¿Si Leone de nuevo estaría en peligro?

No, no, no. No podía pasar por eso de nuevo, tenía que irse, Leone no podía ser descuidado, no podía dejar que lo descubrieran, ¿pero como explicarle que no debía dejar que lo vieran?

Leone tenía que irse de ahí.

-¿¡Joven Bucciarati, a donde va?!- oyó en algún momento la voz de alguien, tan pronto habían desembarcado. No pudo hacer caso, pues tan rápido había bajado, la mente de Bruno, sus pensamientos eran todo un lio. Lo único que pudo hacer, fue alejarse de ahí.
No podía aclarar su pensar, no podía siquiera expresar que sentía. Solo sabía que tenía que irse de ahí. Bruno corrió, se perdió, se alejó de todos, y lo hizo para ir a llorar.