Parte 2.

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Mención de personajes de Jojos Bizarre Vento Aureo
Con posible uso y/o mención indebida de stands.

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*-*-*-*-*
-¡Bucciaratti!- oyó su voz a lo lejos y el muchacho de mayor edad sonrió. Tantos años y no podía evitar repetir el mismo gesto.
-¡Alcen las redes!- ordeno en voz alta, con un tono amable pero firme y le hicieron caso. Mientras a través del bote, camino hasta el timón. -¿Qué sucede Risotto?- le pregunto el joven al hombre, que casi le doblaba ahora la edad. Mientras Bruno estaba a punto de tener ahora sus diez y siete años, Risotto estaba a nada de tener cuarenta. Sin duda los diez años, no habían pasado para nada en vano.

-Creo que es hora de volver- señalo el cielo, y a pesar de que aun brillaba en parte el sol. El aire golpeaba las velas sin descanso. –El aire cada vez está más fuerte, y no dudo que una tormenta se aproxime- continuo diciendo, mientras el muchacho miraba hacia las nubes. Él veía todo igual.

-Si tú lo dices…- hablo, mientras le sonreía al hombre de ojos rojos, quien le devolvió fríamente el gesto. –No por nada eras el favorito de mi padre- le contesto, alejándose de él y acercándose a los demás trabajadores. Bruno no tardó en dar indicaciones, recoger todo y sujetar todo bien al bote. En cuestión de minutos, espero para poder volver con Risotto y dar la orden de volver a casa para evitar la tormenta.

Bruno una vez más, en su camino de vuelta a casa, no pudo evitarlo de nuevo. Mirar el horizonte, mirar parte del atardecer y parte del mar en busca de algo, de alguien. Diez años y aunque únicamente se lo contó a su padre, éste fingió creerle pero él sabía que era real. Aunque su padre logro intentarlo sin esfuerzo, Bruno sabía que lo que había visto era real.

La lluvia cayo durante un par de horas, por fortuna todos estaban ya en casa y Bruno no se percato en el momento en que se había detenido hasta la gente aprovecho el clima fresco, saliendo a pasear durante la noche.

-Bruno ¿Dónde estás?- oyó la voz de su padre ya mayor, quien se encontraba en la sala. Bruno acudió a su llamado, y solo sonrieron mutuamente al encontrar sus miradas
-Padre-
-¿Saldrás esta noche?- pregunto sutilmente, mientras apartaba las redes de mar de su vista. Seguro estaba revisándolas y reparándolas, si era necesario –Han venido a buscarte señoritas, hijo, deberías salir con alguna de ellas- comento el mayor, mientras el muchacho se había alejado un poco de él para lavarse la cara, desde la cocina. Apenas había reaccionado, que se había quedado dormido con el sonido de la lluvia hasta hace un rato.

-Eso es mentira- rio su hijo, ante las palabras de su padre –Nadie ha venido, sino me habrías despertado- contesto, caminando hasta el. Se inclino un poco y tomo sus manos de su padre entre las suyas –Además no tienes porque preocuparse por mi futuro padre, ya lo hemos hablado…-

-El trabajo es primero, el amor es después- interrumpió su padre sus palabras, haciendo al joven reír de nuevo –No sé quien puso esos pensamientos en tu cabeza, pero haz lo que quieras- se quejo en un tono quizás amable. Bruno solo se aparto de él, y se encogió de hombros, tenia  que entenderlo. Su padre ya era un adulto mucho mayor. Ahora a el le preocupaba su hijo y eso estaba bien.

Hubo una cena ligera, su padre fue a dormir y el aprovecho para salir a caminar a la bahía. No puso atención a la hora que fuese pero no había igual de qué preocuparse en lo más mínimo. Aún había gente caminando a orillas del mar y otras más volvían su camino a casa. En su mayoría, todas eran parejas.

Soltó un suspiro largo y profundo, de tan solo recordar las palabras de su padre. No recuerda cuando fue que tuvo a su última pretendiente, seguro era Bonita pero no le lograba llenar en cierta forma, esas emociones que el buscaba sentir. Ya lo había experimentado una vez, ya había sentido lo que quería volver a sentir con una pareja. Había visto esos ojos de tono bicolor, ese rostro peculiar, y su mirada, no podía olvidar esa mirada.

*Clop* oyó un ruido, reaccionó repentinamente. Miro a su alrededor y pudo darse cuenta que había caminado muy lejos de la gente, Bruno había bajado a la orilla entre el mar y la arena y había caminado por mucho tiempo perdido en sus pensamientos, a un lugar donde no había ya gente, toda estaba ya muy lejos, y el solo veía rocas cerca a la arena, rodeadas de agua. Pero una vez más, oyó ese chapoteo peculiar ¿podría acaso…?

No lo pensó más, corrió rápidamente hacia aquel ruido, intento ser sigiloso y veloz. Tenia que serlo, no había otra explicación. Se adentró parte del agua, se perdió entre ciertas rocas y trato de mirar a su alrededor, era complicado, de noche y apenas con ayuda de la luz de la luna que peleaba contra las nubes, se reflejaba sobre el agua, intentando iluminar a su alrededor.
Bruno sintió algo de pánico quizá, su corazón acelerado y sus emociones queriendo desbordar. Miro, miro y busco, pero una ola golpeo contra las rocas y nada encontró. Esa ráfaga de emociones se apagó repentinamente, sintiendo su pantalón cada vez más y más empaparse con el agua, aunque volvió la vista a lo profundo del mar, no pudo evitar torcer la boca al recordar el amargo resultado para volver de nuevo a la orilla del mar, donde la arena se unía con el agua.

*Clop* volvió a oír, una vez que estaba de espaldas contra el mar. Bruno quedó paralizado, quieto, evitó voltear. Seguro estaba alucinando, su mente, la imaginación le estaba jugando sucio, pensó.
*Clop* escucho de nuevo, más cerca, sintiendo que algo lo miraba y una ola volvía aparecer, pegando contra sus piernas. Bruno volvió la vista atrás.

Miro el mar, vio a su alrededor y justo lo que pensó, no había nada o eso creyó. Distinguió unas manos, vio como se sujetaban a una de las rocas, era una piel blanca lo que pudo distinguir entre la oscuridad y la luz de la luna, y ese cabello, pudo reconocerlo.
Abrió la boca, pero evitó hacer ruido. Bruno evitó moverse y solo intentaba distinguir cada vez más entre la oscuridad ¿era Real?

Dio la media vuelta completamente, y escucho ese ruido peculiar otra vez. Bruno se preguntó de nuevo, como hacía ese ruido. Pero olvido las preguntas una vez que cruzo su mirada con la suya, una vez que le vio directo a los ojos Bruno olvido todo a su alrededor, se desconectó.
Ese atardecer eterno en sus ojos, ese amanecer en su mirada le hizo revivir esas emociones que había sentido ya una vez, hace diez años pero ahora los sentía con mayor intensidad. No supo en qué momento, se había adentrado de nuevo al mar, estaban tan cerca uno del otro y Bruno podía verlo cada vez con más claridad a pesar de que seguía ocultándose la mayor parte de él, tras las rocas.

-Eres tu- por fin hablo Bruno, y se dio cuenta que los años habían pasado en ambos. Más lo hermoso que era, justo ahora lo era más -Eh… ¿estoy soñando?- se preguntó en voz alta, y solo se seguían ambos mirando. Él no decía nada, ni una palabra, pero movió su rostro en señal de negación. Bruno se sonrojo ¿acaso le había entendido?

-Y-Yo… - trago saliva, sintiendo el agua cada vez más alta, una ola más golpeó sutilmente contra la pareja. Hizo al joven reaccionar -Me entendiste- habló tontamente, incapaz de saber si era una pregunta o una afirmación. Una vez más, él movió la cabeza pero ahora en señal de afirmación. Bruno no pudo evitarlo, y empezó a sonreír.
Quiso acercarse a el, pero su acompañante reaccionó repentinamente apartándose de él. Bruno reaccionó y se detuvo.

-No, no, yo… yo quiero ser tu amigo, no quiero lastimarte- hablo rápidamente, con tal de que no se desapareciera. El joven solo se le quedó mirando, era obvio que estaría a la defensiva. Bruno torció un poco los labios y solo vio a su alrededor, definitivamente estaban solos.
El joven de cabello negro, solo pudo pensar en una cosa y decidió caminar hacia el interior del mar. Si el agua solo cubría hasta las rodillas o quizás un poco más arriba, el se adentró al agua, sintiendo sus ropas mojar, primero su cintura, siguió avanzando hasta mojar su pecho y poco a poco extendió sus brazos para nadar y sentir el agua casi hasta los hombros. El agua estaba muy tranquila, tenía que aprovechar la ocasión.

Nado, floto en el agua y volvió la vista atrás. Ya no estaba. Bruno trató de no desanimar, de mirar bien y cuando menos lo espero, él emergió casi frente a él. Y bajo del agua pudo distinguir una cola de pez, Bruno sonrió.

-Uhm…- se quedó sin palabras, mientras trataba de no olvidar mantenerse a flote. Pero el palpitar de su corazón solo se aceleraba más, y es que el muchacho estaba tan cerca, muy cerca que podía perderse en esa mirada. -Yo… quiero que seamos amigos- hablo el joven de cabello azabache, dándole una sonrisa sutilmente y agitaba un poco el agua. Tantos años había esperado por este momento, que ahora no sabía como reaccionar.

-¿Tienes… nombre?- le pregunto, y vio a su acompañante que empezó a nadar a su alrededor. Se sumergió en parte bajo el agua y Bruno trató de al menos seguirlo con su mirada, mientras seguía manteniéndose a flote hasta que se sumergió, para ir tras de él. Bruno se hundió bajo el agua, nadó un poco junto a él, y distinguió un color morado en el cuerpo de él. Las escamas de la aleta, curiosamente podían brillar bajo el agua y con el reflejo de la luna, era un acto inesperado. Algo que no podía creer verlo a pesar de ser de noche. Era demasiado hermoso que no había palabras con las cuales describir todo lo que miraba.

Trato de mantener un poco más la respiración bajo el mar. Él se le acercó cara a cara, y Bruno estaba totalmente seguro que se sonrojo al tenerlo esta vez, finalmente más cerca de él. Aprecio el cabello platinado que flotaba dentro del agua, las escamas seguían curiosamente brillando, como manchad en su piel, parte de sus brazos, su rostro y, sin duda alguna, esa enorme cola de pez. Mientras sus ojos le veían con tal intensidad que era difícil de creer, aún estando ahí, que era real.

No aguanto más la respiración, tuvo que subir a la superficie y tomar aire. Él le siguió. Bruno se limpió la cara, apartó parte de su cabello de su rostro, mientras sonreía sin cesar.
-Leone- le dijo, él le miró. -Te llamaré Leone- hablo Bruno, sin pensar y lo hizo sonreír.
-Leone- le contestó, y Bruno quedó perplejo al oír su voz. Una ola le tomo por sorpresa pero esta vez, no se ahogó. Sintió el mar golpear parte de su rostro y hundirle bajo el agua. Pero Bruno ya no era un niño e intentó coordinar su cuerpo con sus pensamientos y nado de vuelta a la superficie aunque no esperaba sentir su mano entre la suya.
Cuando intentaba emerger de nuevo a la superficie, Leone le tomo de la mano, y nado con el rápidamente hasta arriba.

Una vez más, quedaron cara a cara. Su rostro tan cerca del suyo, su mano sobre la suya, su cuerpo pegado a él.
-Gra… gracias- tartamudeo el joven, tratando de recobrar el aliento. Y su mirada, Bruno no podía evitarlo, nuevamente volvía a quedar clavado en su mirada. -Leone-  susurro, y extendió su otra mano libre, contra su rostro. Dudo un momento, pero esta vez Leone no se estaba alejando y Bruno posó suavemente las puntas de sus dedos sobre la mejilla de Leone, sintiendo el mismo gesto del hombre sobre su rostro.

La piel era tan suave, estaba tan cálida a pesar de estar en el mar. Y la mejor parte, fue que podía sentirlo. Leone era Real, jamás había sido un sueño.
Toco su mejilla completamente, pudo sentir parte de su cabello mojado entre sus dedos y Bruno vio cada detalle de su rostro. No pudo evitarlo, deslizó su pulgar lentamente bajo el mentón de Leone, a la vez que él hacía lo mismo sobre su rostro, repetía el mismo movimiento. Subió su dedo lentamente, mientras la otra mano de Leone le sujetaba tras la espalda, le ayudaba a Bruno mantenerse a flote en el agua.

El palpitar del pecho, retumbó en su cuerpo mientras cerraba lentamente sus ojos, y sutilmente inclinaba su rostro contra el suyo. Y ese pulgar, su dedo se deslizó hacia arriba para tocar su boca, Bruno no pudo evitarlo. Abrió lentamente sus labios y, ahora temblando entre sus brazos, se acercó a Leone rozando su boca contra la suya.
Le besó.

Fue un toque lento, suave, demasiado sutil. Leone no se negó, estaba copiando lo que hacía el muchacho, quien al apartarse de él, sintió su rostro arder en calor.

-Me… me tengo que ir- reaccionó Bruno, sintiendo el corazón latir a mil por hora. Su cuerpo temblaba y no era por el frío, su respiración estaba totalmente agitada. -Yo… tengo que irme- dijo el muchacho, se apartó de él. Leone no dijo una sola palabra, solo vio a Bruno nadar de espaldas para apartarse pero fue detrás de él.
-No, no, no, no- hablo Bruno al notar que le seguía. Pudo sentir tristeza en Leone, así que se detuvo antes de seguir nadando hacia la orilla. -Leone yo…- trato de ordenar sus pensamientos, parte de él quería seguir ahí, y otra le decía que se fuera.

-Bruno- le dijo el joven, señalándose a su mismo -Mi nombre es Bruno Bucciarati- hablo y le sonrió -Tu, eres Leone y… - se quedo sin palabras. No supo que más decir.
-Bruno- habló Leone. El joven reaccionó, su voz era grave pero suave, justo como el toque de sus labios sobre los suyos. Bruno asintió.
-Yo… volveré mañana- le dijo con una sonrisa, sabía que le entendería. Y poco a poco, una vez más sin darle la espalda, nado hacia la superficie, sintiendo como el agua cada vez le cubría menos.

-Volveré mañana Leone, lo prometo- alzo su voz, le sonrió y vio que entre las rocas, Leone poco a poco se ocultaba entre ellas. Bruno volvió a casa, con la ropa totalmente mojada, pero con una enorme felicidad inundando su corazón.

Leone sonrió, y a diferencia de esa primera vez, en lugar de una tristeza, nado con alegría de vuelta al mar. Bruno se lo prometió, el siguiente día se volverían a encontrar.
...

Creo que me emocioné.

Sea (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora