Parte 6

510 87 28
                                    

Leone

Nado de nuevo en la oscuridad del mar, era tan fácil hacerlo, era joven, demasiado joven, un niño le había dicho el ser que le dio vida, y también la advertencia de no nadar más arriba, donde los rayos del sol aclaraba el mar del inmenso océano.

Intento hacer caso, no, el hizo caso y se puso solo a jugar con los peces, nadaba entre ellos, jugaba a atraparlos y liberarlo. Eso hasta el momento que algo enorme atrapo a sus amigos, llevándolos más y más arriba, hasta donde el sol iluminaba el océano. Quiso no seguirlos, dejarlos ir pero no pudo evitarlo.

-Blanco- vio aquel objeto enorme, y luego partió. El lo siguió, no lo perdió se vista e iba atento a lo que hacía, hasta el momento que dejó de moverse, ni siquiera hacia un ruido.
Golpeo su aleta contra el mar, hizo ruido y emergió su rostro a la orilla de la superficie. Se oía algo, pero no sabía que era, se acercó de nuevo y torpemente golpeó su aleta contra el agua. Algo le cayó encima.
Intento soltarse, quiso librarse de aquella cosa que había atrapado a sus amigos pero quedó helado al darse cuenta que alguien lo estaba mirando. Tenia los ojos del mismo color del mar.
Extendió su mano a el, intento soltarse.

Cálmate" fue parte de lo que dijo, en cierta forma, podía entenderlo. Se quedó quieto y sintió como le quitó aquello que le apresaba, una vez más intento acercarse a el, pero aunque le atrajo el color de sus ojos, huyó.
Se volvió a ocultar bajo el mar, más no pudo evitar pensar en el color de esos ojos, eran hermosos, tenían un brillo especial, diferente al color del mar. Se veía más hermoso en el.
Se atrevió a volver a subir, a verlo de nuevo pero cuando creyó que ya se había marchado. Ahí estaba saliendo de aquel enorme objeto blanco. Le sonrió, pero algo se oyó  y el al mar cayó.
Nado de lejos nuevamente, se apartó de el, pensando que iba a hacerle daño. Pero cuando volvió la vista a aquel ser de ojos azules, ya no se movía, era un ser de tierra pensó, así que le tomo entre brazos y lo levantó contra la superficie, ahí se dio cuenta que había alguien más nadando hacia ellos. Lo soltó, se apartó de nuevo a gran velocidad y solo los vio salir a la distancia.
No le gustó lo que había pasado, más aún, no le gustó ver que se alejaran con el. Oh, cuán hermosos eran sus ojos azules, pero ya no podía volverlos a ver.

Paso tanto tiempo para que se armara de valor, paso tantos días y aunque se acerco de nuevo, veía a muchas personas a lo lejos, nadando, paseando pero ninguno tenía los ojos como el. Nadie era el, hasta que finalmente intentó una vez más, tardo diez años entre tanta gente, lo pudo encontrar.
Dudo si era el, en aquella noche, lo vio de lejos y solo hizo ese ruido con su aleta. El lo reconoció, aunque no era la misma persona que conoció, era más grande, como el. Entro al mar y aunque tenía miedo, se acercó a él, ambos nadaron, estuvieron juntos y pudo sentir una conexión, que se selló cuando escuchó su nombre salir de sus labios.

Te llamaré Leone" fue ahí, cuando supo que era de el. Ambos se miraron a los ojos, no podía explicar ni entender lo que hacía aquel ser de ojos azules cuando estuvo entre sus brazos, sintió el tacto de sus dedos en su rostro, correrse a sus labios sutilmente, y de repente, tenía su rostro unido al suyo. Ese gesto, lo hipnotizo.
Mi nombre es Bruno Bucciarati, tu eres Leone" recordó esa noche, cuando se marchó y al día siguiente, le prometió que se volverían a ver.
Leone solo volvía nadando hasta la profundidad del mar, donde solo los seres marinos se unían a el, donde ningún intruso fuese s molestar, para hacerle compañía y dormir. Y así fue, hasta que volvía a nadar a la superficie para buscarlo a el. Lo hizo más de una vez, nadar a su lado, jugar con el bajo el agua y mostrar al pescador su enorme aleta brillar bajo el mar.

“Te quiero" llego a oír a mas de una pareja en el muelle, mientras el solo asomaba sus ojos para verles hacer lo mismo que el hizo con Bruno más de una vez, unir sus labios contra los suyos, hacían lo que el le había enseñado, y con cautela volvía de nuevo bajo el agua, recordaba, lo imaginaba y sonreía.
Leone intentó hablarlo, decirlo a Bruno aquello que las personas se decían también, pero no le escucho la primer ocasión que lo intento, más no le molesto. Volvió a espiar a la gente hablar, parejas decirlo y el lo intento practicar antes de volverlo a mirar. No faltaba mucho, Leone tenía ya una conexión con Bruno, que tan pronto el joven pescador nadaba en el mar, el emergía a la superficie para ir a buscarlo.

Y lo hizo, esta vez en un lugar totalmente diferente a la playa, lejos de la gente, lejos del muelle donde le conoció por primera vez. Nado por un camino estrecho de rocas, vio que Bruno se señaló a los labios, y solo pudo pensar que le pedía de nuevo que le diera un beso. Lo hizo, le tomo en sus brazos y nado con el hasta la superficie, drenando el agua de su boca para después dejarlo respirar. Leone veía que Bruno sonreía, y sus ojos brillaban de ese azul que le encantaba, no quería dejar de mirar.

Bruno… yo… te… quiero" hablo palabra a palabra con el chico frente a el, su mano entre la suya e hizo lo que el pescador le había enseñado. Inclino su rostro al suyo, y le beso. A ojos cerrados inclinó su rostro al suyo, sintió la mano en su mejilla, el cabello entre sus dedos y el palpitar en el cuerpo, temblar con fuerza en su interior. Era adicto hacerlo, era muchas cosas hacerlo, tocar, sentir sus labios sobre los suyos una y otra vez.

-Aquí- escucho la voz de Bruno, el le miro, sus ojos eran el mar más hermoso que había visto Leone. -Leone, aquí será nuestro lugar secreto, para vernos ¿sí?- le dijo el hombre, y Leone de alguna forma, comprendió, asintió, a la vez que Bruno le peinaba su cabello.
Todo paso tan rápido, más no le importo en lo más mínimo, tan pronto el pescador lo supo. Se mordió los labios, respiro profundo y lo vio directo a los ojos.
-Leone- susurro, sintiendo las mejillas ruborizar -Yo también te quiero- confesó. Sintió un alivio en su interior, no le importó que no fuera una mujer, demonios jamás creyó que sería con algo más que una mujer.

Bruno se atrevió a quedarse la noche en la laguna, se olvidó de su padre, de los labores, de la vida de hombre y se quedó con el. Leone volvió al agua, nado con Bruno un poco más de lo pensado, y abusaron de aquel gesto, repitiendo los besos una y otra vez.
Leone tomo al pescador entre sus brazos, y nado por toda la laguna. Bruno se dejó llevar, se sentía en una inmensa tranquilidad, algo tan hermoso que parecía un sueño del que no quería despertar. Menos en el momento que Leone le sumergió en parte bajo el agua y escucho una curiosa melodía a su alrededor.
Bruno abrió los ojos, Leone solo pudo sonreír. Detuvo todo los movimientos y solo dejó al pescador flotar, mientras el volvió a tararear.
-¿Eres…?- intento hablar Bruno asombrado, Leone se sumergió al agua de nuevo, haciendo más fuerte aquel canto. Bruno se preguntó como lo hacia, más aun así no le importo no saber la respuesta, fue tan relajante que el muchacho poco a poco dormito en el agua. Leone reaccionó.
Tomo al pescador entre sus brazos, nado con el hasta la orilla y solo Bruno parpadeo, lento y largo. La canción se había detenido por un momento, y Bruno se recostó a la orilla con la ayuda de Leone.

-Se oye hermoso- confesó el pescador, y Leone volvió a sumergir bajo el agua, intento no nadar lejos pero canto. Canto para el pescador quien solo pudo mantener una sonrisa, oír la hermosa melodía hasta que se durmió.
No, no tenía palabras para describirla. No podía describir aquella escena que veía, no podía describir cuán hermosa era la melodía que oía. No hizo ruido, se quedó quieto y vio todo a lo lejos, disfrutando la canción que de pronto cesó. Risotto ahora entendía, porque el menor insistió quedarse, no quiso marcharse.
Y vamos, ¿quién querría marcharse y no ver a semejante, hermoso, único ser marino, nadar junto a él?

El solo pensó, que tenía que volver a por el.

☆.☆.☆.☆

Lo sé, no tengo perdón por escribir tan poco

Sea (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora