Sujaku una de las aldeas de as pocas aldeas que tenían ese aura de tradición muy de la época meiji. Al norte subiendo un enorme tramo de escaleras estaba la mansión de un afamado maestro de artes marciales de nombre gouken.
Dentro de la mansion, un hombre mayor se posicionaba y aclaraba su garganta para empezar el relato.
¿?: Bien ahí va, estén atentos a la historia, que no pienso contar más - dijo de forma gruñona.
Empieza narración:
Cuenta una historia tan antigua como el mismo Japón sobre un dragón guerrero, que protegía a los débiles de los malvados Oni; estos solo buscaban sangre y poder sobre los mortales; un día el dragón después de una batalla se encontraba débil y herido de muerte, buscando un lecho de muerte para él fue a dar con un bosque de cerezos, de todos los árboles que había, escogió el más pequeño pero de bellas flores, donde el esperaría su muerte, sin embargo, despertó y descubrió que ya no estaba el árbol, en su lugar una joven mujer cuidaba de él.
Ella explico que nadie le había prestado atención por sus pálidas flores y ramas delgadas y que él había sido el primero en acercarse a ella, y como muestra de aprecio había sanado sus heridas, el dragón explico cómo termino en ese bosque y que debía continuar con su tarea de proteger a los débiles.
Queriendo emprender camino, la joven lo detuvo y le explico que debía permanecer quieto hasta que sus heridas sanen, el dragón pareció racio al principio, pero termino cediendo ante las palabras de la joven, pasaron los días apreciando el bosque, la joven le contaba cuentos del bosque y las creaturas que lo habitan, el dragón le hablaba de sus peleas contra los Oni y de otros dragones, iban por agua al rio, comían y reian juntos, dentro del dragón florecía un sentimiento muy extraño algo no muy común en su especie, ese era el amor.
Al cabo de un tiempo el dragón sano y tenía que marcharse a seguir combatiendo contra los Oni, él no quería hacerlo, sin embargo, la joven le dijo que esa era su deber y que lo comprendía, pero el dragón veía dolor y tristeza en la mirada de la joven a la cual había llegado a amar, le prometió volver a salvo para seguir viendo el bosque juntos y partió a seguir su deber.
La joven paso días, meses y años esperando por él, temía que hubiese muerto o estuviera herido, un día particularmente tranquilo, la joven sintió mucha paz como si todo el mal se hubiese desvanecido de esta tierra, pero un golpe de tristeza la hizo sacar unas cuantas lagrimas sin motivo aparente; esa tarde cuando fue al lago por un poco de agua, se topó con una imagen perturbarte.
El dragón ya hacía a orillas del lago con heridas mortales, la joven corrió hacia el con lágrimas en los ojos tomo su cabeza y casi no notaba respiración, el dragón abrió sus ojos lentamente una lagrima caía de ellos y con su ultimo respiro susurro –lo siento- para entregarse a los brazos de shinigami; la joven se entregó al llanto, estuvo abrazándolo y pidió que no se fuera de su lado.
Entonces de las aguas del lago surgió un enorme dragón el cual se acercó lentamente a ella y le dijo – soy sui-riu rey de los dragones y he venido en nombre de nuestra diosa amateratsu, para dar recompensa al sacrificio de este dragón guerrero, que con su vida derroto y desterró a los Oni que atormentaban estas tierras y a ti que cambiaste tu forma para cuidar de el- sus garras brillaban con intensidad de un sol, acercándose toco la cabeza de la joven la cual no sintió cambio físico alguno pero si sentía mayor paz, sui-riu se acercó al dragón que yacia en la orilla y dijo –haz cumplido bien tu tarea pequeño- procedió a tocar su largo torso el cual brillo con la intensidad del mismo sol.
Había desaparecido y en su lugar estaba un joven, el cual lentamente se levantaba y al abría sus ojos vio a su rey y noto que sus garras ahora eran manos y pies era un humano, sui-riu dijo – en nombre de amateratsu te ofrezco seguir siendo un dragon y ser inmortal o vivir como mortal- el ahora humano lo pensó un momento, pero sintió que alguien lo tomaba por atrás y escucho un llanto al darse vuelta vio a la joven que lo cuido y con la cual conoció cosas como la paz y las risas.
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Street fighter: nuestra historia juntos.
Romanceuna simple petición tenían los dos niños que estaban frente al viejo Retsu... una historia pero no una historia cualquiera, ellos querían la historia que cambio el futuro de las artes marciales, la tierra... y de su familia. gracias khris-san por tu...