En el año 1692 no importaba que tan bueno fueras, si eras excéntrico, impertinente o simplemente... si eras mujer terminarías en la hoguera considerada una bruja. Pero Bastet Krentz no tenía que fingirlo, ¡ella era una bruja! y después de ser exp...
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Ambos se miraban como si ya se conocieran de mucho antes, lo cual era imposible, lo cierto era que Bastet se sentía sumamente atraída por él, algo dentro de ella no quería porque sentía que aún era ese mismo gato, pero al levantar la mirada y chocar con esos maravillosos ojos verdes claros... todo esfuerzo por ignorarlo fue imposible.
Y en cuanto a Eros, no podía creer que frente a él estuviera esa chica que cantaba en el bosque, aunque ella no lo había hecho especialmente para él... él creía todo lo contrario.
—Perdona mi emoción, hace ya mucho tiempo que no soy humano, —y antes de seguir hablando con ella miró su cuerpo desnudo, así que recordó el hechizo de Bastet para aparecer ropa, dio un paso atrás con toda la práctica del mundo y junto sus manos creando una esfera de energía verde, después conjuró...
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La esfera de energía lo rodeó para después sorprender a Bastet mientras él usaba un hermoso traje negro a su justa medida, contrastaba perfectamente con su piel pálida y su cabello negro azabache que se encontraba un poco rebelde, pero que a él le daba cierto encanto.
—Mucho mejor...—sacudió sus mangas y levantó la cara observando a Bastet quien aún lo observaba con la boca abierta. —Bastet... no quiero que pienses que porque soy humano mi tarea contigo terminó, para nada... tú eres mi responsabilidad, y créeme cuando te digo que lamento muy profundamente la muerte de tu madre, sé que no ha sido fácil para ti. — Eros de inmediato estiró sus brazos y se acercó a ella abrazándola, no había perversión ni malas intenciones, pero él sabía que ella había tenido que afrontar la muerte de Madeleine sola, y necesitaba sacar su dolor, al principio Bastet endureció sus hombros al contacto con él... pero después de que Eros acariciara su espalda ella se soltó y una lagrima dio paso a todas las demás dejando varios suspiros post llanto en el hombro de Eros.
—Yo hubiera podido hacer más, si no me hubiera dormido, si tan solo hubiera prestado más atención... ella aún seguiría aquí... —logró decir sollozando mientras que Eros solamente la escuchaba, solo eso necesitaba justo ahora.—No puedo creer que ella ya no esté Eros... hace tres días la abracé por la mañana y hoy tengo que vivir con la idea de que ya jamás la volveré a ver... —Esta vez ella llena de dolor se aferró al saco de Eros y lloró con más fuerza en su pecho.
