Hall se encontraba en el aeropuerto espacial de Chicago a las 9.00 pm, sentado en la sala esperando a que su hermana y el resto de su familia llegarán.
Al fin había llegado el tan esperado día para ir a surcar el espacio desconocido y ver los misterios fuera de su aislado sistema solar.
Claro que Hall estaba plenamente consciente de todos los peligros que vivirían lejos de su querido hogar. El viaje sería de dos días para poder llegar al punto de prueba y dar el primer salto a lo desconocido.
Había tenido que madurar rápido dedicando todo el tiempo a sus estudios, eso le había implicado jamás haber salido a una fiesta con sus amigos, o relaciones con una chica. Aunque algunas veces se tomaba unas pequeñas vacaciones familiares.
La mayoría de la gente que estaba en el aeropuerto venían para subirse a su vuelo, pero a la que tenía que subirse con su hermana era una nave privada del Gobierno planetario, echa sólo para transportar a lo reclutas de las misiones especiales. Hall ya se estaba enojado de la demora, no había logrado dormir en toda la noche de lo nervioso que estaba, incluso se había rehusado a tomarme pastillas para reconciliar el sueño ya que siempre había sido alguien rehusado a los medicamentos, sólo cuando era necesario.
Finalmente vio a sus padres junto con sus hermanos y Claudia que también estaba lista, se dieron un par de abrazos y palmadas en la espalda y se felicitaron mutuamente, no había mucho tiempo de discursos y despedidas, su vuelo saldría en menos de 10 minutos.
—Estoy orgulloso de todos ustedes, y como siempre les digo, no sean reconocidos por mi sino por ustedes mismos, los amo —dijo abrazando a sus dos hijos.
Su madre quien había permanecido más silenciosa, se dirigió a Hall con una cara de intriga que de inmediato se transformó en una sonrisa.
—Nicole estaría orgullosa de ustedes al igual que yo —dijo dándole un beso en la mejilla.
Hall no pudo evitar soltar una lágrima, había esperado escuchar esas palabras desde hace seis años, Claudia también se sonrojo un poco.
La despedida fue rápida pero inolvidable. Ambos hermanos se subieron al avión con prisa y casi corriendo para tener tiempo de conectar los cinturones antes que despegará. Dentro de la nave habían cinco reclutas más, los más jóvenes eran de veinte, todos eran caras que alguna vez habían visto en el entrenamiento o habían escuchado de ellos.
Cuando metieron sus mochilas a los cajones de sus asientos, se dieron cuanta que la nave era simple, no tenía gran diferencia con un avión, salvo que la única forma de disfrutar de la vista era a través de una pantalla digital y no de una simple ventana.
—Quien se lo hubiera imaginado —Comentó Claudia mientras se colocaba rápidamente el cinturón— siempre creí que mamá sólo usaría el pretexto de Nicole para nuestros castigos.
—No es culpa suya, mamá hubiera dado lo que fuera por ver a Nicole junto a nosotros partiendo a la misión —Respondió Hall encendiendo la calefacción de su asiento.
—Me refiero a que mamá se está dando cuenta que no puede vivir para siempre con el espíritu de nuestra hermana por siempre.
Una vez que todo parecía ir en orden Hall se dispuso a tomar una siesta para reponerse de la helada mañana, mientras Claudia se pasaría jugando en su consola virtual todo el viaje. El sonido de los motores arrancando fue lo último que escucho antes de quedar profundamente dormido. Soñó con su vieja escuela.
Aun la recordaba, ese día que se repetía en su cabeza una y otra vez. Habían comenzado las clases de música, el tocaba el acordeón, era su instrumentó favorito, su profesora de música siempre le recomendaba unirse a la orquesta escolar, ya había participado un par de veces pero siempre se sentía muy incomodo frente a tanta multitud y tendía a desentonar las notas musicales.
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Una reencarnación En Piel De Metal
Ciencia FicciónLa misión H.A.G.K consistía en probar la primera nave de salto espacial creada por las cuatro razas del sistema solar, para dar el primer paso a contactar vida inteligente de otros mundos. La prueba parecía ir bien, hasta que un misterioso accidente...