Capitulo 3: El salto

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El sonido de la alarma de la llegada estuvo a punto de romper los oídos de los tripulantes, el sonido era tan fuerte como un concierto de rock, por suerte sólo estaba programado para sonar durante treinta segundos.

El proceso para despertar era lento, sobre todo el dolor muscular al haber estado inmóvil por demasiado tiempo. Hall sintió su cápsula abrirse lentamente soltando una especie de humo, para después ser invadido por el calor que reactivó sus sentidos.

Lentamente empezó a moverse para salir de la cápsula, la nave estaba activando los protocolos de activación, que se tardaban unos minutos en completarse, por lo que las salas eran medias oscuras y algo incómodas. El uniforme era diferente dependiendo el tipo de misión, por eso este conservaba el calor corporal del cuerpo para que los músculos no se entumeciera.

Al salir de la cápsula sentía que el suelo parecía hielo, por suerte habían unos zapatos esperándolos. Una vez que logró ponerme de pie las luces de la nave se encendieron. La computadora virtual de su brazo le indicó que fuera directo a la cabina del piloto, que no había que decir que también era el punto de reunión.

Poco a poco volvió a tener mejor control al caminar, pero los pasillos eran tan suave como los de la estación espacial, que había tener mucho cuidado para evitar acabar en el piso. Hall miro por las distintas direcciones de la nave en busca de alguien conocido.

Cuando estaba a punto de llegar a la cabina vio a Lía, que se encontraba bastante desorientada, sin contar su cabello que hasta donde sabía era liso se había vuelto voluminoso, igual un nido de pájaros que Lía trataba de esconder, pero al ver a Hall se fue a el a toda prisa, como si tratará de perseguirlo, por un momento le dio un escalofrío.

—No le digas a nadie —dijo enojada, al parecer no se había levantado bien.

¿No decir que? Se pregunto, sólo era el pelo y nada más, pero sólo asintió con la cabeza como respuesta, era mejor no meterse en asuntos de otros. Lía se dirigió a su cabina que se encontraba unos pasillos más adelante, seguramente para buscar un cepillo antes de llegar a la cabina. Cuando Hall habría la puerta ya se encontraban casi todos los compañeros de la cena, que ya lo estaban esperando, ahora si podrían considerarse un grupo de amigos.

La cabina de los pilotos era casi tan amplia como la cafetería de la base espacial, allí se encontraba todos los asientos de viaje además del de los pilotos, los asientos estaban distribuidos en filas, y cada fila tenía reunidos a un grupo de integrantes de diferentes áreas. Lo más impresionante del lugar era que el techo y los controles estaban cubiertos por pantallas digitales para la navegación. No había ventanas en la nave porque cualquier tipo de material transparente, incluso los más resistentes no podrían resistir la presión del salto según las predicciones matemáticas, sería un riesgo que no valdría la pena tomar.

Hall se sentó en su asiento, que se encontraba alado de Claudia y Ben, ya Hall también había sido puesto en el área de ingenieros.

—Te retrasarse cinco minutos hermano —le dijo Claudia al oido con un tono extrañamente burlón.

—Basta, ya sabes que estos días e tenido problemas de sueño —respondió murmurando.

—¡Chicos! —llamo Andrés que se encontraba dos filas adelante— ¿An visto a Lía? Se a tardado bastante en llegar, y se que ella es del tipo que no le gusta llegar tarde.

—Me la encontré por el camino, se dirigía a su cabina— respondió Hall sin pensar.

—¿Porque Lía iría a su cabina antes de la misión?— dijo Ben.

Hall recordó las palabras de Lía, si lo mencionaba seguro se metería en problemas, es muy obvio que alguien no quiere problema, sobre todo antes de algo tan importante como esto.

Una reencarnación En Piel De MetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora