𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 ①⑥

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La mujer aun sigue cantando. Ruggero siempre pone las canciones para que se repitan aquí. Extraño. Estoy acurrucada en sus brazos sobre su regazo, nuestras piernas enredadas juntas, con mi cabeza descansando en su pecho. Estamos en el suelo del cuarto rojo junto a la mesa.

-Bienvenida de vuelta -dice, quitándome la venda de los ojos. Parpadeo mientras mis ojos se acostumbran a la tenue luz. Jalando mi barbilla hacia atrás, él planta un suave beso en mis labios, sus ojos centrados y
ansiosos buscando los míos. Alcanzo su cara para acariciarla. Él sonríe.

-Bueno, ¿cumplí las instrucciones?-pregunta, divertido. Frunzo el ceño.

-¿Instrucciones?

-Tú querías rudo -dice gentilmente. Sonrío, porque no puedo evitarlo.

-Si. Creo que lo hiciste...-él levanta sus cejas y me sonríe.

-Estoy muy encantado de escucharlo, Sra. Pasquarelli. Te ves completamente bien cogida y hermosa en este momento-él acaricia mi cara, sus dedos largos acariciando mi mejilla.

-Lo siento -ronroneo. Él baja y me besa con ternura, sus labios suaves, cálidos y generosos sobre los míos.

-Tú nunca decepcionas. -se inclina para mirarme-. ¿Cómo te sientes? -su voz es suave, con interés.

-Bien -murmuro, sintiendo un desagradable sonrojo en mi cara-,
completamente bien cogida-sonrío tímidamente.

-Por qué, Sra. Pasquarelli, tienes una sucia, sucia boca-Ruggero finje una expresión ofendida, pero puedo escuchar su diversión.

-Eso es porque estoy casada con un sucio, sucio hombre, Sr. Pasquarelli-él sonríe una ridículamente sonrisa estúpida y contagiosa.

-Estoy encantado que estés casada con él -gentilmente se apodera de mi trenza, la levanta a sus labios y besa el final con reverencia, sus ojos brillando con amor. Oh mi... ¿alguna vez tuve oportunidad de resistirme a este hombre? Alcanzó su mano izquierda y planto un beso en su anillo de matrimonio, una banda de platino sencilla como la mía.

-Mío -susurro.

-Tuyo -responde. Curva sus brazos alrededor de mí y presiona su nariz
contra mi cabello-. ¿Puedo darte un baño?

-Hmmm. Sólo si me acompañas.

-Está bien -dice. Me pone sobre mis pies y se para detrás de mí. Él sigue usando sus jeans.

-¿Vas a usar tus... er.. otros jeans?-frunce el ceño hacia mí.

-¿Otros jeans?

-Aquellos que solías usar aquí.

-¿Esos jeans? -murmura parpadeando con perpleja sorpresa.

-Te ves muy sexy en ellos.

-¿Lo hago?

-Si... quiero decir. Muy sexy-él sonríe tímidamente.

-Bueno, por ti, Sra. Pasquarelli, tal vez lo haga-se inclina para darme un beso; entonces agarra la taza pequeña de la mesa que contiene el tampón del trasero, el tubo de lubricante, la venda de ojos y mi ropa interior.

-¿Quien limpia esos juguetes? -le pregunto mientras lo sigo hacia el cofre. Frunce el ceño hacia mí, como si no entendiera la pregunta.

-Yo o la Sra. Cooper.

-¿Qué-él asiente, divertido y apenado, creo. Cambia la música-. Bueno... um...

-¿Tus sirvientes solían hacerlo? -termino la frase. Me da un encogimiento de hombros disculpándose.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TEMP 3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora